Hace unos años que mi hermano vive en Tarragona. Allí, cada año, a finales de invierno o en primavera, es costumbre hacer la típica “calçotada” en la sierra. Siempre nos decía lo que era, y que le encantaba, pero claro, hasta que no haces una, no sabes lo que te pierdes al no vivir en Cataluña 😛

 

¿Qué son los “calçots”?

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Antes de hablaros de la calçotada, os tengo que decir qué es el calçot, porque una calçotada sin calçots es como un domingo sin fútbol, carente de sentido.

Los calçots son una especie de cebolla que se cultiva en la comparca de l’Alt Camp y en las tierras del Ebro.

Lo que le da su nombre al calçot, es precisamente, la forma de cultivarlo, ya que para hacerlo se amontona la tierra sobre los brotes que salen de la primera cebolla, lo que en catalán se llama “calçar la terra sobre la planta”. Ésto, lo que hace es que esta cebolla común, tenga un tallo de unos 20 o 25 cm.

 

La calçotada

La calçotada no es, ni más ni menos que todo “el protocolo” a la hora de comer calçots.

Los calçots se deben asar directamente sobre llamas, prefiriendo las de sarmientos, se comen con las manos, con una salsa llamada “salvitxada” y mientras se comen, se aprovechan las brasas que han quedado de hacer los calçots, para asar la carne, o el embutido.

Cuando asamos los calçots, debemos dejar que se calcinen totalmente por fuera. Esta capa no es la que nos vamos a comer, así que no nos debe de preocupar. Ésto hace que la parte de dentro quede súper tierna y cremosa. Cuando los llevamos a la mesa, es costumbre hacerlo sobre una teja y envueltos en papel de periódico, para que aguanten el calor.

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El show es a la hora de comerlos, al menos la primera vez. Nos vamos a manchar, tenedlo asumido, así que cuando hagáis una calçotada no os pongáis los pantalones que os comprasteis hace un par de días. Generalmente, cuando la comes en algún restaurante, para evitar que te manches, suelen darte un babero que llega hasta las piernas.

Para comerlos tendremos que coger el tallo central con una mano, y con la otra desprender, tirando hacia abajo, los tallos carbonizados. Después se moja el calçot en nuestra salvitxada y nos comemos la parte que queda blanquita.

A continuación os dejo un video en el que mi tío y mi hermano, muy amablemente se han ofrecido a enseñaros como se come un calçot 🙂

Estas cebollas suelen comerse acompañadas de cava, y la carne o la “botifarra amb mongetes” de después con un buen vino tinto.

 

La salvitxada

Esta es la salsa que se utiliza para acompañar a los calçots. Es una salsa muy parecida a la romesco, que con los calçots está de muerte. Lo malo es que la combinación es un poco explosiva y os puede repetir un poco, así que si los coméis, será mejor que no abuséis de ella.

Os voy a poner la receta, por si os animáis a hacerla, que está muy muy rica.

salvitxada

Ingredientes

– 30g de almendras tostadas

– 30g de avellanas tostadas

– 4 tomates maduros

– 1 cabeza de ajos

– 2 ñoras

– 1 rebanada gordita de pan tostado

– 1 guindilla

– Sal

– Aceite de oliva

– Vinagre

Preparación

Se meten en el horno, previamente calentado a 200º, los tomates y la cabeza de ajos durante unos 10-15 minutos. Cuando la piel del tomate se haya abierto y los ajos se hayan dorado, lo sacamos todo.

Abrimos las ñoras y la guindilla y las metemos en agua tibia. Si no queréis la salsa muy picante, podéis poner menos guindilla o prescindir de ella, y si os gusta picante le ponéis más.

Tostamos el pan. Pelamos los ajos y los tomates y los ponemos en el recipiente donde haremos la mezcla de la salsa. Metemos también en este recipiente la carne de las ñoras y de la guindilla, ayudándonos con un cuchillo o una cuchara de postre.

Ponemos también los frutos secos y el pan, y empezamos a batir la mezcla.

Por último vamos poniendo poco a poco, mientras batimos aceite, hasta que os quede la textura perfecta. El vinagre y la sal van al gusto, así que no os puedo decir cantidades.

 

Conclusión

Si tenéis la oportunidad de ir a Cataluña en esta época, os recomiendo muchísimo que comáis unos buenos calçots. Hay gente a la que le echa para atrás eso de comer cebollas, así sin más, pero es que no es una cebolla corriente: no se come como una cebolla corriente y tampoco sabe como una cebolla corriente, está muy muy tierna y es muy suave, así que ya sabéis.

 

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