La moussaka es, sin duda alguna, uno de los platos más representativos de la gastronomía griega. De hecho, en todas las tabernas populares se suele encontrar en la carta y es un plato que no suele faltar en las casas en los días especiales. Para entender qué es una moussaka tenemos que pensar en un híbrido entre la parmigiana di melanzane italiana (berenjena, tomate y queso) y una lasaña de carne (pasta, carne guisada y bechamel).

Aunque aquí se conozca más la versión sólo con berenjena, es normal encontrar también patata dentro de la moussaka y la carne puede ser tanto de ternera como de cordero. La bechamel y el queso por encima harán la delicia final. Para prepararla habrá que juntar tres preparaciones: la berenjena asada o frita, la salsa de tomate y carne picada y la bechamel. Algo muy bueno es que es una receta perfecta para dejar cocinada con antelación y luego solo darle el toque final de horno.

Normalmente, las patatas son la base de la mousakka y es lo que le da enjundia para luego cortarla bien, pero las podremos sustituir sin problema por berenjenas únicamente. Generalmente, se cortan las berenjenas y se fríen, pero para evitar excesos de grasa se puede cocinar mejor en el horno con un chorrito de aceite y un poco de sal. Será siempre recomendable ponerlas en un colador con un poco de sal para que pierdan el amargor si son berenjenas viejas; si son nuevas no suelen amargar.

Lo primero será preparar el ragú de carne picada que, tradicionalmente, se hace con carne picada de cordero o una mezcla de cordero y ternera. Aun así, se puede utilizar la carne picada que cada uno desee y claro ejemplo de ello es esta receta que emplea la carne picada de unas butifarras ya aliñadas; con lo que tiene un extra de sabor la preparación. El toque de canela será imprescindible, un poco de laurel, vino tinto y un buen tomate que puede ser tomate frito ya previamente pues nos ayudará a acortar los tiempos.

La bechamel es la clásica, aunque también se puede agregar unas yemas de huevo al final y un poco de queso para enriquecerla aún más. Eso sí, tras los 50 minutos de horno se recomienda dejar enfriar la moussaka y no servir excesivamente caliente para que se pueda cortar bien.

Receta de moussaka griega

Paso 1

Lavar las berenjenas y cortarlas en rodajas de entre medio y un centímetro. Disponerlas en una bandeja de horno creando capas, con aceite de oliva y sal y hornear a 180 ºC durante 20 minutos. Mejor si las tapamos con papel aluminio los últimos diez.

Paso 2

Picar los dientes de ajo y la cebolla y pocharlos con aceite de oliva y sal a fuego medio hasta que estén tiernos. Añadir entonces la carne picada que cada uno vaya a utilizar a ir "rompiéndola" y dorándola a fuego medio - alto hasta que cambie de color.

Paso 3

Añadir entonces la hoja de laurel, la canela y regar con el vino tinto. Dejar que evapore completamente a fuego alto y, en ese momento, añadir el tomate. Mezclar todo bien, poner a punto de sal y de pimienta negra - y añadir un poco de azúcar si se quisiera - y dejar cocinar a fuego mínimo durante 30 minutos o hasta 2 horas.

Paso 4

Mientras tanto, preparar la bechamel derritiendo la mantequilla y cocinando en ella, a fuego medio, la harina revolviendo con unas varillas. Tras un par de minutos incorporar la leche, subir la potencia del fuego y, removiendo sin parar, cocinar hasta que la bechamel tenga consistencia. Poner a punto de sal y reservar. Añadir un par de cucharadas de bechamel a la carne cuando ésta ya esté lista.

Paso 5

Precalentar el horno a 200 ºC. Montar la moussaka haciendo una capa inferior de berenjena, encima la mitad de la carne, otra capa de berenjena, el resto de la carne y terminar con una buena porción de bechamel. Agregar el queso rallado para fundir por encima y llevar al horno durante 50 minutos aproximadamente o hasta que esté bien dorado. 

Paso 6

Dejar enfriar la moussaka hasta que esté a una temperatura ambiente, un poco caliente pero no mucho. Cortar y servir.