En contraposición con la idea de fast food o comida rápida, existe una corriente que se denomina Slow Food , traducido del inglés, ‘comida lenta’. Como muchos conocerán y vivirán en sus propias carnes, vivimos en un mundo en el que las prisas y la falta de tiempo son el día a día de una gran parte de la población.
Y para contrarrestar que este ritmo de vida frenético acabe con las costumbres, tradiciones y pureza de la gastronomía, la filosofía slow pone un poco de calma en todo este caos.
Slow Food es un movimiento que nació en Italia en la década de los 80 y que se ha extendido a todo el mundo. Miles de personas se identifican con una forma de entender la cultura culinaria más tranquila, sosegada y natural de lo que, en general, vivimos en la actualidad.
Así, quienes se unen a este modo de pensar consideran que es importante asegurar la continuidad de los agricultores locales, preservar la calidad de los alimentos y cultivarlos de manera ecológica y orgánica.
Los tres pilares de la filosofía slow food
Alimentos limpios
En este caso, el concepto de alimento limpio se refiere a dos ideas fundamentales. Una de las ideas básicas que defiende el movimiento slow es el de no tratar los productos que consumimos con ningún tipo de sustancia química. Estamos hablando, por lo tanto, de alimentos orgánicos, aquellos que no llevan nada de origen sintético, como pesticidas, herbicidas o fertilizantes artificiales.
Así, se consiguen unos productos mucho más naturales y puros, que nos ofrecen un sabor más intenso y verdadero.
Por otro lado, los alimentos limpios también se entienden por esta corriente como aquellos que no dañan el medio ambiente.
Alimentos buenos
La filosofía slow food también defiende los alimentos buenos. ¿Y qué se considera un alimento ‘bueno’? Entendemos que estos son los productos en su mejor época de consumo. Es decir, los que cuentan con todas sus propiedades y nutrientes en su momento óptimo; los que cuentan con una calidad excelente y un sabor intenso.
También entendemos como alimentos buenos los que son saludables y aportan beneficios al organismo.
Aquí es importante tener en cuenta la temporalidad de cada producto. Solo los productos de temporada, elaborados o cultivados de forma natural, cuentan con la máxima calidad gustativa. También son los más saludables y los que nos van a ofrecer sus mejores propiedades.
Alimentos justos
Con alimentos justos, el movimiento slow se refiere a una cadena alimenticia justa para todos. Es decir, esta corriente también se preocupa de asegurar el mantenimiento de los pequeños productos, aquellos que siguen utilizando las técnicas más naturales y tradicionales para la elaboración o cultivo de los alimentos.
Es importante para esta filosofía que se mantenga la producción local, también llamada de kilómetro 0. De esta forma, se busca aprovechar los mejores recursos de cada zona, y para ello hay que respaldar a quienes hacen posible el mantenimiento de este tipo de alimentos limpios y buenos.
La idea es tratar de conseguir que los precios sean justos para el consumidor y, al mismo tiempo, los productores obtengan un rendimiento económico que les permita vivir dignamente.
Y, al mismo tiempo, esto se traduce en una ayuda para evitar la despoblación de las zonas rurales, donde el sector primario es una de las fuentes principales de recursos económicos. Manteniendo, por lo tanto, un colectivo que además trabaja en una filosofía alimentaria saludable y natural, se consigue retener a más volumen de gente en las periferias y zonas más alejadas de las grandes ciudades.
Todo esto, como podemos observar, se puede entender en contraposición a la idea de fast food. En este caso no prima la calidad sino la inmediatez y comodidad para el consumidor. Es un movimiento asociado a grandes marcas multinacionales con productos que pueden estar envasados o precocinados. No se tiene tanto en cuenta si el alimento es saludable ni ecológico, sino que prima poder consumirlo de manera rápida, accesible y fácil en cualquier momento.
Tras conocer un poquito más estas dos filosofías para entender la cultura gastronómica, ¿tú eres de fast food o de slow food?