En España, los mejillones podríamos decir que son el marisco de los pobres, un alimento con múltiples ventajas no solo a nivel nutricional sino también en otros aspectos, pues se trata de un molusco muy económico y muy accesible tanto fresco como en conserva.
Por otro lado, preparar una lasaña es siempre un acierto cuando somos bastantes o cuando queremos dejar hecha con antelación la receta y luego sólo llegar a casa y tener que gratinar. Más fácil imposible, ¿no? En esta ocasión, nuestra lasaña de mejillones y espinacas nos abre un mundo nuevo, ese mundo en el que las conservas son bienvenidas a una preparación que las agradece porque encontrarse en ella esa textura y también el toque del escabeche final va de maravilla. El secreto de esta lasaña de mejillones reside precisamente en la combinación del sofrito de espinacas con los mejillones y en la jugosidad de esa bechamel que lo recubre todo, clave sin duda para que vuestras lasañas (de cualquier tipo) sea un éxito.
Por supuesto, también podríamos hacerla integrando los mejillones al sofrito o cambiándolos por sardinillas o, por ejemplo, melva en tomate. A la bechamel podríamos añadirle cualquier especia o toque que nos gustase o incluso podríamos triturar en ella un poco de los mismos mejillones para darle un potente sabor a éstos, que también resultaría interesante, o añadir un poco de pimientos del piquillo que contrastan genial tanto con los bivalvos en escabeche como con las espinacas.
Propiedades nutricionales de los mejillones
Según la Fundación Española de la Nutrición "Del mejillón destaca el aporte de proteínas de buena calidad, aunque en cantidad algo inferior a las del resto de los moluscos. Posee un bajo contenido en grasa por lo que su valor calórico no es muy elevado (100 g de porción comestible de mejillones aporta 60 Kcal). Aun con esto, el mejillón es fuente de ácidos grasos omega-3.
De su contenido en minerales el selenio es el más destacado, siendo los aportes de una ración casi suficientes como para cubrir el total de las ingestas recomendadas al día para mujeres en edades comprendidas entre los 20 y 39 años y actividad física moderada. En segundo lugar, destacan los aportes de hierro, fósforo, yodo y zinc. El hierro que contienen —4,5 g por 100 g de carne de mejillón— es superior incluso al de muchas carnes como la de cerdo o ternera, si bien hay que tener en cuenta que los mejillones se consumen en cantidades inferiores a las carnes, y con menos frecuencia.
Así mismo es fuente de vitaminas del grupo B, (vitamina B12, folatos y niacina). Las dos primeras contribuyen al proceso de división celular mientras que la niacina contribuye al funcionamiento normal del sistema nervioso."