Supongo que en más de una ocasión os ha llamado la atención en el supermercado que una bandeja con un par de pechugas de pollo cuesta lo mismo, o a veces incluso más, que un pollo entero viniendo ambos de la misma granja. Observando esto, queda claro que es posible ahorrar comprando un pollo entero en vez de algunas partes de este por separado.
Incluso si somos pocos en casa, podemos ahorrar comprando un pollo entero, consumiendo lo que vayamos a necesitar y congelando el resto para futuras preparaciones siguiendo las recomendaciones que os dimos en su momento para congelar carnes.
Cómo podemos ahorrar comprando un pollo entero
La respuesta a esta pregunta es bastante obvia, pues si un par de pechugas nos cuestan más o menos lo mismo que un pollo entero con sus dos pechugas y todo lo demás, es como si lo que acompaña a las pechugas nos saliera gratis, por lo que la ventaja es evidente. Por el mismo dinero tendremos unas pechugas, los muslos y contramuslos, las alitas y una estupenda carcasa para hacer caldo o sopa.
¿Cuál es la pega? Pues que si el pollo lo compramos en una carnicería y el carnicero nos lo corta es estupendo, pero sabemos que a muchos de vosotros eso de comprar el pollo entero en el supermercado y tener que trocearlo en casa no lo acabáis de ver del todo claro. Que os entiendo bien, tanto que aún me acuerdo de la primera vez que tuve que hacerlo hace ya ni se sabe, pero es como todo, en cuanto se le pilla el truco te da menos pereza hacerlo tú que esperar a que lo haga el carnicero.
Así que un cuchillo afilado, una tabla de cortar limpia y ¡al tajo! que no se tarda ni 5 minutos
Cómo trocear un pollo entero para aprovecharlo al máximo
El pollo entero tal cual lo sacamos de la bandeja y el plástico.
Lo colocamos en la tabla con las patas apuntando hacia nosotros.
Retiramos la goma elástica o el trozo de piel que mantiene las patas unidas.
Y las separamos tal que así.
Con un cuchillo afilado o con una tijera de cocina retiramos los colgajos de piel y la grasa que envuelve a los contramuslos.
Separamos los contramuslos de la pechuga hasta llegar a la columna.
Lo mismo del otro lado, pero sin llegar a cortar el hueso.
Tiramos de la pechuga hacia arriba sujetando los contramuslos hasta que oigamos un chasquido.
Y separamos los cuartos traseros terminando de cortar por la articulación.
Separamos las alas introduciendo el cuchillo por la articulación. En ningún momento tendremos que cortar el hueso.
Y así, separamos las dos alas del resto.
Y separamos las puntas de las alas.
Ahora, separamos las pechugas, para ello, damos un corte a lo largo siguiendo el hueso y vamos separando la carne con cuidado con ayuda del cuchillo.
Hasta separarla completamente de la carcasa.
Y lo mismo la del otro lado.
Ahora ya solo nos queda terminar de trocear los cuartos traseros. A mí me gusta retirar la parte de la cola porque es grasa pura, así que un corte limpio y ¡a la basura!
Con cuidado, siempre buscando la articulación para pasar el cuchillo entre los huesos, separamos los contramuslos.
Y, dependiendo de cómo los vayamos a cocinar, separamos o no los muslitos. Yo cuando son para hacer al horno prefiero no separarlos, pero si es para guisar, entonces sí.
Siempre pasando el cuchillo entre los huesos.
Despiece profesional de pollo hecho en casa en menos de 5 minutos.
Y ahí tenemos, muslos y contramuslos para asar, guisar, etc. Las alitas es interesante ir guardándolas en el congelador en una bolsa y envueltas individualmente en papel film para cuando tengamos suficientes prepararlas en alguna receta como estas.
Aquí, nuestras pechugas, por las que íbamos a pagar casi lo mismo que por el pollo entero, y que podremos utilizar en todas estas recetas.
Y, finalmente, la carcasa y las puntas de las alitas con la que podremos hacer un sustancioso caldo casero de pollo que nos servirá para preparar sopas, guisos, arroces, etc y aún podremos aprovechar la carne adherida al hueso para hacernos unas croquetas o unas enchiladas como estas.
¿A que no ha sido tan difícil?