Desde que empecé a trabajar este verano, suelo llegar a mi casa muy cansada y casi nunca tengo ganas de ponerme a cocinar como Dios manda. El otro día no era menos, y cuando fui a cocinar algo sólo pensaba en hacer alguna receta en la que no tuviera que controlar mucho y que no tardara en preparar.
Ingredientes
- 1 pechuga de pollo
- 2 vasos de vino blanco
- 1 cabeza de ajos
- El zumo de medio limón grande o uno pequeño.
- Aceite y sal.
Como vi que tenía una pechuga de pollo se me ocurrió hacer un “casi pollo al ajillo”. Y digo casi porque todos los platos que acaban con la coletilla “al ajillo” suelen tener una salsita para mojar pan, pero como yo no tenía pan… No quise torturarme luego.
Preparación
Cortamos el pollo en trozos grandecitos y lo salamos al gusto.
Pelamos los ajos y los cortamos en láminas. Si no lo quisierais muy fuerte, podéis hacerlo con los ajos enteros, como hice yo.
Ponemos a calentar en una cazuela un poco de aceite y mientras, exprimimos el zumo del limón y lo reservamos. Cuando esté el aceite caliente, ponemos el pollo y dejamos que se dore.
Una vez dorado el pollo, añadimos el resto de los ingredientes (zumo de limón, ajos y vino) y dejamos que se nos reduzca del todo durante aproximadamente unos 15 minutos a fuego fuerte.
Resultado
Un plato delicioso para un día en los que tengamos poco tiempo y/o pocas cosas por casa para cocinar. Aunque el ajo no sea una de vuestras pasiones, haciéndolo con ajos enteros queda muy suave y está muy rico.
Tiempo: 20 minutos
Dificultad: 1/5
Digestión: 3/5
Precio: 5€ para 4 personas