- Total: 5 min
- Comensales: 2-3
Aún a sabiendas de que se va a molestar algún mexicano al que desde ya le pedimos disculpas, nos hemos atrevido a bautizar a esta receta como guacamole sin aguacate porque quizá sea la expresión que mejor la describe, pues se trata de una receta inspirada en el guacamole auténtico, pero cambiando el aguacate por un ingrediente más económico y menos perecedero. Igual llamarlo guacaNOmole sería más acertado.
En los últimos tiempos nos hemos acostumbrado a ver que en cualquier foto de desayuno que busque conseguir muchos «me gusta» en Instagram no falta nunca una buena tostada con aguacate, ya sea laminado, hecho puré o en guacamole. Y es que el aguacate... está muy rico, cuando está rico.
Pero sucede que el aguacate es una fruta delicada y no precisamente barata. Es bastante frecuente comprar aguacates que no saben a nada, o que pasan de estar duros a estar pasados en apenas unas pocas horas o, simplemente, que se nos antoje un guacamole para picotear en la cena y no tengamos a mano un aguacate que esté en su punto óptimo de maduración.
Y la solución es tan sencilla como cambiar el aguacate por un bote de guisantes en conserva, si vamos con prisas, o por una taza de guisantes cocidos por nosotros mismos, si tenemos un poco más de tiempo. Convertir el guacamole en guisantemole, pero es que esta última palabra suena peor. Se trata de un cambio principalmente práctico, aunque con la sustitución de la fruta con la legumbre se puedan ahorrar unos gramitos de grasa y se sumen unos cuantos de proteína a la receta.
Es también una alternativa al brocomole, especialmente para aquellos a los que no quieren ver un brócoli ni en pintura. Y, por supuesto, la receta más fácil no puede ser. Tiene, además, la ventaja de que no se oxida con tanta facilidad como el guacamole original, por lo que si sobra, lo podemos guardar en la nevera dentro de un recipiente bien cerrado.
Guacamole de guisantes
Ingredientes
- Guisantes en conserva, 1 bote pequeño
- Tomate, 1/2 ud
- Pimiento verde, 1/4 ud
- Cebolla, 1/4 ud (*)
- Limón, 1/2 ud
- Especias para guacamole, 1 cucharada (**)
- Aceite de oliva virgen extra de sabor suave, 1 cucharada (opcional)
- Sal, al gusto
Paso 1
Lavar, pelar y trocear los vegetales en brunoise.
Paso 2
Escurrir los guisantes y aplastarlos con el tenedor.
Paso 3
Aliñar con el zumo de limón y las especias
(*) La cebolla puede sustituirse por chalota, algún tipo de cebolleta o mezcla de este tipo de hortalizas.
(**) La mezcla de especias para guacamole puede comprarse ya hecha en algunos sitios, pero también puede hacerse en casa mezclando las especias. En este caso, la mezcla lleva sal, ajo y cebolla en polvo, cilantro, paprika, comino y cayena.
Paso 1
Lavamos el tomate, el pimiento y el limón. Pelamos la chalota y la cebolleta (o la cebolla). Cortamos el limón por la mitad, picamos las hortalizas en dados pequeñitos (brunoise).
Paso 2
Escurrimos los guisantes en un bol y los aplastamos groseramente con ayuda de un tenedor. No pasa nada si queda algún guisante entero, porque luego al mezclar con el resto de ingredientes se acabarán chafando todos.
Paso 3
Añadimos las hortalizas picadas y mezclamos todo muy bien.
Paso 4
Añadimos el zumo de medio limón, o un poco más o un poco menos en función del punto de acidez que le guste a cada uno. Si optáis por estrujar el limón sobre la mezcla para no manchar más cacharros os recomiendo que pongáis el tenedor justo debajo del limón para que si cae alguna pepita, los dientes del tenedor impidan que caiga al bol.
Añadimos una cucharada de aceite si queremos que quede más ligado y las especias para guacamole.
Paso 5
Mezclamos todo bien, probamos y rectificamos de sal, especias o zumo de limón si fuese necesario. Servimos con nachos, pan tostado, pan sardo, algunas hojas de cogollos de lechuga.