- Total: 1 h
- Comensales: 8
Tengo que reconocer que me encanta este pastel de patata salado porque es una manera muy fácil y sabrosa de esconder las verduras. Se compone de capas alternas de patata cocida, calabacín salteado, jamón curado y queso, cubierto todo ello de una capa de queso rallado gratinado. ¡Irresistible!
Ingredientes para elaborar el pastel de patata, calabacín, jamón y queso al horno
- Masa brisa, 1 lámina
- Patatas, 3 (500 g aprox.)
- Leche, para cocer el calabacín
- Orégano
- Sal
- Pimienta
- Ajo, 1 diente
- Calabacín, 1 (400 g aprox.)
- Jamón curado, 100 g
- Lonchas de queso para fundir, 10 (*)
- Huevos, 3 tamaño XL
- Leche evaporada, 120 g (**)
- Queso rallado, 100 g (***)
- Setas o champiñones, para decorar (opcional)
Este pastel es vistoso y delicioso, ideal para una comida con amigos o familia, por ejemplo, porque con ingredientes cotidianos y una preparación sencilla pueden comer varias personas.
(*) No me suele gustar utilizar lonchas de queso, pero en esta ocasión he utilizado unas lonchas para fundir de la marca Carrefour que han dado un resultado muy jugoso al conjunto. Si lo prefieres las puedes sustituir por trozos de queso de cabra, Brie o Camembert.
(**) Normalmente se utiliza nata, pero he utilizado leche evaporada para aligerar la receta.
(***) He utilizado una combinación de quesos rallados de Mozarella, Cheddar y Emmental
Para la elaboración del pastel de patata, he utilizado un molde desmontable de 24 cm de diámetro.
Elaboración del pastel de patata, calabacín, jamón y queso al horno
01: Cocemos y aromatizamos las patatas en leche
Pelamos las patatas, las cortamos en rodajas no muy gruesas y las ponemos a cocer en un cazo con leche. Condimentamos a nuestro gusto, he añadido sal, pimienta, orégano y un diente de ajo pelado.
Dejamos cocer hasta que las patatas estén algo blanditas, hay que tener cuidado y no pasarse con la cocción, ya que luego terminarán de cocinarse en el horno.
02: Salteamos el calabacín en una sartén
Mientras se cuecen las patatas, lavamos bien el calabacín porque lo vamos a utilizar con piel. Si necesitas “esconderlo” para que no sea tan evidente y los reacios a él se atrevan a probar el pastel, pélalo para que el color verde de su piel no te delate. Cortamos el calabacín en rodajas finas. Preparamos una sartén con un poco de aceite y calentamos. Añadimos las rodajas de calabacín y salpimentamos. Doramos por ambas caras.
Cuando estén salteadas todas las rodajas, las reservamos sobre un plato con papel de cocina para que absorba el exceso de aceite.
03: Acomodamos la masa brisa en el molde y montamos las distintas capas del pastel
Cubrimos un molde para tartas con el disco de masa brisa. Aunque he utilizado un molde desmontable, he mantenido el propio papel de hornear que venía con la masa para acomodarlo más fácilmente.
He querido darle un aspecto más rústico al pastel, por lo que simplemente he acomodado el fondo de la masa en el molde y he dejado los bordes de la masa levantados, sin más, y cuando el pastel esté montado los doblaremos sobre sí mismo.
Comenzamos a preparar el pastel poniendo los ingredientes en capas. Comenzamos por el jamón, que he cortado en trozos. La siguiente capa es de patatas, que no deberán estar calientes para que no se nos rompan. Seguidamente ponemos una capa de calabacín y cubrimos con las lonchas de queso. Repetimos las capas: jamón, patata, calabacín y queso.
En un bol, batimos los huevos con la leche evaporada. No añadimos sal porque ya hemos puesto en las patatas y el calabacín, y el jamón y el queso son ingredientes salados. Volcamos la mezcla encima de todo y movemos un poco el molde para que la mezcla se filtre entre todos los ingredientes.
Espolvoreamos la superficie con la mezcla de quesos rallados, añadimos orégano y decoramos con unas setas finamente laminadas.
Para finalizar, doblamos los bordes de la masa brisa hacia adentro y los pinzamos con los dedos.
04: Horneamos el pastel de patata
Introducimos el pastel en la zona media del horno, previamente calentado, a 180ºC calor arriba y abajo.
Horneamos durante unos 30 ó 35 minutos, hasta que la superficie de queso esté bien dorada y la masa brisa cocinada.
05: Servimos el pastel de patata, calabacín, jamón y queso al horno
Sacamos el pastel del horno y lo dejamos reposar durante unos 10 ó 15 minutos antes de desmoldar. Espolvoreamos con unas hojas de albahaca fresca finamente picadas, para darle un bonito contraste de color y aromatizar.
Servimos caliente, aunque también está muy rico templado, a temperatura ambiente. Reconozco que a mí también me gusta comerlo frío, aunque resulta más pesado.
Resultado
Si quieres que el pastel con masa brisa quede más dorado y crujiente puedes hornear la masa unos minutos sin el relleno. Pon un papel de hornear sobre la base de la masa, añádele peso poniendo por ejemplo unas legumbres que reserves para estas ocasiones y hornea durante unos 10 minutos. Retira y sigue con la receta.
Por supuesto, puedes adaptar este pastel salado a tus gustos o a los restos de tu nevera. Se puede utilizar hojaldre en lugar de masa brisa. La receta sería similar pero deberíamos pinchar la base del hojaldre antes de montar la primera capa del pastel, y finalizar pintando con huevo batido los bordes de la masa de hojaldre después de doblarlos hacia dentro y pinzarlos.
En cuanto al relleno, podemos sustituir el jamón curado por jamón natural, pavo o incluso por panceta, y añadir o sustituir alguna capa por una de cebolla salteada o caramelizada.
En esta ocasión he decorado con unas finas láminas de setas shiitake, pero puedes sustituirlas por otras setas de tu gusto o champiñones.
Si te sobra, este pastel se conserva bien en la nevera guardado dentro de un tupper hermético y para calentarlo te recomiendo que lo hagas en el horno o si no es posible en el microondas con la función grill, de esta forma la masa brisa que recubre el pastel no se reblandecerá.
Los pasteles salados son una opción deliciosa. En este caso, el sabor dulzón del calabacín y la patata combina perfectamente con el toque salado del jamón y el queso. Además, el hecho de que incluya verduras nos ayuda a sentirnos algo menos culpables, ya que al contener huevo, queso y leche evaporada (o nata) y una masa rica en hidratos de carbono no podemos decir que sea un plato ligero. Pero no hace falta que renunciemos a este placer, es suficiente con que lo tomemos de manera moderada, comiendo una porción razonable con una buena ensalada, por ejemplo.