¿Es cosa mía o estamos viviendo un boom de los “ahumados al momento” en las salas?
Son pocos los restaurantes de nivel medio-alto en los que no te ahúman algún plato antes de servírtelo. La tendencia, por supuesto, también ha llegado a las coctelerías, donde te ahúman el vaso a la mínima que te descuidas.
Reconozco que las primeras diecisiete veces me impresionó. Es efectista. La versión rústica de la cocina con nitrógeno. “¡Oh! ¡Qué bien huele!”, “¡Oh, sabe a ahumado!”, “¡Oh, qué bonito!”, “¡Espera, espera que saco una foto!”, “A ver, destápalo lentamente, que estoy haciendo un vídeo para las stories”. Pero una vez visto el truco yo creo que está, podemos dar por acabada esa moda.
Me gustan los ahumados, no tengo nada en contra de ellos, pero cuando veo este pequeño artificio repetirse en todas las salas me pregunto si de verdad la cocina de ese lugar necesita hacer esta técnica o simplemente es una moda gastronómica que busca el show y la fotogenia.
Diría que es una moda que ha nacido muerta, aunque tampoco hay que hacerme mucho caso. Pensé lo mismo de los corazoncitos y sucedáneos hechos en la espuma del café y ahí siguen, repartiendo amor en nuestros desayunos.
¿Siguen vivos los cupcakes? Otra cosa que no entendí nunca. ¿A alguien le gustaba aquel amasijo de mantequilla con kilos de azúcar y colorante? Que hubo gente que los compraba, lo sé, quedó registrado en Facebook, pero ¿alguien se lo comió después de hacerle la foto? La imagen de alguien comiéndose un cupcake por voluntad propia (y sin haberle hecho antes una foto) es algo que me cuesta muchísimo visualizar.
Otra moda por cuya vida nunca di un duro fue la de la reducción de Pedro Ximénez. Sin embargo, en 2021 aún me sigo acordando de los parientes cercanos de alguien cuando pido una ensalada y me aparece con su bien de reducción de Pedro Ximénez a traición. Y cuando es una ensalada, todavía hemos tenido suerte. La cosa debería estar tipificada como delito de odio cuando le ponen ese invento del diablo a un foie o a unas buenas anchoas que, para colmo, te lo están cobrando a lo que cuesta el foie o las buenas anchoas.
Volviendo a lo de los ahumados al momento, cada vez que veo la urnita humeante venir hacia mí en una sala, me matan un poquito. Quiero pensar que es algo que dejarán de hacer pronto; que está durando lo justo para que lo vea todo el mundo y ya, pero a veces pienso que esto es una predicción basada únicamente en mi deseo. Y lo de basar tus predicciones en tus deseos no es fiable, como bien nos indica el contraste de los resultados de las encuestas electorales con los resultados reales de las elecciones: que nuestros deseos no siempre van por la misma senda de la realidad.
Mejor me voy mentalizando ya: tendremos “ahumados al momento” para largo.