Quien haya visto Green Book, la película de Peter Farrelly, estará de acuerdo conmigo en que verla te despierta muchísimas ganas de comer. Tony Lip, el personaje de Viggo Mortensen, se pasa la película comiendo, pensando en comer o hablando de comida, así que, aunque el tema principal de este filme no es la gastronomía sino el racismo, es una tortura si no tienes comida a mano o te has puesto a dieta.
El momento cumbre de querer darle al pause y darse a la ingesta llega, sin duda, en la escena en la que Lip compra un cubo de pollo frito e invita a Don Shirley, el pianista que interpreta Mahershala Ali, a comerlo mientras retoman su viaje en coche. Viéndolos disfrutar no sólo quieres abrazarte a un tanque de pollo frito por la pinta espectacular que tienen esas tajadas tan bien rebozadas al estilo Kentucky, sino por el alegato en favor de este plato que hace Tony.
Esas ganas locas de comer pollo frito que me despierta Green Book, también me las provoca la Feria de Primavera y Fiesta del Vino Fino de El Puerto de Santa María que, por cierto, comienzan mañana hasta el día 17. Aunque, en tiempos de pandemia, lo de que empieza la Feria es un decir muy optimista.
Decía que la Feria de El Puerto me despierta antojo de pollo frito. Pero éste no es pollo frito al estilo Kentucky, es un pollo frito de portuenses maneras. Es decir, es el pollo frito de la caseta Helo-Libo: pollo aliñado con ajo, orégano, sal y diría que romero, pero como en la carnicería Juan Quirós guardan la receta como si fuera la fórmula de la Coca-Cola, me disculparéis la imprecisión.
La Feria sabe a muchas cosas: a fino, arrebujiteao o no, pero a fino, a pescaíto frito, a croquetas, menudo, chicharrones de Cádiz y tortilla, de patata o de camarones, pero el pollo frito que la carnicería Quirós aliña para la caseta Helo-Libo es más deseado en El Puerto que un soplo de poniente en el mes de julio.
En honor a la verdad, tengo que reconocer que he probado el pollo frito de Helo-Libo pero no en Helo-Libo, puesto que mi bautizo en la Feria de El Puerto iba a ser el año pasado y ya sabemos todos cómo estaba el mundo la primavera de 2020. Para que la pena fuese menos pena, Carol, mi cicerone portuense, me dio la madre de todas las claves: “Llama a la carnicería Quirós y encarga un kilito de pollo aliñao. Eso, eso sabe a Feria”.
Dicho y hecho.
Me monté mi feria particular, sin haber visto yo la Feria de El Puerto en la vida, con mi pollo frito, fino de Gutiérrez Colosía y Coquinero de Osborne. Más difícil lo tengo este año, que ni hay Feria, ni estoy en El Puerto para pedirle a Juan Quirós mi pollo aliñao.
Sólo me queda pensar que ya queda un día menos para la Feria del año que viene. En Helo-Libo te espero, 2022.