Unos huevos fritos en una sartén.

Unos huevos fritos en una sartén. iStock

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Ni con más aceite ni con agua: el sencillo truco que arrasa en España para que los huevos fritos no se peguen a la sartén

Freír un huevo sin que se pegue no siempre es tan fácil como parece. Por suerte, hay un truco con un ingrediente básico que lo soluciona al instante.

Más información: El truco del chef José Andrés para hacer el mejor huevo frito del mundo

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Los huevos son uno de los alimentos más versátiles que existen, puesto que pueden ser el ingrediente de una infinidad de elaboraciones. Hay quienes los preparan revueltos, otros pochados…, pero el que más destaca entre todos ellos es, sin lugar a dudas, el huevo frito. Cuando se consigue una yema en su punto, de textura cremosa, se convierte en toda una delicia para el paladar a la que es difícil resistirse.

Sin embargo, aunque se trata de una elaboración que parece sencilla, conseguir un huevo perfecto no es nada fácil, al menos no tanto como se pueda pensar, puesto que habitualmente la clara se queda pegada a la sartén y el resultado acaba por ser un huevo revuelto, ya que no hay otra opción para poder sacarlo.

Muchos tratan de evitar este problema usando más aceite, agua o manteca, pero realmente existe un sencillo truco para que los huevos fritos no se queden pegados a la sartén que todo el mundo puede utilizar. Para ello, tan solo hay que utilizar un ingrediente que muy probablemente ya tengas en tu cocina.

El truco para que no se peguen

Es muy posible que nunca te hayas parado a pensar en ello, pero es posible evitar que los huevos fritos se peguen a la sartén de una manera muy sencilla, ya que es suficiente con espolvorear un poco de harina antes de freírlos. Se trata de un proceso fácil de realizar y, si lo pones en marcha, con un resultado sorprendente.

Para empezar, hay que calentar la sartén, poniéndola a fuego medio, con lo suficientemente caliente para poder cocinar bien el huevo, pero sin llegar a quemarse. Luego se agrega un poco de aceite en la sartén, que no es necesario que sobre, sino que sea lo justo para poder cubrir la base.

A continuación, se espolvorea un poco de harina de trigo sobre la sartén, con una capa fina y uniforme por toda su base, asegurándose de que se distribuya bien. Hecho esto, con mucho cuidado, se debe romper el huevo en la sartén sobre la harina. No hay que moverlo durante unos minutos para que se cocine de una forma uniforme.

A partir de ese momento, solo hay que dejar que se cocine con normalidad, dado que la harina evita que el huevo se quede pegado, permitiendo así que la clara se dore ligeramente y la yema quede suave por dentro. Así se conseguirá el huevo frito perfecto: dorado por fuera y con yema suave y cremosa por dentro. Esto se debe a que la harina hace que la clara se deslice fácilmente y no se pega a la sartén.

Este truco es especialmente recomendado por todos aquellos que usan sartenes de hierro o si la sartén antiadherente ya ha llegado a perder parte de su recubrimiento. Además, tiene la ventaja adicional de que no hay que utilizar tanto aceite, sino que se reduce el riesgo de que el huevo salte y ensucie todo alrededor.

¿Por qué usar harina con los huevos?

La razón por la que funciona la harina para conseguir que los huevos fritos no se peguen tiene que ver con el hecho de que la harina crea una capa muy fina entre el huevo y la sartén, la cual evita que la clara entre el contacto directo con la superficie caliente, impidiendo que se adhiera. Al mismo tiempo, la harina consigue absorber parte de la humedad tanto del aceite como del propio huevo, consiguiendo que este último se cocine de una manera más uniforme.

Otro punto a su favor es que la harina permite que la clara adquiera un tono dorado sin volverse gomosa ni crujiente, lo que resulta una textura que es mucho más agradable para el paladar.

Cómo freír el huevo perfecto

El huevo frito es un alimento que tiene fama de ser poco saludable, cuando en realidad no resulta tan calórico con respecto a otras elaboraciones del mismo. Un huevo de gallina estándar, cocido o duro, tiene unas 145 kcal por cada 100 gramos de porción comestible y un total de 10,2 gramos de grasas. Si se prepara frito, alcanza las 185 calorías por cada 100 gramos, y 14,5 gramos de grasas.

Sin embargo, el gran problema se encuentra en las malas frituras, y más concretamente con los acompañamientos de este manjar que, preparado solo en su punto, escurrido y frito con aceite de oliva, es nutritivo y saludable.

Para conseguir el huevo frito perfecto se necesitan los huevos a freír, aceite de oliva (o girasol) y, de manera opcional, aderezar después con sal y pimienta. Se debe calentar un buen fondo de aceite en la sartén, dejando un grosor inferior a un dedo, y tratar de que coja buena temperatura sin superar el punto de humeo. Se puede usar un termómetro de cocina para mayor precisión.

Una vez que el aceite esté caliente, solo hay que verter el huevo crudo, dejándolo deslizar sobre el mismo y lo más cerca posible de la superficie de la sartén para que no se rompa ni salpique. Para que se cocine la clara con la puntilla y la yema permanezca melosa, se necesita lardear el huevo, es decir, bañar con el aceite la clara usando la espumadera, con cuidado de no bañar la yema.

Cuando esté al punto deseado, se debe sumergir la espumadera en el aceite, deslizando por debajo del huevo y retirando con cuidado, dejando que escurra el exceso de grasa.