Probablemente nunca se te derrama nada en la mesa, pero basta que un día pongas el mantel bueno para que ¡zas! el vino acabe rediseñando el estampado de la tela.
Puede que el primer impulso sea correr con el mantel para poner la mancha bajo el chorro de agua del grifo. Error. La mancha se hará más grande, de color más claro, pero más grande. Puede que a simple vista parezca que el vino haya desaparecido, pero no hay que confiarse, pues, cuando se seque la tela, en muchos tejidos aparecerá un cerco rosado delimitando la zona que ocupaba la mancha
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Qué hacer ante una mancha de vino
Lo primero que hay que hacer es intentar absorber la mayor cantidad de vino posible para evitar que la mancha se extienda. Esto podemos hacerlo con papel de cocina o con una bayeta de cocina limpia.
Si tenemos opción, también se puede espolvorear la mancha inmediatamente con maizena o con polvo de talco cuando aún está húmeda la mancha, esperar a que se seque y una vez seca, cepillarla y frotar suavemente con un paño empapado de leche. Un poco de agua con jabón y la mancha desaparecerá.
Otro truco efectivo, en el momento en el que se derrama el vino es humedecer la mancha con un paño empapado en gaseosa. Si la mancha persiste, se puede empapar en leche durante una hora o más si es necesario, y después aclararla.
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Otro remedio de abuela es poner sobre la mancha un puñado de sal y, cuando esta se seque, retirarla.
Si se trata de una mancha de vino tinto reciente, por increíble que parezca, dar toquecitos con una servilleta mojada con vino blanco también ayuda a eliminar la mancha, lo mismo que con las moras.
¿Qué pasa si la mancha de vino está seca?
Habrá que trabajar un poco más, pero tampoco está todo perdido. Se humedece la mancha con un algodón empapado en agua oxigenada y se deja la prenda a remojo durante unas dos horas en una mezcla de agua templada, detergente, agua oxigenada y bicarbonato en una proporción de 2 cucharadas de bicarbonato, 2 tapones de detergente y 100 ml de agua oxigenada por cada 10 litros de agua.
Después se meterá la prenda en la lavadora para lavarla con el programa habitual.