Hasta estos días, cuando le explicaba a alguien que yo teletrabajo, todo eran miradas cargadas de cierta envidia y comentarios del estilo, qué suerte, seguro que tienes tiempo para todo, seguro que tienes la casa impecable estando todo el día en casa, seguro que nunca tienes que trabajar estresada y que vas siempre a tu ritmo,...
Y seguro que más de uno de vosotros estos días se está dando cuenta de que teletrabajar no es algo tan idílico como a priori pudiera parecer, aunque es cierto que, como siempre que se comparan dos cosas -en este caso el teletrabajo frente al trabajo in situ- también tiene sus ventajas, que uno las va viendo con el tiempo.
A día de hoy, quizá por mis circunstancias -vivo sola- prefiero el teletrabajo al trabajo en oficina, pues ya he organizado mi espacio para que todo me resulte cómodo y ya no se me hacen raras un montón de situaciones que al principio me parecían un horror.
¿Qué es teletrabajar?
Aunque sé que puede parecer una obviedad, vamos a empezar por el principio, teletrabajar es literalmente trabajar a distancia del centro de trabajo utilizando un equipo informático. Y la clave está en la palabra trabajar, pues, aunque lo estés haciendo desde casa, la jornada laboral tienes que cumplirla.
El teletrabajo, como he tenido ocasión de comprobar que piensan algunos, no es poder estar en casa haciendo tus cosas y, de vez en cuando echarle un ojo al ordenador. Como mucho, cuando teletrabajas es posible que te permitan una jornada laboral algo más flexible, y esto no quiere decir más que si, a media mañana te haces una parada para preparar los ingredientes de una receta y dejarla al fuego cocinándose, ese día terminarás de trabajar más tarde, pero tu producción laboral tiene que salir.
Aún así, si te organizas bien, y para eso te vamos a dar unas pistas, el teletrabajo, aunque no son las que la gente piensa, tiene muchas bondades. Para empezar, eres tú el que decide qué es lo que suena en el hilo musical y eso en ocasiones no tiene precio.
Cómo organizarte para teletrabajar durante el coronavirus
Recuerdo que mi primera semana de teletrabajo, me levantaba como si tuviera que ir a la oficina, me duchaba, me vestía y me iba a desayunar a la calle, para volver a mi casa media hora después como quien llega a la oficina y se pone a trabajar.
A la semana me di cuenta de era un poco incongruente, pues estaba echando por tierra una de las ventajas del teletrabajo como es el ahorro de tiempo y dinero y, desde entonces, me he organizado siempre más o menos de la misma manera.
Lo primero que hay que tener en cuenta al teletrabajar es que el tiempo que dura la jornada laboral es como si no estuvieras en casa, lo segundo es que cuando tu jornada laboral termine te va a costar ponerte a hacer cosas en casa más que cuando acabas de llegar después de estar todo el día fuera. La clave está en intentar buscar un sitio fijo de la casa como "oficina" del que te puedas olvidar cuando acabes de trabajar, y así disfrutar del resto de la casa cuando llegue tu tiempo de ocio.
Piensa también que te vas a ahorrar el tiempo de los desplazamientos hasta tu centro de trabajo y ahí está la clave, si ese tiempo lo aprovechas bien, no te costará nada cocinar y acabarás por disfrutar mucho de la maravilla que es poder comer en casa todos los días.
Organiza la compra al menos para una semana
Cuando teletrabajas no hay ninguna tienda que te pille de paso, no puedes comprar la cena en el supermercado de camino a casa, todas las salidas son a propósito, por eso es importante planificar compras semanales y/o mensuales con las que planificar menús para la semana e incluso con las que hacer batch cooking, pues la idea es que los días que teletrabajas, el trabajo doméstico se reduzca al mínimo.
Si haces compra online, recuerda que en estos días debes hacerla al menos con una semana de antelación, pues es lo que están tardando de media los supermercados en atender los pedidos.
Un tema importante, sobre el que hablaré con más detalle en otro artículo, es la importancia de hacer compras saludables. Es muy peligroso estar todo el día en una casa en la que haya un montón de chucherías, sobre todo al principio, que es cuando más cuesta resistirse a las tentaciones.
Planificar recetas para varios días
Lo primero para no volverse locos es planificar las comidas para los días siguientes, bien con un menú semanal o al menos a tres o cuatro días vista adaptándote a las provisiones que tienes en casa.
Una vez sabes lo que vas a comer cada día, lo que toca es decidir cuál es el mejor momento para cocinar cada cosa.
Practica el batch cooking siempre que puedas
Hay platos que puedes cocinar un día y separar raciones para varios días en la nevera o el congelador, el famoso día de batch cooking en el que puedes hacer unas albóndigas, unas croquetas a las que solo les falte freírlas, un caldo casero con el que preparar diversas sopas a la hora de la cena, algún potaje de legumbres que puedas congelar o algún puré de verduras o pisto de verduras frescas.
Es un curro, pero si dedicas un día a la semana a hacer lo más duro de la casa, es decir, la limpieza más a fondo, poner las lavadoras, adelantar comidas, el resto de la semana podrás prácticamente vivir de rentas en ese sentido.
Saca todo el partido a la Crock-Pot
Si no quieres hacer batch cooking, la Crock-Pot será tu mejor aliada si dejas los ingredientes necesarios fuera del congelador y los frescos preparados por la noche y lo primero que haces al levantarte por la mañana es meterlos eh la olla y ponerla a funcionar. Después ya puedes desayunar con calma, ducharte y ponerte a trabajar sin preocuparte por la comida, pues cuando llegue la hora de comer estará lista para que la sirvas en el plato.
Si después de comer, vuelves a dejar la CrockPot funcionando, también tendrás cena caliente con esfuerzo nulo.
Minimiza el trabajo a la hora de comer
A la hora de comer, es imprescindible que el trabajo a realizar sea mínimo. Si vas a comer pasta, deja la salsa hecha desde la noche anterior. Si no tienes CrockPot y te apetece un guiso o un arroz, deja preparado el sofrito con el caldo y las carnes ya tiernas para que al día siguiente solo tengas que calentar y añadir las patatas o el arroz.
Es decir, que a la hora de comer o preparar recetas ultrasencillas o, si deseas comer más elaborado, es mejor adelantar parte del trabajo el día anterior, así cuando pares para comer podrás disfrutar de la comida e incluso de un momento de ocio a modo de sobremesa.
Prácticamente lo mismo que cuando te llevas el táper a la oficina
Si eres de los que suelen llevar táper a la oficina, las rutinas cuando teletrabajas acaban siendo muy similares. La diferencia es que teletrabajando no tienes que recalentarlo todo en el microondas y que, o bien puedes comer recién hecho gracias a la Crock-Pot o dejar los alimentos de textura delicada que no requieren mucha cocción como pastas, arroces o pescados para cocinarlos en el momento de comer.
Resumiendo, cuanto más fácil sea lo que cocinas y más rápido sea de limpiar y recoger, mucho mejor. Quizá es por esto que a los que normalmente teletrabajamos nos esté resultando más sencillo sobrellevar el aislamiento necesario para combatir el coronavirus.