Todo empezó en 1998 cuando José Masaveu, miembro de una familia de larga tradición empresarial en Asturias, y en la actualidad director general de Bodegas Masaveu, apareció en una extensa finca propiedad de la familia, en Sariego, en el corazón sidrero asturiano, con la intención de ver que hacía con ella, si la vendía o la ponía en producción.
[Esta es la única sidra española que gana el oro a Mejor Sidra Especial en los 'World Cider Awards']
Valoró que los “llagaristas” asturianos estaban faltos de manzanas para hacer sidra, unas manzanas especiales muy distintas de las de mesa, unas ácidas, otras dulces, amargas…, y decidió poner en marcha una “pomerada”, es decir, una plantación de manzanos con estas variedades. Partiendo de cero plantó 20.000 árboles, en la actualidad la finca que se llama El Rebollar, tiene 40 hectáreas, en ecológico, y es la mayor finca de manzanos de Asturias.
Los principios fueron duros, se vendían manzanas primero, luego se elaboró sidra propia natural, luego achampanada, y ninguna convencía a Masaveu. Tan perfeccionista como tenaz, no tiró la toalla hasta que dio con la clave en el año 2007.Fijándose en las famosas sidras de hielo canadienses y apoyado en Avelino Prida en los trabajos en el campo y Esteban Blasco, como enólogo o maestro sidrero, consiguió sacar al mercado sus 3.000 primeras botellas de 37´5 centilitros de volumen. En la actualidad ya son 30.000 las botellas que elaboran.
Pero ¿qué es una sidra de hielo? Es un proceso en que se congelan las manzanas en climas muy fríos, en los árboles, luego se recogen, se descongelan en el llagar y comienza una fermentación lenta. En el mundo del vino también existen los “ice wine”, que es lo mismo, pero con uvas.
Aquí el proceso es distinto. Se recolectan las manzanas de las diferentes variedades, se trituran y posteriormente se prensan, y a continuación se congelan a 20 grados bajo cero. Luego viene la fase de descongelación, y ahí está la gracia, un proceso de fermentación muy lento, burbuja a burbuja que dura hasta 10 meses y que le dará todo su marcado carácter y personalidad. Una vez fermentado el mosto, la sidra permanecerá entre sus lías finas asentándose durante un año, y ya estará lista para embotellar. Se llama Valverán 20 Manzanas porque son las que se gastan para hacer cada botellita.
Es imaginable la satisfacción de José Masaveu, al frente de bodegas tan significativas y de éxito, como Murua en Rioja, Fillaboa en Rías Baixas, Pagos de Araíz en Navarra, Leda en Castilla-León, cuando su empeño personal, la sidra de hielo Valverán, ha ganado durante dos años seguidos el título de campeona del mundo en la “World Cider Awards”, la última celebrada en Reino Unido, compitiendo con las mejores de Canadá, Francia, Reino Unido, Irlanda….
En el apartado de sidras especiales. Un reconocimiento mundial que se une a que también es profeta en su tierra y está extraordinariamente bien considerada en España. En concreto muchos “llagares” asturianos están elaborando también sidra de hielo.
Y la verdad es que es una genialidad, un producto distinto. Tiene sobre 10 grados de alcohol, un bonito color caoba y presenta una nariz muy fina, intensa y directa donde dominan los aromas a manzana verde, los recuerdos cítricos como de piel de naranja y un fondo de melocotón. En boca es untuosa, densa, muy sabrosa, y con un gran equilibrio entre dulzor y acidez. Su precio es de 22 euros y debe consumirse entre 7 u 8 grados.
Da gusto ver el justo premio a la tenacidad.