A menudo se escucha mucho eso de "dedícate a algo que te gusta y no tendrás que trabajar ni un solo día de tu vida", una frase demasiado romántica, pero que no es del todo cierta. Trabajar en algo que te gusta es un privilegio, por supuesto, pero nunca es lo mismo hacer algo por el puro placer de hacerlo, sin ningún tipo de presión, que hacerlo con la responsabilidad que exige un trabajo.
Es verdad que, para un amante de la gastronomía, poder dedicarse a escribir sobre ello es un trabajo soñado. Dedicamos gran parte de nuestra vida a cocinar, comer platos nuevos, leer sobre gastronomía, hablar de gastronomía entre nosotros y con cualquiera que se presta a escuchar. Muchas veces, a simple vista parece que no existen grandes diferencias entre trabajo y ocio. Pero también sabemos y necesitamos desconectar. Por increíble que parezca, hay ocasiones en las que no queremos saber nada de cocina ni de comida.
Aprovechando que es el Día del Libro y que una buena lectura es siempre una gran opción para desconectar, en Cocinillas, este año, para celebrarlo, en vez de una lista de libros de cocina que os podríais autorregalar, hemos querido que nos conozcáis un poco más a través de los textos que nos acompañan cuando queremos cerrar la puerta de la cocina por un rato.
Natalia: retrospección, narrativa y la ligereza
La palabra desconexión para Natalia no deja de resultar una utopía en la mayoría de los casos. La gastronomía es su modo de vida y le cuesta distanciarse de ella hasta en los libros, en los que también encuentra refugio.
Pero sí lo hace, apuesta por temas que invitan a la reflexión, sobre la sociedad, sobre la mujer y sobre, en general, la persona. Textos cotidianos y ligeros con los que abstraerse por momentos y no pensar en siguiente plato que comerá, y, quién sabe, desconectar.
Mientras haya bares (Círculo de Tiza, 2016) de Juan Tallón
Pues empezamos bien. Al margen de que este libro se haya cocinado tras la barra de un bar, en este caso, la gastronomía no es la protagonista. Así que, me he permitido la licencia de incluirlo y no dejar de resaltar a uno de los autores que más ha cautivado mi atención, tanto en sus páginas como en sus charlas. Y es que, al leerle casi puedes escucharle.
Esta obra es para aprender bajo el sarcasmo y la lucidez que caracterizan a Tallón sobre literatura, el cine o las anécdotas de personajes insólitos. Referencias a personajes históricos y contemporáneos y otras líneas de conversación que sí, disfrutarías tras la barra de un bar.
Todas mis pequeñas vidas (Copelia Ediciones, 2017) de Grace Klimt
Bajo el alter ego de Grace Klimt, Ruth Rozados agrupa relatos cortos que cuentan las cotidianidades que giran en torno a la mujer, incluida ella misma. Se trata de un libro para coger y apartar tantas veces se quiera, con las que verse reflejada al ver como mujeres como tú también se lamentan, pelean y sufren por sus relaciones y, por supuesto, por amor. Porque eso también ocurre en el día a día.
Las palabras justas (Anagrama, 2022) Milena Busquets
Otra mujer en la que suelo refugiarme cuando no quiero abrirme y prefiero que lo haga ella por mí. Ella lo hace 'a pecho descubierto'. Habla de su vida en textos cortos sin disfraces. Ese diario abierto que todos podríamos escribir. «Uno escribe solo ante el peligro, no hay otra manera honesta de hacerlo, el menor atisbo de autocomplacencia es una señal de cobardía. Escribes contra ti primero y luego contra todo el mundo.» Tan de acuerdo, Milena.
Adriana: sátira, lirismo y mujeres al límite
A Adriana no le gustan las historias fáciles y bonitas; casi siempre le resultan ingenuas y previsibles, cree que falsean la realidad y desvían el foco de lo que realmente importa: esos rincones y puntos ciegos donde la vida se retuerce, donde se evidencia el lado más absurdo de la existencia y los sujetos se ven obligados a encarar situaciones extremas que cuestionan su propio 'yo'.
Consume sobre todo narrativa, pero hace ojitos a todos los géneros: poesía, teatro, novela gráfica, ensayo... ¡La variedad es riqueza! A continuación, algunas de las lecturas recientes que más le han marcado.
Mi año de descanso y relajación (Alfaguara, 2019) de Otessa Moshfegh
Si hablamos de desconectar de la gastronomía, ¿qué mejor libro que este, que desconecta literalmente de todo? La historia de una apática neoyorkina del año 2000 que se propone pasar un año entero durmiendo sin parar con la ayuda de fármacos que le recetan psiquiatras de dudosa confianza. ¿El objetivo? Darse un respiro y resucitar renovada y con menos odio hacia la humanidad.
El Cuerpo de Cristo (Astiberri Ediciones, 2024) de Bea Lema
Este libro llegó a mí cuando todavía estaba digiriendo la resaca de la serie La Mesías. Me recordó a ella y, tras leerlo, se confirmaron mis sospechas. Una novela gráfica con unas ilustraciones exquisitas, que la autora combina con imágenes de increíbles bordados originales realizados a mano por ella misma. Una obra dura y hermosa que debería leer cualquiera que tenga en su en torno a una persona querida con problemas de salud mental. Ideal también para leer en los institutos si se quiere concienciar a los jóvenes sobre este tipo de afecciones.
Poetiza como puedas (Reino de Cordelia, 2023) de David G. Borrero
¿Te aburre la poesía, no la entiendes? ¿Crees que todos los poetas son unos cursis remilgados que sólo hablan de golondrinas y violines con palabras pretenciosamente profundas? Enhorabuena, este es tu libro. Un poemario de una inteligencia deliciosa que se burla de la lírica y sus secuaces, de la vida y sus sinsentidos, que hace reír como pocos libros de poesía pueden hacerlo y que te resume la historia de la humanidad en unos pocos versos con una lucidez pasmosa. Uno de mis libros favoritos de todo el mundo mundial, ¿qué más puedo decir?
La casa de la fuerza (La Uña Rota, 2015) de Angélica Liddell
Teatro sangrante en estado puro. El texto La casa de la fuerza, incluido en este volumen junto a otros títulos de la dramaturga, le valió a Angélica Liddell el Premio Nacional de Literatura Dramática. Mataría por ver representada la obra; de momento me resigno a releerla cien trillones de veces en bucle. Una auténtica joya que habla de feminismo, sexualidad y dolor, como casi toda la bibliografía de Liddell. De lo mejorcito de la autora, de obligada lectura para entender su estilo y sus principales inquietudes.
Caza de conejos (Libros del Zorro Rojo, 2012) de Mario Levrero
Ay. Qué monería más bizarra es este libro del ya fallecido Mario Levrero. Una escritura difícil de definir, pero tremendamente bella en su extrañeza, con preciosos dibujos de la artista Sonia Pulido. Un ¿cuentecito? impredecible que hay que saber leer bien entre líneas, aunque a veces sea tan explícito que asuste. Da gusto encontrarse obras tan especiales, auténticas y diferentes como esta entre la marabunta de voces idénticas. No se lo pierdan.
Mer, arte, ciencia y la vida de ahora
Mer ama el arte, la ciencia, las matemáticas y la ingeniería tanto como la gastronomía. Es feliz inventándose recetas con las cuatro cosas que tenga en ese momento en la nevera y disfruta a rabiar cuando puede aplicar lo que sabe de ciencia en la cocina.
[Cómo hacer hielo más rápido usando agua caliente]
Es de las que suelen vivir con varios libros empezados, de temáticas diferentes, y salta de uno a otro según le vaya apeteciendo. Según ella, la vida tiene momentos para leer ensayos con los que aprendes muchísimo, para lecturas que te hacen reflexionar sobre la vida y para leer libros de entretenimiento puro y duro sin ninguna intención de cultivar ni alma ni intelecto, simplemente pasar un buen rato.
Entre sus últimas lecturas, hay un poco de todo, divulgación científica, ficción, un poco de historia y arte. Esto es lo que cuenta de ellas:
El Japón de Hokusai (Quaterni, 2019) de Suso Mourelo
Hokusai tenía más de 70 años, llevaba más de 50 años pintando y había creado más de 30 000 obras cuando pintó el cuadro que le hizo mundialmente famoso, "La gran ola de Kanagawa".
Me llama mucho la atención cuando un artista es capaz de dominar su ego utilizando distintos seudónimos a lo largo de su vida, presentándose cada cierto tiempo como un autor nuevo sin fama que le preceda. En este libro de Suso Mourelo se analiza la obra de este prolífico artista relacionándola con el contexto histórico en el que la produjo, el período Edo japonés.
Nucleares: sí por favor. Por qué la energía nuclear es la energía del futuro (Deusto, 2023) de Manuel Fernández Ordóñez
Es un libro escrito por un físico, pero en un lenguaje muy fácilmente entendible para todo el mundo, que aborda el funcionamiento de la energía nuclear sin perder ni un ápice de rigor. Aprueba con nota el complejo ejercicio que supone siempre hablar de algo tan técnico y desconocido como es la energía producida por la fisión del núcleo de un átomo para explicárselo a una audiencia no técnica.
Desde que lo leí, es el libro que le recomiendo a todo el mundo que quiera tener una opinión informada sobre la energía nuclear y todos los debates que se generan en torno a ella.
Underground. Especulaciones subterráneas (Trampa, 2023) de Jorge Molinero
¿Qué tienen en común Pérez Galdós, Einstein, María Zambrano, Newton y John Snow? Jorge Molinero en su cuarto libro ha encontrado una curiosa conexión entre todos ellos y el mundo subterráneo. La explica con detalle en este libro en el que habla de historia y de ciencia acompañadas de un finísimo sentido del humor.
Jorge Molinero es geólogo especializado en hidrogeología y en esta obra nos habla de lo que más sabe dando como resultado un texto cuyo género me cuesta definir, porque es algo a medio camino entre novela histórica y divulgación científica para todos los públicos. El resultado, en cualquier caso, es una lectura que yo he disfrutado muchísimo.
Hasta que crezcan las flores (Grijalbo, 2023) de Eva Rojas
Me compré la primera novela de la periodista Eva Rojas sin ninguna pretensión, simplemente porque la seguía en redes y siempre me ha parecido muy ingeniosa y divertida.
Su lectura fue toda una sorpresa, porque es que Eva tiene la habilidad de contarte de forma bonita hasta la historia más cotidiana. Su primer libro es una historia llena de reflexiones bonitas sobre situaciones que, en mayor o menor medida, todos hemos vivido alguna vez. Es ese libro que te puedes leer del tirón o que puedes tener en la mesilla para leer un ratito después de un día regulero para irte a dormir un poquito más feliz.
Soy joven, no gilipollas (Martínez Roca, 2024) de Sheila Hernández
El primer libro de la periodista Sheila Hernández, creadora del periódico es.decirdiario, salió a la venta hace poco más de dos meses y ha sido una de mis últimas lecturas. Sin ser yo ya nada joven, sentía mucha curiosidad por este libro porque siempre me ha interesado y me interesa mucho conocer e intentar entender cómo ven el mundo las generaciones que vienen después.
Pienso que no todo en la vida es aprender de los mayores, que está claro que tienen mucha experiencia y mucho que aportar, pero debe haber un equilibrio, porque como dice el poema de Khalil Gibran, la vida no retrocede. Aprender exclusivamente de los mayores solo nos llevaría a perpetuar sus errores, los más jóvenes se adaptan infinitamente más rápido al mundo en el que vivimos ahora y considero que también debemos aprender de ellos para no quedarnos atrás.
Sheila Hernández, en 2019, con una cuenta personal de Instagram de apenas 500 seguidores y sin más recursos que el móvil que tenía en la mano y unas ganas enormes de cambiar las cosas decidió montarse su propio periódico en Instagram, un medio para difundir noticias sin olvidarse de las personas que salen en ellas. Hoy la leen casi 30 millones de personas al mes y tiene cientos de miles de seguidores en redes sociales, así que creo que merece mucho la pena dedicarle unas horas a leer su historia, seas joven, o no.