David Ramos, CEO de Klimer, es un amante absoluto de la gastronomía. Tal es su pasión, que el año pasado decidió celebrar su boda en el mítico restaurante vasco Etxebarri (1 estrella Michelin), uno de sus favoritos y también uno de sus muchos y prestigiosos clientes. Ramos, de 41 años y natural de Madrid, ha logrado erigir una de las empresas de distribución de equipamiento para hostelería y alta cocina más importantes de España.
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Todo comenzó en el año 2003, cuando se propuso trabajar en la empresa de su madre, destinada a la venta de productos de limpieza. Por aquel entonces, sólo estaba él y ni siquiera contaba con un almacén propio. Con el tiempo, cambió el nombre de la empresa a 'Klimer' (como se la conoce hoy) y fue centrándose más en el mundo de la restauración. En la actualidad, el equipo está formado por 12 personas y se encuentran presentes también fuera de España, en países como Francia, Portugal y Reino Unido.
En la agenda de clientes de Klimer hay miles de restauradores y restaurantes. Nombres de reputados chefs como Dabiz Muñoz, Mario Sandoval, Eneko Atxa, Ángel López o Javi Estévez y restaurantes como Horcher, Viridiana, La Ancha, Grosso Napoletano o Udon.
Servilletas, platos, cubiertos, salvamanteles, la chaquetilla del chef... El catálogo de Klimer cuenta con más de 3.000 productos disponibles en su tienda online y en el showroom de la marca, ubicado en el Polígono Industrial de Ventorro del Cano (Madrid). Desde utensilios take away y delivery (como las cajas 'para llevar' de los restaurantes de Dabiz Muñoz o Dani García), hasta materiales para cátering y showcooking, pasando por productos de coctelería, cocina, sala, mesa, transporte o personal.
Podría parecer que Klimer se atreve con todo, pero David reconoce que muchas ocasiones ha tenido que marcar límites: "Todos los cocineros piden cosas imposibles, todos quieren elefantes volando". Reconoce que cuando le piden piezas "muy raras" o cantidades reducidas, no le queda más remedio que negarse porque no resulta rentable o funcional.
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No obstante, reconoce que "personalizar" los materiales y buscar la originalidad es lo que muchas veces marca la diferencia con respecto a otras firmas. "Hay demasiados restaurantes y en España se come bien en todos lados, así que ahora lo que premia es el detalle y el servicio".
A su parecer, las redes sociales también juegan un papel importante en esta ecuación y conviene tenerlas en cuenta. "Poner, por ejemplo, el nombre del comensal en un cartelito en el lado de la mesa donde va a sentarse a comer es un detalle importante", explica. "El cliente seguro que quiere fotografiarlo y compartirlo con sus amigos, lo cual da visibilidad a la marca".
Lo último de Klimer: máquinas para alta cocina y particulares
La última semana Klimer ha estado presente en la 25ª edición del congreso San Sebastián Gastronómika, donde han presentado las cuatro nuevas máquinas que han comenzado a distribuir. La primera de ellas, Slimmer, es una plancha de presión mecánica capaz de prensar cualquier ingrediente a un grosor de un milímetro, como si de una tortilla de camarones se tratara. La segunda, la PacoJet 4, transforma los preparados de los alimentos ultracongelados en texturas ultrafinas sin descongelar, logrando, por ejemplo, helados mucho más cremosos.
En tercer lugar, la máquina Twin Stones, una conchadora basculante de sobremesa, es perfecta para elaborar preparaciones dulces y saladas, logrando texturas y emulsiones únicas. Por último, la OCCO-PRO es un tipo de olla a presión que no deja escapar el vapor mientras cocina y permite obtener extractos aptos para ser empleados como pre-elaboraciones y también como platos finalizados.
Estas y otras novedades son frecuentes en Klimer. Y es que el amor de Ramos por su trabajo no descansa: el empresario asegura que come en más de 600 restaurantes al año. Podremos encontrarlo tomando unas tapas en Café Comercial, unos tacos en Barracuda Mx o disfrutando de los sabores cantoneses de Le Petit Dim Sum. Sin embargo, su auténtico sueño es abrir su propio restaurante, a poder ser antes de cumplir los 45. Por el momento, adelanta que le gustaría que estuviera ubicado en el País Vasco (la tierra de su esposa), que fuera de "cocina tradicional" y que estuviera repleto de esos detalles tan únicos que, sin duda, marcan la diferencia.