El “único balance” que se puede hacer del sector es “malo” así de rotundas han sido las declaraciones de Álvaro Palacios, presidente de la Asociación Española de Tropicales (AET), a Efeagro, sobre la situación que viven los campos de cultivo de frutas tropicales.
Una situación que viene condicionada por una de las sequías “más graves en los últimos años”, con un impacto “dramático” en las explotaciones, especialmente en el aguacate.
Al detalle, los datos de la asociación apuntan a una caída en torno al 60 % del aguacate durante la campaña 2022/2023, unos “malos datos” que se unen a la “gran” caída en volumen de la campaña del mango, con un descenso estimado del 80 %, unas 15.000 toneladas totales.
La previsión es más positiva en otros cultivos como el de la chirimoya y el de la papaya; sobre este primero Palacios ha aclarado que en las zonas donde se cultiva de la Costa Tropical de Granada, pese a la sequía, se han mantenido las dotaciones de riego en “mejores condiciones” que en el caso de la Axarquía (Málaga).
A pesar de que el sector no cuenta con una radiografía exacta de cómo ha evolucionado la producción en el campo tropical andaluz y, principalmente el axarqueño, los datos de la asociación apuntan a una “merma de la producción” en la superficie de estos cultivos.
Este descenso se ve reflejado también en forma de tala de árboles ya que, según ha lamentado Palacios, es “imposible” mantenerlos debido a la falta de riego; los datos de la asociación apuntan a que ya se habría perdido entre un 20 % y 30 % de los árboles de aguacate de la Axarquía.
La sequía y sus consecuencias
Las circunstancias climáticas “extremas” que está padeciendo el sector, con un déficit hídrico “casi sin precedentes” están afectando tanto a la producción como a la comercialización.
Por este motivo, el presidente de la Asociación Española de Tropicales ha puesto el foco sobre la economía local de las zonas y ha advertido sobre las “consecuencias nefastas” que puede tener esta pérdida de la producción en los agricultores.
El presidente de la asociación ha incidido en que los daños causados en las plantaciones debido a la sequía van más allá de las pérdidas económicas, ya que se trata de familias que no solo están perdiendo sus ingresos sino que, en “muchos casos”, son tierras fruto del trabajo de “generaciones”.
Y ha enumerado una lista de demandas que se tienen que se alzan como las “únicas soluciones” para paliar esta situación, entre las que se encuentran la conexión de cuencas y el aprovechamiento de los caudales de aguas terciarias.
Las zonas donde se concentra la producción de frutas tropicales, aunada en el sur peninsular, es una de las áreas “zonas más sensibles” al cambio climático, ya que posee un clima “único” dentro de la marca continental.
A pesar de que el impacto de las condiciones climáticas “ya se está notando”, el presidente de la asociación ha remarcado que “es posible” mantener la zona productiva, “motor económico de la región” con los recursos hídricos suficientes, para lo que ha pedido más “voluntad” política y de las administraciones.