La joven Rakel Cernicharo, a sus casi 39 años, parece haberlo vivido todo. Llegar a ellos no ha sido fácil, pero conseguirlo ha sido mérito propio. Autodidacta y curiosa hasta la médula, cocina todo lo que estudia y viceversa. Desde los fogones convive con su trastorno de alimentación, el que ha conseguido controlar precisamente gracias a la cocina: su más preciada arma, además del conocimiento. No en vano, dice que "todos los extremos son malos, pero prefiero mi extremo de ahora que el de antes".
La cocinera que se dio a conocer por el programa televisivo de cocina Top Chef se consagra en su restaurante Karak en Valencia, con la búsqueda de la alquimia constante de los alimentos y la buena nutrición. Esa que brilla por su ausencia en las hojas de ruta de tantas casas y que para Cernicharo supone un indiscutible motor.
- COCINILLAS: ¿Cómo llega una autodidacta como tú hasta aquí?
- Rakel Cernicharo: No tengo ni ídolos ni héroes. La verdad es que mi camino siempre ha sido personal; hacerme a mí misma y preocuparme de eso, en lugar de en lo que alguien hacía. Después me retiré de esa cocina y me puse a estudiar muchas cosas, pero no terminaba nada. Y comienzo en trabajar en sitios donde hacen volumen y dan mucha caña. Y con 21 me monto mi propio restaurante, siempre estudiando y forjando mi esencia. La escuela me ha hecho a mí.
- COCINILLAS: Para ti la escuela de cocina ha sido escuela de la vida.
- Rakel Cernicharo: Lo hice todo sola, no tenía una red familiar, ni el dinero de nadie, solo con una pensión de orfandad que fue la ayuda que tuve. Toda profesión puede ser un refugio, para mí la cocina lo fue. Te cincela como persona, la mente y el cuerpo.
He tenido que pasar el trastorno de alimentación y mis atracones para aprender a controlarlo
- COCINILLAS: ¿Cómo se gestiona un trastorno de alimentación estando detrás de los fogones?
- Rakel Cernicharo: Conozco personas con este trastorno y o son grandes cocineros o son grandes comedores y es una cosa bastante curiosa. Este mundo está lleno. Saber cuál es el mejor camino para nutrir el cuerpo se consigue partiendo de la experiencia. En mi caso, yo he tenido que pasar el trastorno de alimentación y mis atracones para aprender a controlarlo. Mi trastorno estaba vinculado a engordar, atracones y ponerme fina. La sabiduría que me ha dado la cocina me ha enseñado a que hay que tener filtros y reglas. Pero todo de una manera obsesiva compulsiva, ahora mismo estoy tomando un porridge de semillas, con una mezcla de semillas hecha por mí.
- COCINILLAS: ¿Es posible canalizar esas obsesiones compulsivas en una alimentación sana y ordenada?
- Rakel Cernicharo: Todos los extremos son malos, pero prefiero mi extremo de ahora, que el de antes, esa es la realidad.
- COCINILLAS: Aunque ahora no te hacen falta presentaciones, te diste a conocer por Top Chef. ¿Qué se lleva peor la presión de las cámaras o la de las cocinas?
- Rakel Cernicharo: Ahí descubrí que me gusta estar expuesta a las cámaras. Me gusta el contenido audiovisual y si va ligado a la cocina más, ojalá me den algún programa algún día. La tv sabe sacar lo mejor y lo peor de las personas, tú tienes que estar dispuesto a encontrarte con esa parte de ti. Cuando uno tiene.muy claro que se cree superior a los demás, encontrarte en un medio como es la televisión nacional en el que no puede ser así, se convierte en una experiencia extrema. Yo me encontré conmigo misma en muchos aspectos, y también con la parte de las profesiones donde se descubre aquello que la gente odia y que les puede superar.
- COCINILLAS: En un mundo donde el ego se puede cortar a cuchillo, has sentido como esa seguridad se volvía una amenaza.
- Rakel Cernicharo: Yo lo tuve claro desde el primer momento y fui a saco con mi manera de verlo. Cuando ellos estaban acojonados por la próxima prueba yo estaba emocionada por ver que vendría. A mi el miedo no me paralizaba, era la diferencia con mis compañeros, todos eran unos cracks, pero tenían miedo a fallar, fallar para mí es aprender.
No me preocupo de lo que la gente piense, me preocupé y fue un mal camino
- COCINILLAS: ¿Cómo ves esa seguridad en el resto de las cocineras que tanto batallan para que se las vean?
- Rakel Cernicharo: Yo creo que el camino se hace andando. Hay que poner las fuerzas en brillar día a día sin esperar que otros te digan que brillas. Yo no me preocupo de lo que la gente piense, me preocupé y fue un mal camino. Eso lo tiene que hacer una mujer y cualquier tipo de persona, el hombre también lo tiene complicado a la hora de enfrentarse a un puesto ocupado o pensado para la mujer, y eso, eso también es la manera de aislarlo y de condenarlo a lo mismo. La línea es: quiérete antes de que te quieran los demás, siendo mujer u hombre y despreocúpate del envoltorio.
- COCINILLAS: Has servido de ejemplo a otras personas al hacer público tu trastorno de la alimentación.
- Rakel Cernicharo: Sé que hay gente que puede ver en mí un referente. A veces, con las redes sociales le cuentas cosas a gente que no le se las contarías a la que está ahí al lado, porque no encuentras las palabras o tienes miedo al rechazo. Es lo que te ofrece la red social.
- En ocasiones, a los que conseguimos cosas se nos trata como superpersonas y no lo somos, cada uno tenemos nuestras problemáticas: yo he tenido una vida de mierda y no me importa decirlo, para que de una manera la gente diga abiertamente “yo también, gracias por contarlo”. Yo he aprendido también de otras personas cuando han compartido sus cosas sin miedo, el contarlo ha ayudado a gente a visualizarse a sí misma y que digan "esto me pasa a mí, no lo había visto como un problema y es el trasfondo de nuestra enfermedad, voy a cambiarlo". Soy consciente de que detrás algunos aspectos de alimentarnos y algunas formas a la hora de comer nos parecen correctas, pero no lo son, y una forma de solventarlo es hablarlo. Sé que he motivado el cambio en personas, incluso a gente de la profesión.
- COCINILLAS: Estas experiencias también te han ayudado a dar forma a tu cocina, ¿cómo la definirías a día de hoy?
- Rakel Cernicharo: Intento que sea parte de mí y lo es en cada momento, incluido en el que estoy ahora mismo súper creativo y eso se refleja en el restaurante donde cambio el menú cada mes y medio o dos meses. Nunca he estado tan 'a full'. Es una búsqueda constante y ahora es un reflejo de lo que estoy buscando en mi mundo, con la nutrición, con el buen estado de la comida, de tus propias reglas a la hora de crear: soy libre, atrevida, me gusta muchísimo el sabor, me llama mucho la fusión, viajo alrededor del mundo cogiendo lo que me interesa, lo que quiero, la búsqueda de las culturas y me flipan las especias. Es la representación de la búsqueda de la alquimia constante de los alimentos.
Me parece más interesante la cumbre de la nutrición, que la cumbre de la sostenibilidad irreal
- COCINILLAS: ¿Aplicas la sostenibilidad de la empresa como la mesa?
- Rakel Cernicharo: Siempre que se deja. Creo que es un movimiento sinceramente hipócrita del sector de la hostelería, me parece más interesante la cumbre de la nutrición, que la cumbre de la sostenibilidad irreal. Un restaurante en el centro de la ciudad es bastante jodido que sea sostenible. Me río por no llorar, porque hay gente que gana dinero con estas 'cumbres de fantasía' cuando no nos vienen a recoger el cartón, no todo el plástico se puede reciclar...
- Para mí la sostenibilidad en la cocina implica sostenibilidad en el personal, en sus sueldos, los horarios, en la materia prima que elijo, es decir, intento que sea ecológico. Si tengo a alguien que hace algo interesante cerca, intento utilizarlo. Reciclo el aceite, cristal, cartón y hasta hace poco compost -que no lo puedes hacer en mitad de la ciudad- No soy hipócrita, hago lo que puedo y soy realista. que el cocinero se ponga a estudiar nutrición ya, eso para mí es la labor más importante a día de hoy.
- COCINILLAS: Un aperitivo de lo que compartirás en tus próximas columnas...
- Rakel Cernicharo: Desmontar que no todo está en recibir galardones, trabajar la nutrición, la sostenibilidad del restaurante y que el movimiento de la gastronomía sea sostenible. Somos el canal para que la gente empiece a ver porque el lobby de la alimentación no lo va a hacer. Tenemos que hablar abiertamente y comenzar a cambiar las conciencias de la gente. Hablar de la rentabilidad de los restaurantes, un 'ecologismo financiero' del que no se habla.
- Poco se habla de la mentira que hay detrás de la búsqueda de cocineros de stands y de ferias, concesiones que son un fake enorme. La realidad de mundo en que vivimos de la gastronomía es porque hay mucho humo y hay que empezar a contarlo. Ha habido una era de copias y hay que empezar a motivar a que se creen identidades propias.