Es habitual que las marcas blancas de los supermercados se inspiren en productos que son un éxito de ventas, pero, a veces, la inspiración llega a unos extremos tales que, a simple vista, cuesta distinguir el producto original de la versión bajo la marca propia del supermercado, con el consiguiente enfado por parte del fabricante del primero. Y eso le ha pasado a Lidl con sus conejitos de chocolate.
Tras una batalla legal iniciada hace cuatro años, la chocolatera suiza Lindt ha conseguido que los tribunales suizos le den la razón en el litigio contra la cadena alemana de supermercados. ¿El motivo? El innegable parecido entre los conejitos de chocolate que comercializa el supermercado bajo su marca Favorina y los que fabrica la primera. Ambos productos representan la figura de un conejo en una postura casi idéntica elaborada con chocolate y envuelta en papel de aluminio que en el caso de Lindt es dorado y en el caso de Lidl también lo es en una de las distintas versiones que ofrece del producto.
Se diferencian en que uno lleva un lazo rojo al cuello y otro una pajarita verde, en el peso, que es ligeramente inferior en el original, y en el precio, 1,50 € la versión de Lidl frente a los 4 € que cuesta el de la marca suiza. Fácilmente podría pasar que alguien se llevase el de marca blanca pensando que ha comprado el de la marca Lindt.
Hace cuatro años, Lindt presentó una demanda en Suiza que fue desestimada, pero lejos de conformarse, presentaron un recurso ante el Tribunal Federal de Suiza que, finalmente, ha dado la razón a la chocolatera al reconocer que el producto de Lidl presenta «un riesgo de confusión aun cuando los dos productos presentan ciertas diferencias. Dada la impresión de conjunto, los conejos de Lidl despiertan asociaciones evidentes con la forma del conejo de Lindt. En la mente del público no se pueden distinguir».
Lidl tendrá que hacer desaparecer sus conejos de chocolate
Según reza la sentencia, Lidl tendrá que dejar de vender el producto, pero no bastará con eso, sino que también tendrá que destruirlo. Ahora bien, dicha destrucción no tendrá por qué suponer desperdicio alimentario, pues la sentencia no habla de destruir el chocolate como alimento, sino los conejos, por lo que Lidl podría fundirlos y utilizar ese chocolate como materia prima para otras elaboraciones.
Esta sentencia afecta a los establecimientos de Suiza, país en el que se llevó a cabo el contencioso, por lo que, en principio, en el resto de los países sí seguiremos viendo estos dulces en los lineales de Lidl.