Desde hace ya algún tiempo y, especialmente en este último año, el móvil se ha convertido en la herramienta indispensable para conectarnos con los que más queremos y para compartir con ellos nuestros momentos más felices incluso en tiempo real.
Muchos de esos instantes para el recuerdo tienen lugar mientras se está disfrutando de una deliciosa comida ya sea en casa cocinada por nosotros mismos o en alguno de nuestros restaurantes favoritos. Sea como sea, lo cierto es que nos encanta compartir las fotos de lo que comemos y nos encanta ver las fotos de lo que comen otros, especialmente cuando lo fotografiado resulta tan apetecible que nos hace salivar y casi casi saborear el plato en nuestra imaginación con solo ver la fotografía.
La cámara del Nokia X20
Hace algunas semanas la multinacional finlandesa presentaba el Nokia X20, un terminal con conectividad 5G y una cámara trasera con 4 lentes Zeiss. Posee una resolución máxima de 64 megapíxeles en la lente principal que se acompaña de un gran angular de 5 megapíxeles, una lente macro y otra de profundidad de 2 megapíxeles cada una; características estas que le convierten en un móvil idóneo para captar instantáneas del día a día y compartirlas en redes sociales como Instagram o Pinterest.
Cómo hacer fotos de comida como un profesional con el Nokia X20
Las primeras veces que uno fotografía comida suele ser un poco frustrante al comprobar que el plato que aparece en la foto no resulta tan apetecible como en la realidad y está muy lejos de parecerse a las fotos que aparecen en los perfiles de fotógrafos gastronómicos profesionales, pero lo bueno de eso es que todo se puede aprender y, si además contamos con una herramienta como la cámara del nuevo Nokia X20, puede resultar muy sencillo.
Y es que, aparte de una cámara de calidad, este último teléfono lanzado por Nokia posee un software cuyo manejo es sumamente intuitivo para los que no tienen ni idea de fotografía, pero también cuenta con un modo profesional para que todos aquellos usuarios que ya sepan algo puedan ajustar los parámetros de cada toma como si de una cámara réflex se tratase.
Eligiendo la opción [Foto] la cámara actuará en modo automático y ajustará ella sola los parámetros para realizar la mejor foto posible, de esta manera el usuario solo tendrá que ocuparse de componer una escena visualmente bonita.
Pulsando sobre la opción [Más] accedemos a los modos de cámara adicionales como el [Macro], que en ocasiones puede ser útil a la hora de fotografiar comida, por ejemplo, cuando no hemos tenido tiempo de montar un bodegón y nos interesa hacer un primer plano en el que se vea solo la comida que hay en el plato. El modo [Pro] nos permite realizar fotografías ajustando manualmente algunos parámetros.
Con este modo profesional, podemos ajustar nosotros el balance de blancos [AWB] para indicar en qué condiciones de luz estamos tomando la fotografía aunque, como veremos más adelante, cuando se trata de fotografiar comida, lo mejor es siempre buscar la luz natural que es con la que conseguiremos unos colores más realistas.
La opción [AF] nos da opción a ajustar el modo de enfoque y podemos elegir entre el enfoque automático o autofocus o el enfoque manual. Otros parámetros con los que podemos jugar son la sensibilidad [ISO], que podremos aumentar o disminuir según haya más o menos luz; la velocidad de obturación y la exposición.
El nuevo Nokia X20 nos da opción también de guardar las fotografías tomadas con el modo [Pro] en formato Raw que nos permitirá un postproceso posterior en el ordenador si fuese necesario.
Algunos trucos para que tus fotos de comida parezcan profesionales
Antes de nada, dos cosas muy importantes que casi se pueden resumir en una palabra: limpieza.
La primera regla a cumplir siempre que vayamos a hacer una foto es limpiar correctamente las lentes de la cámara de nuestro Nokia X20, pues no queremos que unas motas de polvo o nuestras huellas dactilares nos arruinen la foto.
La segunda es asegurarnos de que los elementos que aparecerán en la foto están limpios. En las fotos profesionales que aparecen manchas o salpicaduras, estas están convenientemente estudiadas y estratégicamente situadas para que resulten visualmente atractivas, pero las manchas fortuitas en el 99, 9 % de los casos nos arruinarán la fotografía.
La luz natural, nuestra mejor amiga
La mejor iluminación que podemos conseguir para fotografiar es la luz natural. Una mesa auxiliar junto a una ventana o incluso el suelo pueden ser el escenario perfecto para hacer fotos de nuestros platos cuando estamos en casa. Si estamos en un restaurante, tendremos que intentar que nos pongan en una mesa junto a la ventana si eso es posible,
El problema es que la luz natural es escasa y el tener que depender exclusivamente de ella para hacer fotos nos limitaría muchísimo, pues muchas veces querremos fotografiar la cena o algo que estemos preparando por la noche para comer al día siguiente y no nos quedará más remedio que iluminar las fotos con luz artificial.
Cuando sea así, el flash de la cámara está completamente desaconsejado y tendremos que buscar la forma de aprovechar al máximo la luz ambiental utilizando un trípode que nos permita fotografiar con tiempos de exposición largos y experimentar subiendo el valor ISO hasta dar con un punto en el que conseguimos una buena foto sin demasiada pérdida de calidad.
Un truco que funciona bastante bien en estas condiciones es utilizar platos blancos sobre fondos muy oscuros, de manera que toda la luz se concentre en el plato que queremos mostrar. Sería algo muy parecido a lo que en pintura se denomina “claroscuro” y la mejor forma de conseguirlo es usar un trípode y disparar con un tiempo de exposición alto.
Si en la foto superior el fondo fuese también blanco, lo que veríamos sería un fondo de un tono grisáceo que no resultaría nada atractivo, en cambio al utilizar un fondo muy oscuro toda la atención se centra en la porción de tarta que es precisamente lo que buscamos.
Menos es más
En fotografía gastronómica es casi tan importante lo que se come, como lo que no se come y eso no quiere decir que haya que sacar toda la vajilla que tenemos en casa para acompañar a un filete. El ambiente tiene que ser creíble y acorde con el plato que estamos fotografiando, por ejemplo, si fotografiamos unas magdalenas podemos poner una taza de té y un libro para sugerir una merienda deliciosa en una tarde de lectura y relax o una cerveza en un vaso helado para acompañar un plato salado con el que queramos transmitir la sensación de algo refrescante.
En el fondo es una cuestión de sentido común, pues solo se trata de hacer que la escena resulte lo más natural posible. Otro ejemplo, podemos dar colorido a una foto con elementos con los que cualquiera podría decorar una mesa como unas flores o unas servilletas, pero igual que nunca pondríamos sobre la mesa en la que estamos comiendo unas patatas sin pelar, en una foto de presentación de un plato terminado tampoco resultan favorecedoras.
En cualquier caso, si hay dudas y no se tiene claro, es mejor que la foto quede un poco “sosa” pero que el plato sea el protagonista a llenar la escena de cachivaches que no aportan nada y lo único que hacen es desconcertar y desviar la atención.
La foto superior es el ejemplo perfecto de que menos es más, la regla de oro en este tipo de fotografía, simplemente con la madera de fondo, que crea un ambiente cálido, y la tapa de la olla, que pone la nota de color que le falta a la quinoa y da volumen a la composición, se consigue una fotografía visualmente muy atractiva con el plato como único protagonista. La mayoría de las veces no hace falta más.
En ocasiones puede pasar que tengamos que hacer la fotografía con un fondo o en un ambiente que no podemos modificar o, simplemente, nos apetece llamar la atención sobre un detalle concreto. En ese caso, lo mejor es buscar una apertura grande para que la profundidad de campo sea muy pequeña, enfocar a la porción de comida que queremos resaltar y hacer que el resto de elementos salgan muy desenfocados. Se consiguen fotos increíbles jugando con la apertura del diafragma y con la profundidad de campo.
La regla de “menos es más” no solo es aplicable a la cantidad de cosas que aparecen en la foto, también afecta a la cantidad de comida que ponemos en el plato porque las raciones pequeñas siempre funcionan mejor en este tipo de fotografía.
La importancia de los colores
En Pinterest e Instagram tienen muchísimo más éxito las fotografías de comida que incluyen algún elemento rojizo o anaranjado, siempre y cuando no sea el color predominante. Las que menos, aquéllas en las que predomina el verde o el azul. Parece una tontería, pero este ejemplo lo ilustra bien. El montadito de ventresca con tomate seco y albahaca y el batido de manzana de la izquierda estaba igual de ricos que el zumo de naranja y el montadito de jamón con tomate de la izquierda, pero a la inmensa mayoría de las personas les entra mucho más por los ojos la foto de la izquierda.
A fotografiar se aprende fotografiando
No hay que quedarse nunca con la primera foto y menos en la era digital en la que los “carretes” son prácticamente infinitos. Dispara ráfagas, muévete, prueba distintas distancias y encuadres y compara resultados, así aprenderás a intuir cómo va a quedar una foto antes de hacerla y en poco tiempo tus fotos van a mejorar muchísimo.