La cena suele ser objeto de polémica, dado que la hora para cenar varía mucho entre los diferentes países, incluso en aquellos que son casi vecinos. Por ejemplo, en España, es común cenar relativamente tarde (entre las 20:30 y las 21:00 h de media) en comparación a países próximos, como Francia, Bélgica o Reino Unido, en los cuales nuestra hora de la cena es prácticamente la hora de estar acostado. Aún así, el concepto "cenar pronto" sería relativo, pues tiene más relación con la hora a la que nos acostaríamos que con la hora del día en particular.
En este caso, cenar pronto implicaría, como poco, dejar dos horas de distancia entre esta última comida y el momento de acostarse a dormir. Y, aunque parezca poco importante y se refiera a un "simple" hecho temporal, los estudios sugerirían que el horario es importante, pudiendo asociarse diversos beneficios para la salud.
Crononutrición: por qué cenar pronto evitaría ganar peso
La crononutrición, como ya explicamos en su momento, es la rama de la cronobiología que explica la relación entre el ritmo circadiano y los horarios de las comidas. Lejos de aconsejar un número determinado de comidas diarias, esta ciencia aconsejaría ajustar el consumo alimentario a un horario, dado que las hormonas responsables del apetito siguen un claro ritmo circadiano, que puede usarse en nuestro favor.
De hecho, llevar a cabo un consumo alimentario en horarios nocturnos, habría demostrado aumentar el riesgo de sufrir intolerancia a los carbohidratos y resistencia a la insulina. O lo que es lo mismo, mayor riesgo de diabetes, y también mayor riesgo de ganancia de peso, dado el mal procesado de los carbohidratos.
Así mismo, la crononutrición también sugeriría que por las noches es más complicado procesar los alimentos, sobre todo aquellos ricos en carbohidratos, pues la insulina (la hormona responsable de llevar la glucosa a los tejidos) funcionaría de forma más lenta incluso en individuos sanos. Si en la cena se comete el error de excederse con los carbohidratos de forma cotidiana, a largo plazo puede ser problemático.
Cenar pronto 'protege' contra los atracones
Continuando con la relación entre la cena y la ganancia de peso, algunos estudios habrían sugerido que los individuos con sobrepeso son más proclives a cometer excesos o "atracones" por la noche. Esto se explicaría gracias al funcionamiento de las "hormonas del hambre", las cuales se elevan por la noche, a la vez que las "hormonas de la saciedad" disminuyen su funcionamiento: es más fácil cometer excesos gracias a las hormonas, y es mucho más fácil cuando el organismo ya está previamente alterado, como sucede en los casos de sobrepeso y obesidad.
Además, este mismo estudio habría sugerido que el estrés podría empeorar más si cabe la situación, aumentando la cantidad de las hormonas del apetito por la noche.
Cáncer: cómo cenar pronto reduce el riesgo de cáncer de mama y próstata
Para terminar, cenar pronto también tendría beneficios en cuanto al cáncer se refiere. Así lo habría afirmado un estudio español, llevado a cabo por el Instituto de Salud Global de Barcelona y publicado el pasado año 2018 en la revista International Journal of Cancer.
Según dicho trabajo, las personas que cenaban antes de las 21:00 h de la noche, o que al menos dejaban un espacio de dos horas entre la cena y la hora de acostarse, tenían hasta un 20% menos de riesgo de sufrir cáncer de mama o próstata, en comparación a aquellos que cenaban más allá de las 22:00h o los que se acostaban inmediatamente después de cenar.
Así pues, el famoso dicho de nuestras abuelas de "cena poco y vivirás más", junto al consejo de "cena al menos dos horas antes de dormir" tendría bastante sentido científico.