En los últimos tiempos se ha extendido la idea de que todo lo natural es mejor que lo artificial, especialmente cuando hablamos de comida. No es difícil de entender cuando muchos de los alimentos procesados incluyen aditivos de dudoso beneficio para la salud. Lo que no se suele tener en cuenta es que muchos de estos colorantes, conservantes, saborizantes, azúcares… se encuentren de forma natural en todo tipo de alimentos. Desde unas fresas hasta el café. Ingredientes que, por supuesto, no sólo no tienen nada de malo si no que además aportan muchas de las cualidades que más valoramos.
Esencias concentradas
Por ejemplo los clavos, una de las especias más usadas en todo el mundo, obtienen ese olor tan característico de una sustancia química llamada eugenol. En el caso de la canela su aroma y sabor provienen de un compuesto llamado cinamaldehído. Todos los vegetales, frutas, carnes y pescados que podáis imaginar le deben gran parte de sus sabor y olor a una de estas esencias concentradas. Esencias que se pueden encontrar y obtener de una gran variedad de formas.
Algunos de estos métodos son totalmente naturales, mientras que en otros se necesita pasar por un laboratorio para conseguir esos ingredientes artificiales. Pero lo cierto es que no importa el camino, puesto que la molécula resultante es la misma. No hay ninguna diferencia entre un cinamaldehído de probeta o de rama.
¿Por qué se usan ingredientes artificiales?
Puedes pensar que es una tontería pasar por un laboratorio cuando puedes cultivarlo de forma natural, pero en muchos casos es más barato producirlo de forma artificial. Por ejemplo la vainillina o vanilina, el compuesto que da a la vainilla su característico olor y sabor, se extrae de forma natural de las orquídeas. El proceso para extraer la esencia es tan caro que para finales del siglo XIX ya se había encontrado una alternativa más eficiente en el laboratorio.
También hay ocasiones en las que la versión natural resulta más peligrosa, como en el caso de la soja cruda. La planta con la que se hace la salsa de soja con la que acompañamos al sushi es tan tóxica que la mayoría se realiza a partir de una proteína vegetal hidrolizada con ácido en vez de hirviéndola.
De ahí que no haya que preocuparse tanto de si son ingredientes artificiales o si son de origen natural sino de si son saludables o no. La esencia artificial de la vainilla siempre va a ser igual de buena o mala que su versión natural.