En el mundo cada vez somos más personas y, a medida que aumenta el acceso a los recursos, aumenta el número de individuos que abandonan las dietas basadas en productos de origen vegetal para incluir la carne en su alimentación.
Y aunque puede parecer que esto no es demasiado relevante, lo cierto es que abastecer de carne a la población mundial empieza a ser un problema, pues la producción de carne para el consumo humano tiene un coste elevado de recursos básicos como el agua o la energía, algo que cada vez es menos sostenible y que cada vez ocupa más investigaciones por parte de expertos.
Lo de comer insectos, aunque a los occidentales nos suene poco apetecible, no es algo nuevo. En cambio, en los países orientales, el consumo de insectos es habitual y no es raro encontrar en sus menús aperitivos como ciempiés o escorpiones fritos.
Comer insectos en vez de carne, cada día más cerca
Cada vez son más los estudios que indican que comer insectos puede ser más saludable para las personas y más sostenible para el planeta que comer carne.
Los insectos tienen tantas proteínas como la ternera y solo la tercera parte de grasa
Si comparamos la cría de insectos con la de animales como vacas o pollos, la primera requiere muchos menos recursos que la segunda y, para algunos, conlleva menos consideraciones éticas. Por poner un ejemplo, los grillos tienen gran cantidad de proteínas, pero solo la tercera parte de grasa que la carne de vacuno.
Comer insectos como fuente de hierro
Que un alimento sea rico en hierro no significa que nos sirva como fuente de hierro para nuestro organismo, esto es porque el hierro puede presentarse de dos maneras, que se conocen como hierro hemo y hierro no hemo. El hierro hemo está presente en la hemoglobina -la molécula que transporta el oxígeno- y es el hierro que nuestro cuerpo puede absorber y utilizar. El hierro no hemo, no nos sirve como fuente de hierro.
Los gusanos búfalo tienen más hierro que la carne de ternera.
Para determinar el tipo de hierro en los insectos, un equipo de investigadores sometieron la carne de varios insectos a una digestión simulada combinándolos con ácidos y enzimas. Con las mezclas resultantes se alimentaron células humanas y se midió la cantidad de ferritina -una proteína que almacena el hierro- que produjeron dichas células como indicador para determinar la absorción del hierro en las mismas.
El resultado fue que los gusanos búfalo tienen más hierro -del bueno- que la carne de ternera, los saltamontes y los gusanos de la harina, tienen cantidades similares aunque ligeramente inferiores y, en cambio, los grillos, pese a tener un gran contenido proteico, no son una buena fuente de hierro para la dieta humana.
Esto, sin duda, son buenas noticias, al menos para las poblaciones más desfavorecidas que llevan dietas solo a base de vegetales, pues podrían complementar su dieta y así prevenir las frecuentes anemias por falta de hierro.