Aunque se pueden hacer mil ensaladas sin usar ni una sola hoja de lechuga, lo cierto es que este vegetal es uno de los protagonistas indiscutibles de muchos platos veraniegos, por eso ahora que estamos en la época es buen momento para dar un repaso a los distintos tipos de lechugas para ensaladas y cuáles son las propiedades de cada una.
Las hay con sabores más suaves y dulzones, más amargas, más crujientes o más mantecosas, pues a pesar de llamarse todas lechuga, podemos encontrarnos con sabores y texturas bien distintos en función de la variedad elegida.
Tipos de lechugas para ensaladas
Desde los pequeños cogollos a la intensa escarola, vamos a darnos un paseo por las lechugas más habituales que nos encontramos en nuestros mercados.
Lechuga iceberg: Es redonda y compacta, parecida a un repollo. La textura es muy crujiente y el sabor muy muy suave, por lo que suele ser la lechuga que más gusta a los que no les gusta la lechuga. Es la menos nutritiva de todas y, aunque se usa bastante para ensaladas, también es muy adecuada para formar parte de sándwiches y hamburguesas. Sus hojas gruesas y crujientes hacen que permita aliños pesados a base de salsas como la mayonesa o la salsa rosa.
Lechuga Trocadero: Son lechugas de hojas muy tiernas, finas y de textura mantecosa. Su mejor época es en primavera y por su delicadeza combina bien con aliños suaves. También se la llama lechuga francesa.
Lechuga Romana: También se las conoce como “oreja de burro” u “oreja de mulo” por la forma alargada de sus hojas que se agrupan alrededor de un tronco más grueso. Es la lechuga española más típica y suele ser de las más baratas. Podemos encontrarla todo el año y es la variedad más nutritiva de todas por lo que siempre es una buena elección.
Lechuga Hoja de Roble: Es la que veis en la foto superior, tiene las hojas onduladas y cuyo color varía del verde al marrón-morado. Tiene sabor dulzón y hojas finas y crujientes por lo que combina bien con aliños ligeros. Su mejor época es la estival.
Lollo Rosso: Es una lechuga de origen italiano y de intenso color rojo con hojas muy rizadas. Su sabor amargo y es muy recomendable para aquellos que tengan digestiones lentas y pesadas. Su mejor época son los meses posteriores al verano, aunque aquí en España es fácil encontrarla todo el año en las bolsas de ensaladas listas para tomar.
Lechuga Batavia: Las hojas son de color verde intenso con las puntas rojizas y su sabor es ligeramente ácido. Se suele mezclar con otras lechugas más suaves o sola con vinagretas de sabores fuertes.
Radiccio: Se conoce también como achicoria roja y, aunque es más difícil encontrarla sola, es muy habitual encontrarla en casi todas las bolsas de ensaladas ya listas para comer. Sus hojas son de color rojo oscuro con textura crujiente y sabor ligeramente amargo y es muy valorada por sus propiedades digestivas. Aunque se cultiva todo el año, sus mejores momentos son la primavera y el otoño.
Escarola: Puede ser rizada o no, porque la escarola francesa tiene las hojas bastante más lisas. No es exactamente una lechuga, pero se usa como tal, normalmente mezclándola con otros tipos de lechuga. Su sabor es bastante amargo y ligeramente picante por lo que soporta vinagretas con sabor intenso. Su mejor época es el invierno y es muy adecuada para dietas de adelgazamiento al ser más diurética que la lechuga.
Cogollos: Son unas lechugas de pequeño tamaño. Los más conocidos son los de Tudela, con las hojas exteriores muy verdes y corazón amarillo. Sabor intenso y ligeramente ácido que combina bien con anchoas, bonito y vinagretas fuertes.
Y vosotros, ¿usáis la misma variedad de lechugas para todo? ¿O cambiáis según la receta?