La ciudad de Cognac, en Francia, esconde entre sus calles empedradas una de las mejores joyas del mundo: la receta de una bebida que lleva siglos siendo testigos de las decisiones más importantes de nobles y ricos.
Poco ha cambiado esta tradición porque ahora el coñac, o brandy como se comercializa fuera de Francia, sigue siendo reclamo en sobre mesas de grandes empresarios y empresarias, dirigentes políticos que marcan el rumbo del mundo y de cualquiera que quiera sentir en sus labios la intensidad de una uva única cuya materia prima es, precisamente, el tiempo.
Al menos, este es el principal secreto de Rémy Martin, la maison que cumple ahora 300 años haciendo los mejores coñacs del mundo, entre ellos, el más caro, el Louis XIII.
Pero el tiempo y el precio no son el único secreto de una bodega que arrasa con sus tragos Remy Martin XO, 1738 Accord Royal y VSOP en España. También hay otros aspectos que han hecho que la bodega se convierta en una de las más importantes del mundo.
1. Grande y Petite Champagne, una tierra caliza
Los mejores tragos que se producen en la comarca de Cognac, esos que son los únicos a los que se pueden llamar coñac, tienen que tener parte de su uva nacida y crecida en las dos regiones francesas más importantes para esta bebida: Grande y Petite Champagne.
De hecho, solo se puede hablar de Cognac Fine Champagne, la denominación de origen más especial de esta bebida, cuando el coñac es elaborado con agua de vino proveniente de una finca en Grande y Petite Champagne y al menos el 50% es de la región de Grande.
Todos los destilados que salen de Rémy Martin son uvas de la variedad Ugni Blanc cosechadas en las regiones de Grand Champagne y Petite Champagne, los dos crus de más calidad.
Este terruño calizo y la cercanía del mar son el principal secreto ya que este tipo de suelos permite que las raíces de las vides crezcan en profundidad y absorban el agua y los elementos para dar todavía más fortaleza y firmeza al propio coñac.
2. Una maison entre la tierra y el Rey
Esta bodega fue fundada en 1724 por un joven agricultor, Rémy Martin, que tenía sus vides en este terreno y que empezó a destilar su propio coñac bajo su nombre, con una clara apuesta por la calidad que ha sido la esencia de la marca en estos 300 años.
Sólo 14 años después, en 1738, Rémy Martin fue reconocido como uno de los principales productores de coñac del mundo y el rey Luis XV de Francia le otorgó el derecho de plantar nuevas vides para conseguir el exquisito destilado.
3. El poder del Centauro
Es un descendiente de este visionario francés, Paul-Emile Rémy Martin, el que elige en 1870 como símbolo de la marca al Centauro, en homenaje a su signo del zodiaco ya que es sagitario. Este ser mitológico, mitad hombre mitad caballo, fue el primer logotipo de la marca que ha perdurado hasta hoy.
En 1927, la marca también participó el diseño de la famosa etiqueta para Cognac Fine Champagne, que deja claro que el destilado nace de uvas que han crecido entre las dos zonas región de Cognac, Grande Champagne y Petite Champagne, con el 50% como mínimo de Grande, siendo Rémy Martin la única gran casa que lo hace en sus productos.
4. Una vendimia diferente
Los responsables de la maison que elabora el coñac más caro del mundo son conscientes de que todos los detalles que intervienen desde el nacimiento de la uva hasta su fermentación dejan su huella en el destilado. Por eso, han apostado por un sistema de recogida de uvas y de prensado diferente para garantizar todos los matices a sus bebidas.
Los agricultores llevan sus uvas a la bodega donde la presa está en el subsuelo para garantizar que la uva llega lo menos rota o dañada posible para iniciar el sistema de presión de un lateral a otro y no de arriba abajo como se suele hacer en otros lugares.
Además, los maestros de bodega siguen el proceso de destilación tradicional del vino sobre lías, que produce más aromas, suavidad y un final prolongado y con pequeños alambiques de cobre y exclusivamente barricas de roble francés, principalmente de los bosques de Limousin, que envejecen los aguardientes.
5. La elección a ciegas entre los agricultores
Una de las premisas de Rémy Martin desde su fundación hace ya 300 años es atraer lo mejor de la región, el mejor talento, la mejor uva y el mejor agua de vino. Por eso, en la Sala Máster, con su maestro bodeguero, Baptiste Loiseau, todos los años se forma un comité de expertos que determinan cuáles son los mejores aguardientes en una cata a ciegas que gana el de mayor calidad sea quien sea.
De esta forma, la maison se garantiza que al final del proceso va a contar con el mejor coñac para poder embotellar y vender a todo el mundo. Este comité de cata es una especie de guardianes del patrimonio de la maison pero sobre todo la mejor garantía para cualquier botella de Rémy Martin.
6. Con qué maridarlo
Hay muchas formas de tomar coñac, solo, con agua, en un cóctel... pero lo que mucha gente no sabe es que uno de los maridajes perfectos de Rémy Martin es con jamón de Parma y queso parmesano, ya que intensifica los matices de cualquiera de los destilados de la marca.
También es fácil tomarlo con mariscos, como ostras, langosta o sushi; y con todo tipo de chocolates y frutos secos.
Como curiosidad, el coñac se puede consumir incluso congelado, lo cual hace al líquido muy viscoso ya que el alto contenido de alcohol impide que se congela por completo, y da una experiencia que es casi aterciopelada en la boca.
7. Louis XIII, el coñac más caro
Una botella del mejor coñac del mundo, Louis XIII, te puede costar unos 3.000 euros, pero el problema no es pagarlo, que también, sino conseguirlo puesto que, por ejemplo, en España sólo hay ocho botellas de la última salida.
La mezcla para llegar a este increíble coñac puede hacer intervenir a cientos de aguardientes, la mayoría con un envejecimiento de 100 años y el más joven de 40 años como mínimo. De hecho, los expertos aseguran que un sorbo del Louis XIII puede dejar sabor en la boca hasta una hora después, debido a su intensidad y equilibrio.
La mayoría de estos obsequios de lujo, que se comercializan en un recipiente de cristal que necesita hasta 11 artesanos para terminarlo, va destinado a coleccionistas que saben que el valor de Louis XIII es mucho mayor que lo que marca la etiqueta.