El mar es un medio en el que se producen y reflejan muchas actividades. La parte emergida de la Tierra ha llegado al límite de su capacidad de producción. Por esta razón, los expertos y las instituciones políticas de ámbito supranacional buscan en el mar la forma de satisfacer las demandas de una humanidad en constante crecimiento.
Desde hace años, la acuicultura se ha consolidado como una alternativa imprescindible por pulverizar las ratios de aprovechamiento de recursos de las ganaderías terrestres a la hora de proporcionarnos de manera sostenible alimentos saludables, sabrosos, seguros y de proximidad. A pesar de que esta actividad está cada vez más presente en nuestro día a día, todavía existe un notable desconocimiento sobre el concepto y su definición. Por ejemplo, el 47% de la población española no sabe si el pescado que consume proviene de la acuicultura o de otras formas de obtención.
Con el fin de contribuir a divulgar y esclarecer lo que rodea a esta práctica, Cocinillas de El Español celebra este I Foro de ‘Acuicultura como pilar de la alimentación sostenible’. Para ello, ha contado con la participación de Javier Ojeda, gerente de la Asociación Empresarial de Acuicultura de España (APROMAR), Ignacio Gandarias, director general de Ordenación Pesquera y Acuicultura del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Leticia Garnica, directora de dietistaynutricionista.com. La jornada la modera Danny Salas, director de Cocinillas – El Español.
La acuicultura en datos
La denominada Economía Azul se construye sobre la convivencia de la acuicultura y la pesca extractiva. Una de las grandes diferencias que existen entre ambas es que, mientras que en la acuicultura el pescado, el marisco o las algas se obtienen a partir de la producción propia de especímenes o el engorde de un número cerrado de ejemplares jóvenes, la pesca extractiva obtiene toda su producción de las poblaciones salvajes del mar, los lagos y los ríos.
Una de las áreas de actividad de la Asociación Empresarial de Acuicultura de España es fomentar el conocimiento real que tiene la sociedad sobre la acuicultura. Para ello, se trabaja en líneas de actuación que lleguen hasta la ciudadanía con contenidos adaptados a sus necesidades de información. APROMAR tiene como objetivo representar al sector, asesorar, divulgar y comunicar. “El sector de la acuicultura está geográficamente disperso y eso hace que a las empresas les resulte valioso disponer de una asociación que las centralice y las mantenga informadas sobre las normativas, etc”, indica su gerente, Javier Ojeda.
España es el primer productor de acuicultura a nivel europeo. Nuestra actividad ocupa el 25% de toda la que se genera en la UE, según el informe anual que elabora la propia APROMAR sobre el sector. Entre las especies más cultivadas aquí se encuentran el mejillón, estrella de la clasificación por volumen. Si hablamos de pescado, las especies que copan el ranquin son la trucha arcoíris, la dorada, el rodaballo, el atún rojo o la corvina. Son de que más asiduamente nos podemos encontrar en el punto de venta. En España el salmón, mayoritariamente de Noruega, es el más consumido.
La posición predominante de pescados venidos de terceros marca la necesidad de establecer medidas que aumenten el consumo de los de origen nacional. “La acuicultura y la pesca, ambas desarrolladas bajo los parámetros de excelencia y sostenibilidad que marca la Unión Europea son dos actividades que conviven más que compiten. Ambas necesitan el agua de mares y ríos para su presente y futuro. Juntas tenemos que conseguir que los consumidores recuperen la presencia del pescado, de origen nacional, en su alimentación”, manifiesta Ojeda.
Desde el Gobierno consideran al sector acuícola “estratégico, ya que proporciona alimentos saludables al consumidor y es compatible con la pesca extractiva. Teniendo en cuenta que esta cuenta con recursos limitados y tanto la demanda como el volumen de la población siguen creciendo, necesitamos alternativas como la acuícola” indica Ignacio Gandarias, director general de Ordenación Pesquera y Acuicultura del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Como organismo oficial, su reto es “invertir y dotar al sector de elementos e instrumentos que faciliten esta activad” y para ello, señala, están “creando una estrategia para su correcto desarrollo”.
Acuicultura, una alternativa sostenible
El éxito de la acuicultura moderna se basa en la eficiencia intrínseca de peces y mariscos, la adecuada gestión de la biología de las especies cultivadas, la introducción constante de I+D+I, el desarrollo de alimentos específicos y la organización empresarial.
Los participantes en el foro “Acuicultura como pilar de la alimentación sostenible” han defendido esta práctica dada la infrautilización del mar, que ocupa dos tercios de la superficie del planeta. “En el mar se pueden hacer muchas cosas, hay mucho espacio, frente a la finitud de recursos y espacio en la tierra firme”, ha señalado Ojeda, quien aboga por la acuicultura como “la gran solución para el futuro de la alimentación”. Una recomendación que sostienen sin ambages entidades del peso de Naciones Unidas, a través de la FAO, o la Unión Europea.
El gerente de APROMAR ha querido hacer hincapié en la sostenibilidad que impregna la totalidad de la actividad. Cada una de las fases que hay entre el nacimiento de los peces y tenerlos en el plato está marcada por la búsqueda de la máxima eficiencia y el mínimo impacto en el entorno. Por otro lado, destaca la proximidad y la frescura insuperable cuando nos decantamos por el producto nacional, otras de las virtudes de la acuicultura.
Por su parte, la diplomada en Nutrición y Dietética por la Universidad San Pablo CEU y licenciada en Ciencia y Tecnología de los Alimentos, Leticia Garnica, asegura que no se trata de una actividad nociva, sino al contrario: saludable. Garnica denuncia el radicalismo existente que tiende a demonizar a algunos alimentos, invitando a que se haga un análisis más exhaustivo de lo que conlleva su proceso de desarrollo.
Siendo el mar un espacio de dominio público, hay que definir los espacios en él, algo que está haciendo el gobierno. Desde la Administración subrayan la importancia de que se indique su procedencia y su trazabilidad. Ojeda, en este sentido, señala también la importancia de que se mantenga “un entendimiento habitual y fluido entre el sector acuícola y la administración pública”.
El pescado en nuestra dieta
Sobre las diferencias que existen entre los dos modos de obtención de pescado, a nivel nutricional, la nutricionista Leticia señala que éstas son pequeñas y, lo más importante, es educar al consumidor: “en el pescado de acuicultura el porcentaje de grasa es mayor, pero hablamos siempre de una grasa saludable, mientras que en la pesca extractiva el nivel de grasa se reduce, pero el de proteína aumenta”.
Sobre su consumo, Garnica aconseja incluirlo, como mínimo, dos veces en nuestro menú semanal: “por muy bueno que sea, no hay que comerlo todos los días. Lo ideal son tres o cuatro ocasiones por semana, una cantidad necesaria que, a día de hoy, estamos lejos de cumplir”. A la hora de decantarnos por el blanco o el azul, “hay que buscar el equilibrio”, pero siempre tenerlo en cuenta, dado además el “déficit de vitamina D que existe en España”.
Comer pescado nos hace más felices
Lo cierto es, apunta Garnica, que con el pescado de acuicultura “el control de anisakis es mayor, así como el de metales pesados”, pero sea cual sea su procedencia, se trata de un buen aliado de la dieta mediterránea y esencial en ella. Es más, contiene triptófano, aminoácido precursor de la serotonina, el neurotransmisor responsable de nuestra felicidad. Además, contiene melatonina, que nos ayuda a dormir, y Omega 3, importante para el sistema nervioso.
Con el pescado de acuicultura, también nuestra cartera puede ser más feliz. “Dada la facilidad de programación, se da una estabilidad de precios que son más asumibles para nuestra cesta” defiende Ignacio Gandarias, subrayando a la vez su aporte social, destacando la creación de empleo en la España Vaciada y la garantía a la alimentación, al propiciar su consumo a lo largo del año.