El último grito entre las empresas no es un teléfono móvil ultraseguro o un programa que les facilita inmensamente la gestión. Aquellas con los recursos económicos y cierto interés en ese gran campo que es la inteligencia artificial están ansiosas por adquirir el DGX-1, un superordenador con el tamaño de una caja pequeña diseñado específicamente para el empleo y desarrollo de herramientas de aprendizaje automático profundo (machine learning y deep learning) y de análisis de inteligencia artificial.
Diseñado por NVIDIA, una multinacional especializada en el desarrollo de unidades de procesamiento gráfico y en tecnologías de circuitos integrados, el DGX-1 es un sistema que integra hardware y software de aprendizaje profundo y herramientas de desarrollo y que, una vez adquirido, se puede empezar a utilizar inmediatamente. Según el fabricante, cuenta con las últimas técnicas de aceleración por GPU gracias a los revolucionarios aceleradores Tesla P100 y ofrece acceso a los servicios de gestión en la nube y a un repositorio de aplicaciones.
El objetivo final de este equipo es ofrecerle a los investigadores una forma de avanzar en el aprendizaje de máquina, reduciendo los tiempos necesarios para entrenar a las redes neuronales que dan vida a la inteligencia artificial.
Sin embargo, el precio hace que no sea accesible para todos. El último grito para los que quieren avanzar en el machine learning a gran ritmo tiene un precio de unos 130.000 dólares (124.000 euros), por lo que muchas compañías no podrán incluirlo en su lista de regalos navideños.
Clientes satisfechos
Por el momento, menos de cien empresas se encuentran en posesión del equipo, pero estos usuarios pioneros parecen opinar que el sistema funciona. Entre ellos se encuentran SAP, una empresa multinacional alemana dedicada al diseño de productos informáticos de gestión empresarial, y BenevolentBio, la rama científica de la compañía londinense BenevolentAI.
Al otro lado del océano, su lista de clientes incluye al Hospital General de Massachusetts y a los laboratorios estadounidenses de Argonne y Oak Ridge, que emplean los suyos para estudiar las causas del cáncer e identificar nuevas terapias mediante técnicas de inteligencia artificial como parte del proyecto Cancer Moonshot, liderado por Joe Biden, vicepresidente saliente de los Estados Unidos.
Además, ansiosa por probar la capacidad de su modelos, NVIDIA ha donado varios de sus DGX-1 a otros centros. De hecho, el primero producido se lo regalaron a OpenAI, una compañía sin ánimo de lucro impulsada por el líder de Tesla, Elon Musk, que se dedica a la investigación de inteligencia artificial desde su sede en San Francisco. Otros nueve han acabado en las manos de Universidades con departamentos destacados en machine learning, como la Universidad de Nueva York, la de Stanford o la de Toronto.
Aún así, no todas las compañías estarán ansiosas por hacerse con este equipo. Aquellas centradas en desarrollar aplicaciones de inteligencia artificial, pero que no quieran preocuparse por diseñar el hardware y el software, encontrarán en el DGX-1 un buen aliado. Sin embargo, las empresas más grandes probablemente opten por diseñar sus propios sistemas en vez de decantarse por la compra del último modelo de NVIDIA.
En cualquier caso, el ordenador de los 124.000 euros está llamado a protagonizar las listas navideñas de aquellas tecnológicas sumergidas en el aprendizaje máquina y con el presupuesto suficiente para hacerse con uno.