Cuando las cosas pinten feas, piensa que siempre podría ser peor. Basta con echar un vistazo a las cláusulas de otros términos y condiciones, que probablemente también firmaste en su momento, para comprobar que las hay más duras que las de WhatsApp, y hasta irrisorias. Algunas de ellas, eso sí, aparecían en versiones anteriores de las políticas de las aplicaciones citadas, así que ahora no se encuentran en vigor. Ya se sabe que rectificar, sea tarde o temprano, siempre es de sabios.
¿Pagar por usar Facebook? Es posible
Aunque el uso de esta red social es hoy gratuito, puede que mañana no lo sea. Para curarse en salud, sus responsables tuvieron a bien incluir en una versión de sus términos y condiciones una cláusula que apuntaba lo siguiente: "No garantizamos que la plataforma vaya a ser siempre gratuita". Para que, llegado el momento, nadie se eche las manos a la cabeza. Luego descubrieron otras formas de rentabilizar su plataforma y lo quitaron.
Que te echen de WhatsApp por cansino
En sus nuevos términos ya no aparece, pero en su día la aplicación de mensajería instantánea advertía a los pelmas de que, en caso de dar demasiado la tabarra con cosas aburridas, podían quedarse sin su cuenta. Los encargados de determinar cuán cansino puede llegar a ser un usuario, "de forma caprichosa o no", serán los "empleados, agentes, subagentes, superagentes o superhéroes" del chat por excelencia. Quizá lo pusieron así para que aprendiéramos a redactar mensajes divertidos. Tomemos nota.
No le cojas cariño a tu nombre en Instagram
La aplicación para quienes hacen sus pinitos en la fotografía podría haber cambiado tu nombre de usuario si así se le hubiera antojado. Además, en su política de privacidad no explicaba las razones."Por cualquier motivo". Así, sin más. Y sí, tú lo firmaste porque querías estar ahí, como todos. Y no pasa nada, no te juzgaremos por ello.
Si quieres darte de baja, manda una carta
Tal y como lo lees. Para cerrar tu cuenta en YouTube tenías que notificárselo a la compañía propiedad de Google, pero no vía email ni nada por el estilo. Tenías que coger papel y boli y redactar que querías echar el cierre a algo que se encontraba en el mundo virtual. ¿Absurdo? Sí, bastante. Pero aún más lo era que dicha misiva la tuvieras que enviar a la sede central de la firma en Cherry Avenue (San Bruno, Estados Unidos).
Hasta después de muerto
Por lo que pudiera pasar, si querías utilizar Wallapop tenías que aceptar unos términos y condiciones por los que cedías tu contenido hasta 70 años después de pasar a mejor vida. Si conseguías o no vender los productos ya era otra historia. No sabemos si en el más allá habrá cajeros y sucursales bancarias para que te hagan una transferencia.
Vender a tu hijo...
Para demostrar que no leemos aquello que consentimos, el Instituto de Investigación en Ciberseguridad del Reino Unido, en colaboración con Europol, encargó a la firma de seguridad informática F-Secure un experimento que incluía la llamada "cláusula Herodes". Según esta, los usuarios que aceptaran las condiciones establecidas en el acuerdo entregaban a sus hijos para siempre. “El beneficiario está de acuerdo en cedernos a su hijo primogénito eternamente”, aparecía. Y sí, lo firmaron seis personas.
... o hasta tu alma
Menudo marrón. El día de los Santos Inocentes, la compañía Game tuvo a bien gastar una broma a sus clientes y modificó los términos y condiciones de tal forma que quien comprase cualquier artículo en su tienda durante esa jornada cedería su alma a la empresa. Además, solo tenías cinco días laborables para personarte y entregarla. Los más cautos se percataron del chiste y tuvieron premio: Game les obsequió con un bono regalo. Pero, como habrás supuesto, fueron bastantes pocos. El 88 % de los usuarios que compraron se quedaron sin alma. Lo que no sabemos es que hizo la firma con 7.500 espíritus...