La actriz Winona Ryder acudió a terapia por cleptomanía tras ser declarada culpable de robo en 2001.

La actriz Winona Ryder acudió a terapia por cleptomanía tras ser declarada culpable de robo en 2001. AP

Salud

Radiografía de la cleptomanía: el 75% de los casos se da en mujeres y se relaciona con trastornos de alimentación

Un reciente estudio, realizado por investigadores españoles, la ha descrito por primera vez como un trastorno compulsivo que se hace de manera reiterada.

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No poder resistirse al impulso de robar aunque no sea necesario para su uso personal ni le reporte un beneficio económico. Así se sienten las personas afectadas por la cleptomanía, un trastorno mental que se diagnostica aproximadamente en entre un 0,3% y un 2,6% de la población. Los expertos creen que la prevalencia real es más elevada, pero el estigma que existe a su alrededor actúa como una fuerte barrera.

Los psicólogos suelen llegar hasta el diagnóstico porque el paciente ya se encuentra en tratamiento, aunque por otros trastornos. Muchos de ellos no sólo no buscan ayuda de una manera proactiva; sino que cuando lo hacen es porque, en realidad, se han visto forzados por su entorno cercano o por motivos judiciales (en los casos de robo, la prevalencia es de entre el 4% y el 24%).

Este diagnóstico tardío hace que el tratamiento de la cleptomanía llegue demasiado tarde. Sin embargo, no es lo único que está afectando a que la respuesta de los pacientes no siempre sea tan eficaz como se espera. El manual de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, conocido como DSM-5, establece que la cleptomanía es un trastorno disruptivo del control de impulsos.

Actualmente, y debido a esta clasificación, se utiliza la terapia cognitivo-conductual. Con ella se busca el control de los estímulos, ya que en la impulsividad no se pueden controlar ciertas conductas a pesar de ser conscientes de los daños que conllevan. Las personas que sufren este trastorno mental sienten una cierta tensión emocional justo antes de practicar el robo, que les produce una satisfacción que precede a un sentimiento de culpa.

Estrategia de regulación emocional

Aun con la terapia cognitivo-conductual, los especialistas observaban que los pacientes continuaban cometiendo el robo: "Veíamos que con este tratamiento los pacientes tenían un alto índice de recaídas y lo terminaban abandonando", señala a EL ESPAÑOL Lucero Munguía, psicóloga en el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) y primera autora de un reciente estudio, "uno de los pocos que se centra exclusivamente en describir la cleptomanía".

En él se han analizado los datos de 150 mujeres (un 56% de ellas estaba en tratamiento por cleptomanía). Que no se hayan incluido varones en el estudio se debe, en gran medida, a que su prevalencia es mayor entre el género femenino: se estima que tres de cada cuatro pacientes son mujeres. La literatura científica al respecto es escasa y los motivos de esta diferencia aún no están claros.

Una de las principales hipótesis que se maneja es que "en el caso de las mujeres les puede servir como una estrategia de regulación emocional". "En las visitas vemos que muchas veces puede pasar de forma esporádica y cuando son muy jóvenes", explica Munguía, "pero después, quizás porque coincide con un evento estresante en su vida, retoma esta conducta cada vez más puesto que le ayuda a regular esta emoción que siente que le está superando".

En uno de los pocos estudios en los que se analizan las características de las personas con cleptomanía (publicado, eso sí, en 2008), se incluye en la muestra el doble de mujeres que de hombres porque en publicaciones anteriores ya se había observado esta diferencia. Los resultados del trabajo más reciente muestran que las mujeres tienen una edad más tardía cuando se produce el hurto, roban objetos domésticos que acumulan y padecen trastornos de la conducta alimentaria (TCA).

Hacia una mayor compulsividad

Por ello en el estudio realizado por investigadores del IDIBELL han incluido también a mujeres que estaban en tratamiento por cleptomanía y por TCA. Al compararlos con pacientes que sólo estaba siendo tratadas por cleptomanía, comprobaron que este último grupo tendía a una mayor compulsividad, mientras que las pacientes con TCA mostraban más tendencia a la impulsividad.

En ambos grupos, la respuesta al tratamiento podría verse afectada. Aunque en el caso del trastorno de tipo compulsivo consideran que sería más efectiva la terapia de exposición y prevención de respuesta, que ya se utiliza en las personas que tienen trastorno obsesivo compulsivo (TOC).

Consiste en realizar una escala jerárquica con aquellas cuestiones que le generan ansiedad. Para los pacientes con cleptomanía, se trata de hacerla con aquellos momentos en los que percibe la tensión emocional que incrementa el impulso para cometer el robo. "El objetivo sería que pueda enfrentarse a la situación sin tener que llevar a cabo la consulta", indica Munguía.

Tras la publicación del estudio, en el que se describe por primera vez la cleptomanía como un trastorno compulsivo, en el Hospital Universitario de Bellvitge van a comenzar a utilizar esta terapia, puesto que con la cognitivo-conductual los resultados no estaban siendo los esperados: "Lo que hacemos, de forma estándar, son 16 sesiones de terapia y dos años de seguimiento. Pero no muchos pacientes se mantenían hasta ese tiempo".

Confían en haber podido dar con una nueva estrategia terapéutica para un trastorno que "aún sigue teniendo mucho estigma": "Muchos de los pacientes lo viven en soledad, con mucho sufrimiento. Hay que recordar que no están teniendo esta conducta porque quieren, sino porque no se pueden controlar", concluye Munguía.