Dra. Carmona, neurocientífica: "El bebé secuestra la atención de las madres, está diseñado para que lo tengas siempre en mente"
"Decirle a una mujer embarazada que tiene 'mommy brain' o 'momnesia' es cuñadismo" / "El suicidio por depresión postparto es la principal causa de muerte de la mujer en la etapa perinatal"
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Que el cerebro de la mujer se transforma para siempre al transitar por el embarazo es un hecho "impepinable", dice Susana Carmona. Sin embargo, no hace mucho tiempo era algo desconocido. Esta psicóloga y doctora en Neurociencias firmó, junto a otros compañeros, el estudio publicado en Nature Neuroscience que lo demostró en 2017. Ahora lidera el equipo de investigación NeuroMaternal del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid y ha escrito un libro con el mismo título, Neuromaternal (Sino Qua Non, 2024).
El cerebro de la mujer, explica Carmona, es un campo poco explorado por la ciencia, y ella y su equipo se han tenido que lanzar a investigarlo con muy pocos mapas. Es más, el equipo quiere ser el primero en cartografiar este órgano en las etapas del embarazo y el postparto, es decir, saber cuál es el aspecto normal que debe tener en esos momentos. Pero, ¿para qué? Descubrirlo puede tener valiosas aplicaciones, como poder prevenir casos de depresión postparto y su grave mortalidad asociada.
¿Qué significa el término de matrescencia?
Es una palabra que acuñó una antropóloga médica que se llama Dana Raphael, allá por los 70, en un artículo científico. Se refería con este término al proceso de convertirse en madre, pero después cayó en el olvido. Ahora se está recuperando en el campo de la psicología y nosotros lo hemos traído de vuelta en el de la biología. Es una fusión de las palabras maternidad y adolescencia, para equiparar estos dos momentos de transición.
Convertirse en madre es un proceso hormonal, psicológico y también social de la mujer. Al final te redefines, adquieres otra percepción del yo, una nueva forma en la que te relacionas y en la que la sociedad te ve. También hay una serie de cambios cerebrales a nivel de plasticidad y de reorganización cerebral y fluctuaciones hormonales. Tanto en la adolescencia como en la matrescencia se producen estos procesos de una manera similar.
Vamos, que no sólo podemos echarle la culpa a las hormonas de estos cambios…
Claro, las hormonas parecen la respuesta fácil, pero sólo son los mensajeros que tiene el cuerpo para conectar zonas que están lejos. Por ejemplo, nuestro cerebro se comunica con los ovarios gracias a las hormonas. Pues durante la gestación se crea un órgano nuevo que es la placenta, que sintetiza y secreta hormonas, y va a decirle al cuerpo de la mujer que ahora trabaja con unos parámetros diferentes.
Tanto al cerebro como al corazón, que va a tener que bombear un 50% más de sangre. También al sistema inmune, al que le dice que no puede atacar a ese ser que se está formando, a pesar de que sea genéticamente diferente a él. Las articulaciones y los músculos también tienen que estar más relajados y ahora sabemos que también cambia el cerebro. Se modifica todo el cuerpo de la mujer para facilitar la gestación, el parto y el posparto. Ahora, ¿qué mensaje es el que llevan las hormonas en este proceso? Estamos intentando averiguarlo.
¿El hombre se convierte en padre el día en que nace su hijo, pero la mujer es madre desde el principio del embarazo?
En estudios con humanos, hay indicios de que eso es así. En estudios con animales, que nos llevan 50 años de ventajas, efectivamente es así. Los cambios cerebrales empiezan a producirse durante la gestación en hembras, sobre todo lo vemos en roedores que es lo más estudiado. Y los cambios en los padres o en las madres adoptivas se observan con la interacción con el bebé
Todo apunta a que en humanos es igual. Hay unos efectos hormonales que van a hacer que el cerebro de la madre encuentre los estímulos del bebé muy relevantes y que le lleve a interactuar con ellos. Pero, al final, lo que va a modular la conducta maternal va a ser la interacción con el bebé. Esos cambios te preparan o aceleran la conducta maternal, pero lo que realmente lo modula es estar en contacto con el bebé.
¿Empiezan muy pronto esos cambios en el cerebro?
Desde el principio del embarazo. Hemos publicado un artículo en Nature Communications y en el que comparamos mamás gestantes con no gestantes, sus parejas. En el segundo trimestre, que fue cuando empezamos a hacer evaluaciones, ya hay un cambio muy marcado en el cerebro. Hablando de pura neuroanatomía en el segundo trimestre ya hay cambios muy, muy marcados.
Ahora bien, si hablamos de conducta, una mamá ya está pensando en qué hace o deja de hacer pensando en el interés del bebé desde el primer momento en el que se queda embarazada. Incluso, antes.
Siendo tan marcados estos cambios, llama la atención que al empezar a investigar encontrarais un campo de estudio de estudio tan vacío, ¿por qué?
Todo el tema de salud de la mujer está muy vacío. A veces tengo la sensación de que voy de abanderada de una causa o que parece que queremos pelear por pelear, pero es que es una realidad. Hay una investigación que analiza la cantidad de estudios de neuroimagen que se han publicado en los últimos 25 años, que es cuando más se han utilizado, y sólo el 0,5% de ellos están enfocados a procesos específicos de la mujer, como es el ciclo menstrual, los anticonceptivos, el embarazo, el postparto, la menopausia…
Hay un sesgo tan marcado que desconocemos muchos de estos procesos, y entre ellos la gestación. Sí, las mujeres intuimos que algo pasa en nuestra mente cuando nos quedamos embarazadas: podemos sentir una niebla mental, que nos cuesta recordar cosas o nos sentimos tristes cuando tenemos al bebé. El suicidio por depresión postparto es la principal causa de muerte de mujeres en el período perinatal en los países desarrollados.
Es decir, algo importante pasa a nivel cerebral, pero no tenemos todavía un mapa. No sabemos todavía qué es la normalidad en el cerebro de una mujer embarazada. Se ha estudiado mucho el embarazo de cuello para abajo, y sobre todo centrado en el bebé.
¿Y qué aspectos estáis investigando ahora mismo?
La idea que tenemos es conseguir predecir y prevenir la depresión postparto, pero ¿con qué podemos comparar un cerebro con este trastorno si no sabemos cuál es la normalidad en el cerebro de una madre? Por eso, estamos creando un mapa de cómo cambia el cerebro durante la gestación y el postparto con muchas lentes. Desde la conectividad a la función, la anatomía o el flujo cerebral y relacionarlo con aspectos biológicos como las hormonas, marcadores de proteína o microbiota.
Queremos ver si eso nos dibuja un mapa de lo que es normal y luego ver si este mapa es diferente en función de si tienes o no patología mental postparto. Pero no sólo podemos verlo desde el punto de vista biológico, sino también el social. Hay que tener en cuenta bajas por maternidad, estatus socioeconómico, apoyo durante la crianza… Nos gustaría poner todo esto en un programa con inteligencia artificial que pueda destacar qué personas están en riesgo de depresión postparto.
Como un modelo de predicción…
Exacto, pero para eso necesitamos muchas personas. Vamos a empezar el estudio dentro de muy poco y vamos a buscar mujeres que estén buscando su primer embarazo. Haremos las invitaciones a participar en nuestro perfil de Instagram, @neuro.maternal, y la página web de nuestro equipo de investigación.
A grandes rasgos, ¿qué es lo que sabemos hasta ahora sobre cómo cambia el cerebro de una mujer durante el embarazo?
Hicimos nuestro primer estudio en 2007 y desde entonces estamos armando un puzzle con la información que encontramos. A veces tenemos que quitar o poner información de ese puzzle porque algo no nos encaja, pero lo que tenemos clarísimo es que se producen cambios muy marcados en el cerebro durante la gestación. Es decir, con una prueba de neuroimagen de cambio podemos decir con un 100% de acierto que una mujer ha sido madre o no. Y eso no lo habíamos visto nunca en neuroimagen.
Esos cambios son reducciones de volumen durante la gestación que tiene su punto de inflexión en el parto. A partir del postparto temprano se revierte, pero nunca vuelven a los niveles basales. Pero, ¿qué hay detrás de esas reducciones? Estamos intentando saberlo con resonancia magnética. Es poco probable que sean cambios neuronales, porque las neuronas no mueren y se regeneran tan rápido.
Pueden ser cambios a nivel de la glía, que son células cerebrales relacionadas con el sistema inmune, o cambios en la vascularización. Donde vemos que hay más cambios es en la red por defecto, que es donde se encuentra nuestro diálogo interno —cuando pensamos en qué voy a hacer mañana, en lo que me dijo esta persona—. El volumen de esa región disminuye y una hipótesis que tenemos es que puede ayudar a la empatía.
Es posible que ayude a leer las emociones del bebé porque esta región también se activa cuando tratamos de inferir lo que piensan los demás. La otra hipótesis es que las madres den más prioridad a los estímulos sensoriales principales y obvien este diálogo interno. Pero todo esto son todavía hipótesis. Sabemos que hay cambio cerebral físico y parecen estar vinculados al bienestar y al vínculo materno, pero cómo encaja todavía no se sabe del todo.
¿Son dañinos estos conceptos como el mommy brain o la momnesia?
Hay que prestarles atención porque hay muchas mujeres que dicen que durante la gestación y el postparto tienen problemas de memoria. Estudiarlo es el primer paso para saber qué hay de cierto en ello. Lo que me parece es que es simplista y no invita a investigar más, como decirte 'es que os quedáis como en la parra'. Bueno, si eso pasa habrá que investigarlo. Algunos metaanálisis han relacionado este síntoma con falta de sueño, que disminuye tu capacidad cognitiva estés embarazada o no.
Pienso que estigmatizan a la madre, se hace una asociación directa entre la reducción de volumen cerebral y una especie de justificación de que te vuelves más tonta. Se pierde toda la esfera de lo que hay que hacer: aparte de que las madres duermen menos, es que tienes que asegurarte de que sobreviva una criatura.
Tus recursos mentales son limitados y ahora tienes que dividirlos en muchas más tareas. El bebé secuestra tu atención, nacen diseñados para que lo tengas continuamente en mente. La especie humana sigue aquí porque alguien nos cuidaba cuando estábamos indefensos. Lo del mommy brain y la momnesia es cuñadismo.
¿Y estos cambios hacen que las madres tengan más capacidad para hacer varias cosas a la vez?
No hay ningún dato científico que lo diga. Alguna vez compartes un hallazgo, pasa por el teléfono escacharrado y se acaba creando esa idea. Lo que pasa es que las mujeres nos vemos obligadas a hacer varias cosas a la vez. Se nos pide que sigamos con nuestra vida mientras vigilamos a un kamikaze, que se mueve y que le puede pasar algo en cualquier momento. Todo esto de que podemos hacer dos cosas a la vez no tiene una base científica sólida.