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En neurología hay un famoso dicho que dice "tiempo es cerebro", refiriédose a la necesidad de buscar atención médica inmediata ante la sospecha de un posible accidente cerebrovascular o ictus. Por su parte, en cardiología, donde también se tratan en ocasiones los derrames cerebrales al tratarse de un evento vascular como tal, tienen otro dicho aplicado a los ataques cardíacos o infartos de corazón: "Tiempo es músculo".

En este sentido, recientemente Christopher Berg, cardiólogo en el MemorialCare Heart and Vascular Institute en el Centro Médico Orange Coast, lo explicó recientemente al medio Parade: "Cuanto más rápida es la acción para tratar un ataque cardíaco, más se puede mitigar el daño causado y minimizar sus efectos a largo plazo".

Actualmente, la tasa de supervivencia por un infarto de corazón en el caso de personas hospitalizadas es de entre un 90-97%. Un tratamiento rápido puede prevenir la muerte y las consecuencias a largo plazo de un infarto cardíaco, pero no deja de ser un evento físico y emocionalmente doloroso.

Atender rápido

Saber reconocer qué está pasando en el organismo durante un infarto de corazón puede ayudar a detectar las señales con antelación y sentirse más "seguro" durante este evento estresante. Como comenta Joseph Daibes, cardiólogo del Hospital Northwell Lenox Hill:

"Durante un ataque cardíaco o infarto de miocardio, el flujo sanguíneo de una parte del músculo cardíaco se bloquea, generalmente debido a un coágulo en una arteria coronaria. Estas arterias son las que suministran sangre rica en oxígeno al corazón y, cuando se produce el bloqueo, la zona afectada se queda sin oxígeno".

Aunque las razones para que se desarrolle este coágulo son múltiples, a menudo ocurren por la rotura de una placa de ateroma o colesterol. Esta rotura provoca un derrame de contenido en la arteria, lo que da lugar a una formación repentina de un coágulo y a una alteración del flujo sanguineo. Otras causas, como explica Berg, incluirían el desplazamiento de un coágulo de otras zonas del cuerpo hasta las arterias coronarias, o bien por el daño de un vaso sanguineo, como puede ser la disección de una arteria coronaria.

Independientemente del motivo por el cual se produzca este coágulo y el consecuente infarto de corazón, siempre es necesaria una atención inmediata, como puntualiza Daibes:

"Si no se interviene rápidamente, el músculo cardíaco empieza a morir, lo que puede provocar complicaciones graves, como las arritmias, insuficiencia cardíaca o incluso una parada cardíaca. Este proceso desencadena síntomas como dolor de pecho o dolor torácico, que a menudo se describe como una opresión". Además de este dolor, explica Daibes, pueden producirse molestias en los brazos, espalda, cuello o mandíbula. Aunque el inicio siempre se inicia en la zona del pecho, y todo ello puede producirse de forma muy rápida, incluso en pocos minutos.

El inicio de un infarto

La duración de un infarto de corazón puede ser variable. Puede iniciarse muy rápido, o no. De hecho, como explican ambos cardiólogos, existen casos donde los síntomas son leves y van aumentando progresivamente con el tiempo, durando minutos o incluso horas y días. Sin embargo, siempre hay que solicitar atención médica lo más pronto posible y no permitir que los síntomas persistan durante días: la muerte del músculo cardíaco ya se inicia durante los primeros 20-40 minutos tras el bloqueo del flujo sanguíneo.

Como comenta Bradley Serwer, cardiólogo intervencionista y director médico de VitalSolution e Ingenovis Health: "Si se puede abrir el bloqueo, ya sea con medicamentos o mediante intervenciones coronarias percutáneas, como es el caso de la angioplastia o la colocación de stents, se puede revertir el proceso de un ataque cardíaco y mitigar sustancialmente el daño al músculo cardíaco".

Respecto a los síntomas y su inicio, los tres profesionales consultados coinciden en que los síntomas pueden empezar de repente o ir acumulándose a lo largo de horas, días e incluso semanas en algunos casos. La presentación "clásica" es un malestar repentino en el lado izquierdo del pecho, que se suele describir como una presión, pero existen otros síntomas a tener en cuenta:

- Dificultad para respirar.

- Sudoración intensa.

- Debilidad.

- Letargo.

- Pérdida de conciencia.

Sin embargo, no todo el mundo experimenta los mismos síntomas, ni tienen que presentarse todos en todos los casos. Como recuerda Serwer, "las mujeres suelen tener una presentación más atípica, con síntomas de malestar inespecífico, como falta de aire o mareo. Es importante no ignorar los síntomas si son menos típicos, en especial en aquellos con un mayor riesgo de sufrir una enfermedad en las arterias coronarias".

En cualquier caso, ante la sospecha de estar sufriendo un infarto, lo más importante es recibir atención médica lo más pronto posible y poder descartar este evento, dado que en caso contrario el desenlace puede ser fatal.