Hasta hace poco más de una década el mundo de la microbiota era prácticamente desconocido, o al menos lo era para el público general, ya que los beneficios de los microbios presentes en el organismo se descubrieron a principios del siglo XX. Sin embargo, no fue hasta principios de este siglo cuando el avance de las tecnologías de secuenciación de material genético permitió analizar en profundidad las propiedades de los organismos que habitan en nuestro cuerpo.

“La microbiota son los millones de microorganismos que conviven con nosotros y nos aportan un beneficio fundamental para que nuestro organismo funcione correctamente”, explica Débora Nuevo Ejeda, jefa de servicio de la Unidad de Microbiota de Olympia Quirónsalud. Es un complejo entramado de bacterias, pero también virus, hongos y otros microbios que colonizan toda la superficie del cuerpo, desde la piel, a la boca, los genitales y especialmente el aparato digestivo, donde se estima que se localiza el 95% de la microbiota.

La microbiota de cada persona es única, como una huella dactilar, y se encuentra en una relación de simbiosis con el cuerpo. Los 100 billones de microbios que forman parte de la microbiota nos protegen frente a patógenos externos, pero también tienen otras funciones como regular el metabolismo, digerir correctamente los alimentos y custodiar el sistema inmune. Así, la microbiota resulta esencial para ejecutar algunos procesos vitales y por eso, cuando se produce un desequilibrio, todo el organismo se ve afectado.

La alteración en el equilibrio de la microbiota, lo que se conoce como disbiosis, se puede producir por diversos factores: mala alimentación, estrés, sedentarismo, contaminación ambiental, alteraciones en el sueño o el uso excesivo de fármacos como antibióticos, antiácidos y laxantes. La disbiosis se puede manifestar en molestias intestinales, dolor de cabeza, fatiga, fluctuaciones de peso, problemas cutáneos y revelarse incluso a través de cambios en el estado de ánimo, con síntomas de ansiedad o depresión.

Para mantener el preciado equilibrio de la microbiota un aspecto que se presenta esencial es la nutrición. Los alimentos que consumimos tienen un impacto significativo en la composición, diversidad y función de la microbiota intestinal, siendo los probióticos y los prebióticos los que más contribuyen a la salud de las diferentes cepas de microbios.

Probióticos

Los probióticos son alimentos que contienen microorganismos vivos que ayudan a mantener el equilibrio de la microbiota. Son productos que han pasado por un proceso de fermentación para favorecer la aparición de las bacterias beneficiosas para la salud.

Ejemplos: Yogur, kéfir, chucrut, kimchi, tempeh, miso, pepinillos y otros encurtidos…

Prebióticos

Los prebióticos actúan como fertilizantes para la microbiota intestinal, estimulando su crecimiento y estabilidad. Por lo general, son alimentos con alto contenido en fibra.

Ejemplos: Cebolla, ajo, alcachofas, puerros, granos enteros integrales, avena, setas, espárragos, plátano, manzana, lentejas, patata…

Microbiota y envejecimiento

La investigación en torno a la microbiota ha avanzado mucho en esta década y los últimos estudios evidencian, cada vez más, la influencia de la microbiota en el proceso de envejecimiento. Con el paso de los años, la composición de la microbiota y la diversidad de las cepas bacterianas cambian, pudiendo afectar al estado de inflamación, la función cognitiva o la salud cardiovascular de las personas. Así, una microbiota saludable puede ser el secreto mejor guardado para la longevidad, ya que reduce el riesgo de enfermedades relacionadas con la edad.

Dra. Débora Nuevo.

En este sentido, una condición que se ha mostrado clave en el envejecimiento -y que se relaciona con alteraciones en la microbiota- es la inflamación crónica de bajo grado. La inflamación es una respuesta fisiológica necesaria y natural de nuestro sistema inmune, pero cuando esa inflamación se mantiene a largo plazo (se da con mayor frecuencia en mayores de 50 años y aumenta considerablemente en la tercera edad), acaba derivando en la aparición de enfermedades crónicas como la aterosclerosis, la diabetes y algunas enfermedades neurodegenerativas.

En este sentido, explica la doctora Nuevo, “la inflamación favorece el incremento de radicales libres que genera un estado oxidativo, clave para el acortamiento telomérico. Los telómeros son estructuras protectoras ubicadas en los extremos de los cromosomas, y su longitud se considera un marcador importante del envejecimiento celular”. La alteración de la microbiota puede desencadenar esta inflamación de manera crónica, lo que se conoce como inflammaging (de inflammatory y aging, inflamación y envejecimiento en inglés).

Recientemente, el centro médico Olympia Quirónsalud, especializado en nuevas tendencias de salud, ha puesto en marcha la Unidad de Longevidad y la Unidad de Microbiota, liderada por la doctora Nuevo. Se trata de un departamento pionero, que ofrece programas personalizados para la regeneración y rejuvenecimiento del organismo basándose, entre otros muchos parámetros, en el estudio de la microbiota.

Explica la especialista que “los estudios que hacemos nos permiten relacionar las alteraciones que presentan los pacientes a nivel digestivo, pero también a nivel cutáneo, ginecológico, urológico, neurológico, y hasta de la esfera emocional con esas alteraciones que encontramos en la microbiota. Así somos capaces de plantear un tratamiento muy personalizado tanto de prebióticos como probióticos, suplementación y obviamente, cambios en la nutrición, porque la dieta es fundamental tanto para devolverle el equilibrio a la microbiota como para mantener ese equilibrio en el tiempo”.

Para ello se realiza un exhaustivo análisis del historial médico y, mediante un programa que incluye terapias de reemplazo hormonal bioidéntico, sesiones de cámara hiperbárica, o el ejercicio físico y fisioterapia, entre otros, se consigue mejorar los indicadores biológicos vinculados a la edad y restaurar la armonía metabólica en el paciente.

Un abordaje del envejecimiento que no se basa únicamente en revertir signos externos como las arrugas, sino que se centra en aspectos internos como la salud celular y el funcionamiento de los órganos para rejuvenecer desde dentro.