Bacteria E. coli, la 'influencer' de las infecciones urinarias
Las infecciones en el tracto urinario han aumentado un 60% desde los años 90, con la bacteria E. coli como principal responsable.
Si usted o alguien de su entorno presentara de manera aguda dolor o molestias al orinar (disuria), con urgencia e incremento de la frecuencia miccional, es muy probable que padezca una infección del tracto urinario (ITU). La famosa bacteria Escherichia coli, responsable de más del 80% de estas infecciones, será muy probablemente la causante.
Las infecciones en el tracto urinario han experimentado un alarmante incremento desde los años 90, superior al 60%, con más de 400 millones de casos declarados en 2019 en todo el mundo. Además, su elevada tasa de recurrencia impacta en los costes sanitarios y la calidad de vida de los pacientes, y representan un desafío debido al incremento de las resistencias bacterianas a los antibióticos. Esto acentúa la necesidad de buscar opciones médicas más innovadoras y alternativas en su abordaje.
Si me permiten, me gustaría centrar este artículo en el impacto de la ITUs en la mujer y en el preocupante hecho de que hasta el 44% de las mujeres sexualmente activas pueden experimentar ITUs recurrentes. En concreto, 3 o más episodios al año.
Hasta ahora sabíamos que esta recurrencia podía estar vinculada a prácticas cotidianas como una baja ingesta de líquidos, el empleo de espermicidas o la actividad sexual. También aspectos fisiológicos, como niveles reducidos de estrógenos y cualquier situación que impida el vaciado completo de la vejiga.
Pero incluso siguiendo recomendaciones como orinar cada cuatro horas y asegurar una micción total de orina diaria de al menos un litro y medio, algunas mujeres continúan presentado infecciones urinarias de repetición. Esto genera incertidumbres entre pacientes y urólogos.
¿Existen otros factores que puedan influir en esta recurrencia?
Actualmente ya no vemos al tracto urinario como un ambiente estéril, sino como un sistema complejo que alberga su propia comunidad de microorganismos (microbioma) incluyendo especies como Lactobacillus, Prevotella y Gardnerella. Se ha identificado la existencia de una interacción entre los microbiomas intestinal, vaginal y urinario, por lo que un desequilibrio en este microbioma -conocido como disbiosis- parece vincularse al desarrollo de ITU recurrentes (síndrome del eje intestino-vejiga).
En particular, el crecimiento desmedido de la 'influencer' E. coli en el intestino constituye un riesgo para el desarrollo de dichas infecciones, y existen evidencias que indican que las mujeres con infecciones urinarias recurrentes tienen menor diversidad microbiana en su flora intestinal. Esto resalta la importancia de mantener un equilibrio saludable en el microbioma intestinal mediante una dieta rica en fibra y baja en alimentos procesados, favoreciendo la biodiversidad de la flora intestinal y evitando el sobrecrecimiento bacteriano de posibles gérmenes uropatógenos.
Este avance conceptual está abriendo nuevos caminos en el tratamiento y prevención de las ITUs, como son el uso de probióticos. Aunque la terapia con antibióticos es la base del tratamiento de las infecciones urinarias, los probióticos, como los lactobacilos (L. crispatus, L. rhamnosus, L.reuteri, L. acidophilus, L.caseio) han demostrado ser prometedores al mantener la diversidad del microbioma intestinal y restableciendo el equilibrio del microbioma urinario.
Estos tratamientos evitarían el crecimiento excesivo de bacterias uropatógenas produciendo sustancias antimicrobianas como el peróxido de hidrógeno. Esto estimularía la respuesta inmune en el tracto urinario, con la producción de péptidos antimicrobianos.
Además, debido a que el uso de antibióticos puede alterar de manera significativa la flora intestinal, se han explorado opciones para la prevención de las infecciones urinarias. Compuestos derivados del arándano, que contienen altas concentraciones de proantocianidinas, han demostrado ser efectivos al obstaculizar la adherencia de las bacterias en el tracto urinario, con una reducción de hasta un 30% en su incidencia, especialmente en mujeres con episodios recurrentes de ITU.
La D-manosa se ha señalado también como una sustancia prometedora para prevenir la adhesión bacteriana. En el caso de mujeres posmenopáusicas, la terapia estrogénica emerge como una prevención alternativa debido a la correlación entre el déficit de estrógeno vaginal y la mayor propensión a las infecciones. Y finalmente, contamos con inmunoestimulantes sublinguales para cepas bacterianas específicas que pueden disminuir las cistitis recurrentes y, en fase de ensayo, vacunas específicas frente a E. coli.
En definitiva, los avances en la comprensión del microbioma intestinal y su relación con las infecciones urinarias refuerzan la necesidad de un enfoque integral y multidisciplinar. Este debe combinar tratamientos médicos y cambios en el estilo de vida que permitan reducir su frecuencia, y promuevan la salud pública minimizando el riesgo de resistencia a los antibióticos.
El doctor Miguel Sánchez Encinas es jefe del Servicio de Urología del Hospital Universitario Rey Juan Carlos, en Móstoles (Madrid), y jefe de equipo de Urología en Hospital Ruber Internacional.