De aquí a 2025, las comunidades autónomas tienen una misión: implantar la vacuna del rotavirus para proteger a sus lactantes. En España nacen algo más de 300.000 bebés cada año y, una vez cumplidos dos meses, tendrán su primera dosis. Algunas, como Castilla y León y Galicia, van más adelantadas: ya la tenían en sus programas vacunales propios.
En el resto, los padres se gastaban entre 69 y 93 euros para proteger a sus hijos de un virus que todos hemos pasado pero que en lactantes puede generar complicaciones graves.
La Comisión de Salud Pública, donde representantes de las autonomías y el Gobierno central consensúan acciones conjuntas en este campo, ha acordado la introducción en el calendario común de esta vacuna, una vieja conocida de los pediatras españoles, que la llevan recomendando desde hace 15 años.
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"En 2008 se hizo la primera recomendación sistemática", relata Javier Álvarez Aldeán, miembro del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría. "Pero siempre iba quedando relegada en los calendarios vacunales, donde se priorizaban otras". Hasta hoy.
Una de las razones de este retraso es que el rotavirus es ubicuo pero no genera una enfermedad especialmente grave. Prácticamente todos los niños lo han pasado antes de los cinco años y se calcula que, en la mitad de los casos, lo han hecho hasta tres veces.
"La vía de contagio es fecal-oral, a través de las manos contaminadas. La cuestión es que persiste durante mucho tiempo en lo que llamamos fómites, superficies de objetos de uso común como el teclado, el teléfono móvil, etc. Aunque también puede darse contagio respiratorio".
El virus acaba llegando al intestino, provocando una inflamación genera una diarrea líquida durante entre tres y ocho días. El niño puede llevarla mejor o peor, pero en menores de dos años existe riesgo de deshidratación y fiebre. "Es una causa frecuente de ingresos", explica el pediatra. "Puede llegar a provocar convulsión febril".
Álvarez Aldeán apunta otra cuestión: mientras que las infecciones diarreicas protagonizadas por otros virus (salmonela, shigela) son más frecuentes con el calor, el ambiente ideal del rotavirus es el invierno.
"Esto era hasta ahora un gran problema porque coincidía con otras infecciones invernales como las bronquiolitis y la gripe, complicando el manejo hospitalario". Además, señala que es muy frecuente que niños ingresados por otra razón puedan acabar infectándose en el hospital a través de los padres o el propio personal del centro.
Rascarse el bolsillo
El pediatra recalca ese "hasta ahora", porque las infecciones se habían reducido notablemente en los últimos años a medida que cada vez más padres compraban la vacuna en la farmacia para inmunizar a sus hijos.
Calcula que entre el 60% y el 70% de los lactantes en la actualidad ya se hayan vacunado gracias a padres que han pagado el suero por su cuenta, lo que podía dejar fuera a las familias más vulnerables, "que tengan menos recursos y vivir en ambientes más dificultosos", aumentando la brecha de inequidad.
La decisión de la Comisión de Salud Pública llega, por tanto, tarde para muchos padres pero no por ello deja de ser una "muy buena noticia" para los progenitores españoles, se congratula.
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Actualmente, hay dos vacunas frente al rotavirus, una en pauta de dos dosis y la otra en tres. Ambas se basan en virus atenuados y se administran por vía oral: en lugar de pincharse, es un líquido que se bebe.
La primera dosis se da a partir de las seis semanas de vida y la pauta suele ser a los dos, cuatro y seis meses en un caso, y a los dos y cuatro meses en el otro.
La idea es llegar a tiempo a esa primera infección, la más grave, pues se suele producir entre los dos y tres primeros meses hasta los dos años del niño. A esta le seguirán casi con toda probabilidad otras, incluso en la edad adulta: en personas mayores, con un sistema inmune más débil, también puede llegar a generar complicaciones.
Tres comunidades adelantadas
Aldeán apunta que no hay preferencia por una pauta u otra y será cada comunidad autónoma la que establezca la vacuna de su elección mediante concurso público.
De hecho, en las dos comunidades que ya habían incluido el rotavirus en el calendario vacunal, han optado por sueros distintos. Castilla y León estableció la de tres dosis para los niños nacidos a partir del 1 de enero de 2023.
Galicia tardó unos meses más y fijó el antígeno en pauta de dos dosis para los nacidos a partir del 1 de agosto. Una tercera comunidad, Murcia, anunció el pasado 1 de diciembre que incluiría la vacuna del rotavirus en su calendario.
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Tras la decisión de la Comisión de Salud Pública, estas tres comunidades ya no estarán solas, pero Jaime Jesús Pérez, presidente de la Asociación Española de Vacunología y subdirector general de Promoción de la Salud, Epidemiología y Prevención de la Enfermedad de la Región de Murcia, cree que es complicado que alguna más se sume este año.
"Ya tienen hechos los presupuestos para 2024 y es probable que hasta el año que viene no comience con la implantación de la nueva vacuna", explica a EL ESPAÑOL. Murcia todavía no ha cerrado el tipo de vacuna que inoculará pero se espera que la campaña comience en el primer semestre de este año.
Pérez destaca que, al haber sido introducida ya en los calendarios vacunales de muchos países de nuestro entorno, "tenemos muchos datos de eficacia y seguridad".
Al igual que Álvarez Aldeán, considera que ha sido "el patito feo de las vacunas" debido a que la mayoría de la enfermedad causada por el rotavirus es leve. "Pero hay un porcentaje de niños que se hospitaliza".
Con la evaluación positiva por parte de los técnicos (es decir, que es rentable introducir la vacuna) y el apoyo de la Comisión de Salud Pública se cierra un capítulo que ha tardado casi dos décadas en hacerlo. "Estamos todos contentos", concluye Pérez.