El cáncer de pulmón está inevitablemente ligado al consumo de tabaco. Tanto es así, que muchas veces se olvida que es una enfermedad que afecta a muchas personas a pesar de que nunca se han encendido un cigarro. Sin embargo, las muertes por cáncer de pulmón en no fumadores fueron la quinta causa de muerte por cáncer en el mundo el año pasado.
Así lo indica una revisión del tema realizada por oncólogos del Instituto del Cáncer Dana-Farber de Boston (EEUU) y el profesor de salud ambiental de Harvard David C. Christiani, que ha sido publicada en Nature Reviews Clinical Oncology.
Aún separando las muertes de fumadores y no fumadores, el cáncer pulmón sería la principal causa de fallecimiento por cáncer en el mundo, seguido del hígado, estómago y mama. Las muertes por cáncer de pulmón en no fumadores superarían a las de los tumores de colon, esófago y páncreas, por ejemplo.
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Teniendo en cuenta que el consumo de tabaco muestra una tendencia decreciente en las últimas décadas, los autores aventuran que, "posiblemente, el cáncer de pulmón en no fumadores podría acabar convirtiéndose en la forma más común de cáncer de pulmón".
Este tipo de tumores afecta más a las mujeres. Suponen dos tercios de los casos en no fumadores. Además, ellas tienen más del doble de posibilidades de desarrollar un cáncer de pulmón que los hombres que no han fumado.
También afectan más a la población asiática. De hecho, mientras que el 80% de los cánceres en Estados Unidos y en España ocurren en fumadores, en China esta proporción se reduce al 57,5% de los hombres y el 13% de las mujeres.
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Las características de estos tumores son muy distintas de los que se suelen manifestar en fumadores. Predomina el adenocarcinoma de pulmón, un tipo de tumor que se origina en las células que forman las glándulas de los bronquios, que producen el moco.
Entre el 78% y el 92% de ellos tienen alteraciones genéticas que son objetivos de fármacos, frente al 49,5% de los adenocarcinomas en pacientes que han fumado. Las alteraciones también son distintas: EGFR y ALK en no fumadores frente a KRAS en el otro grupo.
Por otro lado, son tumores que apenas expresan el PD-L1 o ligando 1 de muerte programada, un biomarcador para el que se han diseñado varias inmunoterapias. El nivel de expresión de esta molécula va en paralelo al consumo del tabaco en el tiempo.
Radón, contaminación y herencia
"Nosotros sabemos que el cáncer de pulmón es una enfermedad de naturaleza multifactorial", apunta Alberto Ruano, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Públia de la Universidad de Santiago de Compostela y responsable de epidemiología del Grupo Español de Cáncer de Pulmón, una red de investigadores independientes sobre esta enfermedad.
"El tabaco es el principal factor de riesgo, pero tiene muchos otros. Probablemente, algunos de estos pueden estar contribuyendo a su posible aumento entre no fumadores", aunque señala que no hay datos para afirmar que en España haya una tendencia al alza en esta población.
El radón es el principal factor de riesgo tras el tabaco (y la exposición al humo de los fumadores), señala la Organización Mundial de la Salud. "También la exposición a cancerígenos en el entorno de trabajo, como en la industria pesada, altos hornos, acereras, etc.".
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La contaminación —sobre todo en grandes ciudades— y los antecedentes familiares también juegan un papel importante, si bien menor frente a los otros factores, así como enfermedades previas del individuo tales como la bronquitis crónica o la tuberculosis.
El equipo de Ruano en la Universidad Santiago de Compostela ha realizado numerosos estudios sobre la epidemiología del cáncer de pulmón. En uno comparaban las características al diagnóstico de cerca de 10.000 pacientes fumadores y no fumadores.
"No había una gran diferencia en la sintomatología, quizá los fumadores tenían un poquito más de hemoptisis (expulsar sangre con la tos) y pérdida de peso. Uno esperaría encontrarse más síntomas en un fumador que en un no fumador, pero no es así". También observaron que la supervivencia era superior en los no fumadores.
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Sin embargo, "para el paciente es más complicado afrontarlo", apunta la neumóloga Sonia Baeza, coordinadora del área de oncología torácica de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ).
"Al no haber una causa clara, se lo cuestiona. Es verdad que, así como el efecto del tabaco está bastante medido, otros temas como la contaminación son más complejos de valorar. Hoy por hoy, no sabemos cuánta contaminación es necesaria para aumentar el riesgo de cáncer, pero seguramente en los próximos años veremos estudios al respecto".
De hecho, se piensa que una de las causas de la mayor prevalencia de la enfermedad en mujeres no fumadoras respecto a hombres no fumadores es la contaminación en el ambiente doméstico, sobre todo en las cocinas.
En España, señala la neumóloga, se ve en que el 30% de los casos de cáncer de pulmón en mujeres son en no fumadoras, frente al 10% de los hombres.
Pacientes más jóvenes
En los últimos años se ha comenzado a ver de otra forma este tumor. Antes se llegaba a considerar que, de no ser por el tabaco, sería minoritario. Los datos han demostrado que esto no es así.
"Eso es lo que se pensaba previamente", comenta. "Pero se ha visto que, aunque baje el consumo de tabaco, sigue existiendo poque hay otros factores asociados".
Javier de Castro, jefe de sección en el servicio de Oncología del Hospital La Paz y vicepresidente de la Sociedad Española de Oncología Médica, explica que hay un "doble estigma" en los no fumadores que acuden a su consulta.
"Se acumula el del propio cáncer, ya que se siente como una enfermedad autoinfligida, con el de no entender la causa". Los pacientes no fumadores suelen ser más jóvenes, por lo que el shock es mayor. "Mi paciente más joven tenía 21 años".
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El oncólogo apunta otro problema en estos pacientes. En el caso de los fumadores, suelen ser mayores, tener más comorbilidades asociadas (bronquitis, problemas cardiovasculares, etc.) y, por tanto, estar más vigilados, aunque el tumor sigue comportándose de forma agresiva.
En cambio, en los no fumadores "el diagnóstico es más tardío porque no suelen tener enfermedades asociadas. Suelen diagnosticarse en estadios avanzados, estadio IV [metastásico], y hay variaciones que suelen tener metástasis en el sistema nervioso".
A su favor está que son tumores con una alteración genética fundamental pero cuya carga mutacional no es tan alta como en el caso de los fumadores, por lo que suelen responder bien al tratamiento. "Es una enfermedad adicta al oncogén", apunta De Castro. "En la medida en que bloqueamos una vía molecular, frenamos la enfermedad de forma importante".