"En los últimos días nos enfrentamos a un notable aumento de las infecciones por virus respiratorios, un repunte que previsiblemente seguirá intensificándose en los próximos días". Las palabras de Mónica García, ministra de Sanidad, el pasado viernes al anunciar un Consejo Interterritorial extraordinario para hacer frente a la escalada de la gripe no no eran precisamente optimistas.
Pese a la aceleración de los contagios, la saturación de las urgencias (de primaria y hospital) y el pico de hospitalizaciones, lo peor de la epidemia estacional de gripe se espera ahora, una vez finalizadas las navidades.
"Normalmente, se da un segundo repunte después de las vacaciones", explica Daniel Troncoso, responsable del Servicio de Medicina Preventiva y Salud Pública del Hospital Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares (Madrid).
"Esperamos [alcanzar] una meseta en unas semanas; probablemente, se estabilice en unas dos o tres semanas y luego comience a bajar", calcula. Frente a los años anteriores a la pandemia, esta temporada de gripe ha alcanzado antes niveles epidémicos.
En parte, continúa Troncoso, porque "los años previos han sido anómalos, donde la transmisión de enfermedades respiratorias se ha visto frenada por el uso de mascarillas y la ventilación". Este año, "desgraciadamente, las tasas de vacunación siguen siendo más bajas de lo deseable, teniendo en cuenta que habría que alcanzar un 75% de cobertura para tener inmunidad de grupo".
No obstante, Joan Caylà, coordinador de la Unidad de Investigación en Tuberculosis de Barcelona y exjefe del Servicio de Epidemiología de la Agencia de Salud Pública de Barcelona, advierte de que solo finalizará la temporada de gripe "con la llegada del buen tiempo".
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"Hay que esperar que, como pasaba antes de la Covid, va a durar un par de meses", apunta el médico a EL ESPAÑOL. Y señala que las cifras oficiales pueden hablar de estabilización de los contagios pero "la realidad es que pueden ser bastantes más, la gente se hace tests autodiagnóstico en su casa y no tiene por qué informarlo al médico".
Esa estabilización se produce en las infecciones reportadas en atención primaria. La tasa de incidencia de la última semana de diciembre fue de 952,9 casos por cada 100.000 habitantes, aumentando un poco desde la semana previa (921,7 casos) y dando un respiro respecto a las anteriores (en 15 días subió un 72,8%).
Esa relajación de la subida tiene dos caras. Las infecciones por SARS-CoV-2 y virus respiratorio sincitial (VRS) están bajando, mientas que las de gripe continúan en la línea ascendente. La positividad de los tests de gripe realizados en los centros centinela ha crecido del 27,1% al 46% en una semana.
Los ingresos por gripe se aceleran
Las infecciones graves no están viendo una estabilización sino todo lo contrario. La tasa de hospitalizaciones ha crecido de 21 a 28,7 por cada 100.000 habitantes, acelerándose respecto a la tendencia anterior.
"La incidencia de gripe es mucho mayor que en los últimos años y, además, se está manifestando de forma muy virulenta", explica la enfermera María José García, portavoz del sindicato de enfermería, Satse.
"En 2020 no hubo, en 2021 tampoco y en 2022 estábamos a medias. Hemos tenido unos años de cierta bonanza en contagios de gripe por el uso de la mascarilla, así evitábamos su propagación".
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García también destaca que el éxito de la vacunación contra la Covid arrastró también a la vacuna de la gripe, que tradicionalmente no tenía unas coberturas muy altas, a conseguir las mayores de su historia en España. Sin embargo, este año, aunque todavía no hay datos oficiales, "se está hablando de un 46%, muy lejos del 75% de cobertura que se espera".
La ministra de Sanidad, Mónica García, ha apuntado que buscará con las comunidades autónomas planes de acción para el próximo invierno que eviten colapsos como el actual. Sin embargo, los sanitarios consultados por este periódico advierten de que no hay nada extraño en esta saturación: ocurría cada año antes de la pandemia.
A esto se suma el estado de la atención primaria, no recuperada del mazazo de la pandemia, y un tensionamiento de la hospitalaria producto del colapso del primer nivel de la asistencia sanitaria pública.
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"No nos estamos enfrentando a nada nuevo", reconoce María José García, "pero sí algo que teníamos medio olvidado". La portavoz de Satse señala que "ya se están viendo camas en los pasillos de los hospitales porque no hay donde ingresar a la gente, hay centros que se están planteando suspender cirugías, etc."
García no puede más que comentar lo triste que es que "un proceso que se produce anualmente, que sabemos que se va a dar, pilla por sorpresa siempre a las administraciones sanitarias". Algo que, según parece, continuará pasando, al menos,. a corto y medio plazo.