Lavarse los dientes conlleva un extenso ritual que, por lo general, solemos dejarnos a medias. Cepillarse los dientes, pegar un sorbo de enjuague bucal y terminar pasando la seda dental suele resultar demasiado tedioso y, por eso, nos quedamos únicamente con la primera parte del proceso. De todas formas, esta fase es la más importante: la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda a toda la población que se cepille los dientes al menos dos veces al día con pasta dentífrica fluorada.
"La prevalencia de las principales enfermedades bucodentales sigue aumentando a nivel mundial a causa de la creciente urbanización y de los cambios en las condiciones de vida", denuncia la OMS en su página web. "Esto se debe fundamentalmente a la exposición insuficiente al flúor (en el suministro de agua y en productos de higiene bucodental como el dentífrico), la disponibilidad y asequibilidad de alimentos ricos en azúcar y el acceso insuficiente a servicios de atención de salud bucodental en la comunidad".
El azúcar, el tabaco y el alcohol son las principales sustancias que la OMS asegura que se encuentran tras el aumento de estas patologías. Hasta 3.500 millones de personas en todo el mundo padecen enfermedades bucodentales y, entre ellas, tres de cada cuatro viven en países de ingresos medios, según los cálculos de esta entidad. De todas formas, las enfermedades bucodentales son, en su mayoría, prevenibles e, incluso, se pueden tratar de manera temprana. Nuestra mejor arma, en este sentido, es una correcta limpieza.
Dos tipos
La mayoría de nosotros compramos los productos con los que nos lavamos los dientes en el supermercado y nos dejamos llevar por sus infinitos reclamos publicitarios más que por la recomendación de un dentista. Todos tenemos nuestra pasta de dientes favorita: la que te promete unos dientes más blancos, la que deja un potente aliento mentolado u otra con un sabor más suave. Por existir, existe incluso la pasta de dientes con sabor a bacon. Pero ¿sabes qué enjuague bucal es el mejor para echar al carrito de la compra?
En esta cuestión, solemos estar un poco perdidos y nos dejamos llevar por la intensidad o si conocemos la marca en cuestión. La Asociación Dental Americana (ADA) explica que el enjuague bucal no puede, en ningún caso, sustituir al cepillado de los dientes, pero sí puede ser útil en la rutina de higiene oral. "Como los limpiadores interdentales, el enjuague bucal tiene la ventaja de que es capaz de alcanzar zonas que no suelen ser accesibles para el cepillo de dientes", comenta la ADA en su página web y explica que, en general, hay dos tipos.
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Principalmente, los enjuagues bucales pueden ser cosméticos o terapéuticos. Los primeros son con los que más estamos familiarizados, "pueden controlar temporalmente el mal aliento y dejar un regusto agradable pero no tienen aplicación química ni biológica más allá de su beneficio momentáneo". Por el contrario, los terapéuticos son aquellos que tienen ingredientes activos "con la intención de ayudar a controlar o reducir condiciones como el mal aliento, la gingivitis, la placa y las caries dentales". Estos últimos suelen estar recomendados por médicos y dentistas.
Tres consejos
Entre los ingredientes activos que cita la ADA se encuentran la clorhexidina, algunos fluoruros y peróxidos, aceites esenciales y también el cloruro de cetilpiridinio. Todos ellos tienen funciones diferentes y pueden estar presentes en tratamientos para la alveolitis seca, el mal aliento, la placa y la gingivitis, el dolor tópico en la boca —que se trata con enjuagues que pueden contener anestésicos— y la sequedad de la boca que llega a ser patológica. En cualquier caso, estos productos pueden llegar a tu cuarto de baño por indicación de un especialista.
Existen algunas recomendaciones que podemos tener en cuenta, sin embargo, para elegir el mejor enjuague bucal del supermercado. El principal es que evitemos los enjuagues que contienen alcohol porque, aunque cuentan con un fuerte poder antiséptico, pueden provocar algunos inconvenientes. El alcohol puede secar la boca, y la falta de saliva se relaciona con un mayor riesgo de caries, también dolores, lesiones en la mucosa, úlceras e, incluso, gingivitis en personas sensibles.
La ADA va más allá y señala que los enjuagues con alcohol están en el punto de mira debido a que el consumo de esta sustancia se relaciona con el cáncer de cabeza y cuello. De todas formas, explica que todavía no se ha encontrado evidencia en la relación entre estos enjuagues y el cáncer. Lo que sí debemos buscar es un enjuague que contenga flúor, que previene las caries, y con un ph por encima de 5,5 e, idealmente, de siete.
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¿Cuándo lo tenemos que usar? La ADA explica que da igual si lo hacemos antes o después del cepillado, pero algunos fabricantes suelen indicar en el producto cuándo se debe usar. La Clínica Dental de Terrassa, por su parte, explica en este artículo de su blog que es mejor utilizar el enjuague bucal justo después de cepillar los dientes, pues el ph es más alcalino y los enjuagues contribuyen a su equilibrio.