El cáncer de mama es el más diagnosticado en el mundo —y en España, también—. Afortunadamente, no es el que más mata, una buena nueva que viene apoyada en los avances en investigación y, sobre todo, la detección precoz. Si bien, en el horizonte se vislumbra un hándicap que puede desandar lo ganado: cada vez hay más jóvenes afectadas por esta patología mientras que la recomendación general de cribado en nuestro país se sigue manteniendo entre los 50 y los 69 años.
"El consenso de la Unión Europea es que se deben hacer a partir de los 45", señala a EL ESPAÑOL Antonia Gimón, presidenta de la Federación Española de Cáncer de Mama (FECMA). El pasado 19 de octubre, con motivo del Día Mundial del Cáncer de Mama, la entidad lanzaba un manifiesto que reivindicaba la ampliación de los cribados poblacionales en nuestro país. Venía apoyado por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y los grupos cooperativos de investigación de cáncer de mama GEICAM y SOLTI.
Hasta hace poco, la Unión Europea recomendaba que la diana poblacional para el cribado del cáncer de mama se situara entre los 50 y los 69 años. Sin embargo, en septiembre de 2022, como parte del Plan Europeo de Lucha contra el Cáncer, el organismo instaba a ampliar el grupo destinatario a todas las mujeres de edades comprendidas entre los 45 y los 74 años. ¿El motivo? Como apunta Gimón, en los últimos años se ha visto un incremento de este tumor entre mujeres jóvenes, algo que sustentan dos importantes investigaciones sobre el tema.
En el otro lado de la balanza, están las mujeres más mayores, tendentes a ser olvidadas en esta realidad: "A partir de los 69 ya no se convocan a mujeres para los cribados, cuando todavía pueden tener posibilidades de tener cáncer", clama la experta. "Las mamografías se deberían ajustar a ese rango inferior de edad, al igual que replantear el rango superior, porque también hay mujeres más mayores que desarrollan la enfermedad", coincide Eva Ciruelos, coordinadora de la Unidad de Cáncer de Mama del Hospital 12 de Octubre y de HM Hospitales. "Esto es algo bastante grave y una cosa que tenemos que cambiar", insiste.
Diferencia sustancial
La urgencia en hacerlo radica en algo que la oncóloga explica: las posibilidades de supervivencia de estas pacientes que se quedan fuera de los cribados. Como reflejaba un estudio publicado en Annals of Surgical Oncology, realizado con más de 46.000 mujeres de entre 15 y 49 años, aunque las jóvenes representan un porcentaje minoritario de afectadas, se les suele diagnosticar cánceres más avanzados y con una biología tumoral más agresiva.
En base a lo expuesto, hay comunidades que ya han comenzado a ampliar sus cribados. Son pocas, pero haberlas haylas. Navarra, La Rioja, Castilla y León, Castilla-La Mancha y Comunidad Valenciana efectúan ya mamografías periódicas a partir de los 45 años. Mientras, Andalucía y Murcia lo hacen a partir de los 47 y han anunciado su pretensión de ampliar hasta dos años menos.
En el otro lado de la balanza, Castilla-La Mancha llega hasta los 70 años, al igual que Murcia. Andalucía sube a los 71 y Galicia es la única que eleva a los 74 años.
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Gimón celebra que haya lugares que hayan comenzado a acatar las recomendaciones de la UE, pero lamenta la inequidad que supone respecto a aquellas que no: "Nos gustaría que se llegase a un acuerdo vinculante en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud para que se pongan de acuerdo en todas las comunidades autónomas y que no haya unas que tengan una cosa y otras no".
Por debajo de esas edades, los expertos recalan que la autoexploración mamaria es la mejor vía de prevención. No por tema de recursos, el trasfondo que parece empañar la cuestión de la inequidad territorial, sino por motivos médicos. Así lo explica Ciruelos: "La mama joven es muy densa y la mamografía no tiene una sensibilidad suficiente en ella para detectar tumores por debajo de los 40".
Fomentar la autoexploración
No está de más recordar a todas las mujeres, que la recomendación de autoexploración es que se realice dos veces al mes, sobre todo después de la menstruación. En el caso de que se encuentre cualquier anomalía, el médico de Atención Primaria activa rápidamente el protocolo adecuado.
Sólo así se podrá cumplir el sueño de pacientes y expertos: curar o, al menos, cronificar el cáncer de mama. No vamos por mal camino. Según la última actualización de la Red Española de Registros de Cáncer (REDECAN), en 2020, la tasa de mortalidad de este tumor (en mujeres y por cada 100.000 habitantes), se situaba en un 22,8. En 2002, el primer año del que se ofrecen datos, se colocaba en un 29, lo que supone un descenso anual de un 1,4% en las muertes provocadas por este cáncer.
Los cribados, como demuestran los informes de Sanidad, han jugado un papel crucial. Actualmente, su cobertura alcanza al 89% de las destinatarias de nuestro país. Gimón anhela replicar los logros con jóvenes y mayores: "Vamos poquito a poco. Despacito, pero sin pausa".