Se trata de uno de los medicamentos más consumidos del mundo. El omeprazol forma parte de los llamados inhibidores de la bomba de protones, indicados para la úlcera el reflujo gastroesofágico, pero ha sido ampliamente (mal) usado como protector estomacal. Entre las consecuencias del abuso podría encontrarse la demencia.
La relación entre este tipo de medicamentos y la neurodegeneración lleva tiempo siendo sospechada. Sin embargo, todavía no hay pruebas concluyentes para asegurar una causalidad: no se ha descrito ningún posible mecanismo que explique la asociación. Sin embargo, un nuevo estudio aclara parte de ese vínculo entre duración del consumo y aumento del riesgo.
Publicado recientemente en la revista Neurology, evalúa el uso de este medicamento en un grupo de 5.712 participantes del que se hace un seguimiento desde mediados de los años 80.
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Liderado por Carin Northuis, de la Universidad de Minnesota, toma como línea de base para el análisis el periodo entre 2011 y 2013, tras el cual realiza un seguimiento medio de los pacientes de 5,5 años. Entonces, algunos pacientes llevaban hasta 20 años tomando omeprazol de forma diaria.
Una vez finalizado el seguimiento, reportaron 585 casos de demencia y observaron que era a partir de los 4,4 años de consumo previos a la línea de base cuando el riesgo aumentaba de forma significativa: entre un 33% y un 42%, ajustándolo por demografía, índice de masa corporal u otros factores de riesgo (hipertensión, diabetes, historial de ictus, etc.).
Aunque los autores apuntan que hacen falta más estudios para comprender la forma en que el uso prolongado de inhibidores de la bomba de protones puede afectar al desarrollo de demencia, afirman que el trabajo proporciona evidencia de "clase III" de que el uso —bajo prescripción— de estos fármacos por más de 4,4 años en adultos de 45 y más años se asocia con una mayor incidencia de demencia.
La causalidad necesita más
"Es la clase más baja de evidencia", valora David Pérez Martínez, jefe de Neurología del Hospital 12 de Octubre y portavoz de la Sociedad Española de Neurología. "Hay que coger esto con alfileres, aunque sí abre la puerta a estudiar esta posible relación".
Este tipo de estudios permiten ver correlaciones, pero esto no quiere decir que una sea causa directa de otra. Por ejemplo, en los ensayos clínicos aleatorizados (el nivel más alto de evidencia en medicina), se valora el efecto de una intervención teniendo controladas a priori todo tipo de factores que puedan confundir el resultado.
Pérez Martínez profundiza en esta cuestión. "La relación entre tabaco y cáncer de pulmón tiene una base causal porque tiene una explicación, se ha comprobado cómo el primero genera daños y mutaciones que pueden favorecer el desarrollo del cáncer".
En cambio, "si digo que quienes van a bares tienen más riesgo de cáncer de pulmón puedo estar confundiéndolo con el hecho de que allí se fumara más, o que la gente que va de bares tiende a consumir más tabaco, etc."
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La relación entre inhibidores de la bomba de protones y demencia lleva tiempo sospechándose, pero no son los únicos medicamentos bajo sospecha. "También se ha descrito la asociación con las benzodiacepinas o los fármacos anticolinérgicos, pero no se ha asegurado la existencia de causalidad directa".
Es posible que esta relación venga de que los pacientes comienzan a manifestar la demencia con trastornos de conducta, ansiedad o depresión, y por eso consuman más este tipo de fármacos.
Así, en el caso del omeprazol podría deberse a que las personas que más lo consumen tienen hábitos de vida u otros riesgos, que haya relación con las indicaciones que motivan la prescripción del fármaco o incluso infecciones por Helicobacter Pylori, que también se han asociado con mayor riesgo de demencia.
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¿Cómo se descartan otras posibilidades? "Habría que realizar análisis multivariante, pero son estudios muy costosos", apunta el neurólogo, que explica que no hay establecida aún una "plausibilidad biológica de base" que incite a estudiar más en profundidad este asunto.
El estudio de Neurology no es el único que ha indagado recientemente en la relación entre omeprazol y demencia. En junio se publicó otro en Gastroenterology, también basado en una cohorte de población (esta vez, unas 19.000 personas), realizaba un análisis de los datos obtenidos desde que se comenzó a enrolar personas en este grupo, 2010.
En esta ocasión se trata de personas de 65 años pero concluye que no hay relación significativa entre el consumo de los mal llamados protectores del estómago y la demencia.
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Hay que tener en cuenta que no son estudios directamente comparables, porque los métodos utilizados son distintos, la población y el tiempo de seguimiento también, etc.
Con todo, David Pérez explica que, siempre que se habla de riesgo, "no es algo ineludible". Consumir frecuentemente omeprazol no garantiza desarrollar demencia —aunque hay descritos una buena cantidad de riesgos para este fármaco, ya que se usa mucho— aunque pueda aumentar el riesgo.
Además, el neurólogo explica que "siempre hay que evitar el mal uso y el autoconsumo de medicamentos, independientemente de estudios como este". Si alguien toma omeprazol de forma prolongada "debe estar monitorizado por un médico que valore la indicación y sus alternativas".