"La ciudad de los zombies". Este es el título que ha utilizado el youtuber Zazza, conocido por visitar barrios marginales por todo el mundo, para su vídeo (que lleva casi cinco millones de reproducciones en sólo dos días) en el barrio de Kensington, en Philadelphia, uno de los puntos más afectados por el fentanilo en Estados Unidos. En este país más de 70.000 personas perdieron la vida por esta potente droga que se popularizó durante la última década.
El fentanilo, que es 100 veces más potente que la heroína, forma parte de la categoría de los opiáceos, un grupo amplio de medicamentos analgésicos que interactúa con los receptores de opioides de las células. Estos pueden tener un origen natural (como la morfina, a partir de amapola real) o sintetizarse en un laboratorio, como sucede con el fentanilo, que se fabrica a partir de la planta Papaver somniferum, también conocida como adormidera.
Cuando los opioides se distribuyen por la sangre y se unen a los receptores de opiodides en las neurones cerebrales, las células liberan señales que amortiguan la percepción del dolor e incrementan la sensación de placer. La toxicidad del fentanilo y su potencial adictivo son mayores, aunque tengan compuestos estupefacientes similares, que la morfina y la heroína. En comparación con esta última, resulta hasta 50 veces más potente.
Y es que, en realidad, se trata de un fármaco muy útil en la medicina. En 1960 el médico e investigador belga Paul Janssen lo sintetizó por primera vez. No fue hasta la década de los 70 y 80 cuando empezó a consumirse con otros fines. En los últimos años, el tráfico de este opiáceo sintético ha provocado que el fentanilo se convierta en una de las sustancias psicoactivas más consumidas en el mundo. Esto se debe, entre otros motivos, a que es más barato de fabricar y, en consecuencia, resulta más asequible para el consumidor, aumentando el riesgo de sobredosis.
Esta sustancia actúa sobre los receptores del cerebro, provocando efectos analgésicos y eufóricos, de ahí que su utilidad medicinal sea para tratar el dolor intenso, en especial en pacientes con cáncer o después de cirugías. La administración del fentanilo se puede realizar mediante pastillas, parches o inyecciones.
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El fentanilo puede producir aletargamiento, sedación, desentendimiento y una sensación de bienestar entre aquellas personas que la consuman de forma diaria. Los usuarios que la consumen llegan incluso a perder el control de su cuerpo, no pudiendo moverse del lugar durante la hora en la que están bajo el efecto de esta droga. Es por este motivo por el que se conoce popularmente como la 'droga zombie'.
Es cierto que en España el número de consumidores de fentanilo es bastante inferior al de EEUU. Aun así, el 15,8% de la población española de 15 a 64 años reconoció haber tomado analgésicos opioides con o sin receta en alguna ocasión, según la Encuesta sobre alcohol y otras drogas en España (EDADES) que publica anualmente el Ministerio de Sanidad.
En este sentido, el Senado de Estados Unidos aprobó la semana pasada varios artículos con los que atajar —al menos, de forma fiscal— la crisis de salud que ha provocado el fentanilo en este país, donde ya es la principal causa de muerte de los estadounidenses de entre 18 y 49 años.