Una mujer que ha regresado de un viaje a la República Centroafricana hace menos de un mes ha sido ingresada en el Hospital Universitario Donostia de Osakidteza, en San Sebastián, por lo que podría ser un posible caso de contagio del virus del ébola, según ha comunicado el Servicio Vasco de Salud. De confirmarse, sería el tercer caso de esta enfermedad tratado en nuestro país, casi diez años más tarde desde que se produjeran los dos primeros.
Esta afección se descubrió por primera vez en 1976, cerca del río Ébola, en la República Democrática del Congo. Desde entonces, se han presentado varios brotes pequeños en África. Sin embargo, el más grande de todos ellos fue el que tuvo lugar en 2014, en el que los países que resultaron más afectados por este brote fueron Guinea, Liberia y Sierra Leona.
Eso sí, este virus no se propaga tan fácilmente como las enfermedades más comunes como los resfriados, la gripe o el sarampión. No existe evidencia de que el virus que causa la enfermedad del Ébola se propague a través del aire o el agua. Los pacientes son contagiosos mientras el virus esté presente en la sangre y las secreciones. Así, una persona que tiene Ébola no puede propagar la enfermedad hasta que aparecen los síntomas.
Cuáles son los síntomas
El diagnóstico definitivo del virus de Ébola solo puede obtenerse mediante pruebas de laboratorio en la orina y en la saliva. Los exámenes más comunes, según explica la Organización Mundial de la Salud (OMS), son pruebas de inmunoadsorción enzimática (ELISA), detección de antígenos, seroneutralización, reacción en cadena de polimerasa con transcriptasa inversa y aislamiento del virus mediante cultivo celular.
Este virus se caracteriza por la aparición de fiebre alta, cansancio y dolores musculares, de cabeza y de garganta, seguidos de vómitos, diarrea, erupciones cutáneas y hemorragias externas e internas, según la OMS.
El tiempo transcurrido desde que una persona se infecta hasta que presenta síntomas suele ser de dos a 21 días. Después de recuperarse del virus, algunos pacientes pueden tener durante dos años o más síntomas como el cansancio, el dolor de cabeza o dolores musculares y articulares, entre otros.
El tratamiento consiste en líquidos orales o intravenosos y medicamentos. Sí que existe una vacuna eficaz para el Ebolavirus Zaire, que es el que aparece sobre todo en Guinea y la República Democrática del Congo. Aun así, se están investigando vacunas y tratamientos para otros tipos de virus del Ébola.
Como medida de prevención, los epidemiólogos recomiendan el lavado de manos, evitar el contacto con líquidos corporales de personas que puedan haber contraído el virus y no tocar los cadáveres de personas que hayan fallecido por esta enfermedad.
La letalidad del ébola
Aunque la enfermedad suele tener una letalidad alta, en el brote de Ébola que se produjo en 2014 la tasa se ubicó entre el 55% y 60%, siendo uno de los más letales. En anteriores brotes la letalidad ha oscilado entre el 25% y el 90%, dependiendo de las circunstancias y de la respuesta. De hecho, debido a su naturaleza letal, este virus es considerado como un arma biológica.
Actualmente, se considera que las personas en riesgo de contraer fiebre hemorrágica por virus del Ébola son aquellas que cuidan a los pacientes infectados, así como los trabajadores que se encuentran en contacto con primates infectados de origen africano. Pese al posible caso detectado en San Sebastián, el riesgo de que un viajero se infecte de ébola en África es muy remoto, siempre y cuando no haya estado en contacto con algún enfermo, como sucedió con el sacerdote Miguel Pajares.
En aquella ocasión, el epidemiólogo estadounidense David Heymann, uno de los miembros del equipo internacional que descubrió el virus del Ébola en 1976, aseguró a declaraciones a la Agencia EFE que no había riesgo de que ocurriera una epidemia en España tras el contagio de la auxiliar.