Lo califican de catástrofe y cada vez hay más debido al envejecimiento de la población. El 90% de las personas que sufre una fractura de cadera pierden su independencia funcional en algún aspecto de su vida. Sin embargo, no hay demasiada conciencia sobre su importancia, el tratamiento es muy distinto dependiendo del hospital y, lo más sorprendente, triplica la incidencia en mujeres pero es más mortal en los hombres.
Las fracturas de cadera no son la complicación más común de la osteoporosis pero sí la más grave. En España "hay alrededor de 50.000 al año, prácticamente todas en mayores de 65 años", explica la geriatra Patricia Condorhuamán.
A partir de los 70, su incidencia crece exponencialmente. Teniendo en cuenta que es el predictor de eventos adversos más potente en las personas mayores, la especialista, que coordina el grupo de fracturas de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, no duda en calificarlas de "evento catastrófico".
Un estudio publicado recientemente advierte de una aparente contradicción: las mujeres tienen más probabilidad de volver a romperse la cadera después de una primera fractura, pero el riesgo de muerte es mucho mayor en hombres.
Investigadores de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunidad Valenciana, Fisabio, liderados por Fran Llopis-Cardona, han analizado las trayectorias de 34.491 pacientes dados de alta tras ser hospitalizados por una fractura de este tipo en la Comunidad Valenciana entre 2008 y 2015.
En el trabajo, publicado en la revista BMC Medical Research Methodology, concluyen que la incidencia de refracturas en mujeres supera a de los hombres: a los 70 años es del 1,96% por el 1,85% en hombres; a los 90 años, del 2,8% frente al 2,45%.
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En cambio, el riesgo de muerte tras la primera fractura es mucho mayor en los hombres: 11,49% frente al 7,36% cuando los pacientes están en la séptima década de vida. Al pasar los 90 años, la diferencia se amplía: 40,34% frente al 26,73%.
Las diferencias en la gravedad no se circunscriben solamente al riesgo de muerte. Solo uno de cada tres hombres mayor de 80 años está libre de eventos adversos en los cinco años posteriores a la fractura, por más de la mitad de las mujeres.
Pese a lo llamativo de estas desemejanzas, Condorhuamán reconoce que no hay demasiados estudios que las expliquen. Lo más comúnmente aceptado es que "los varones ancianos tienen, en general, más enfermedades previas, que arrastran durante su vida, y de mayor severidad que las mujeres. Además, tienen un mayor deterioro funcional y cognitivo".
La osteoporosis se asocia principalmente al sexo femenino porque el descenso del nivel de estrógenos tras la menopausia provoca una caída mayor de la masa ósea y a mucha más velocidad que en los hombres, en los que la disminución de la testosterona ocurre de forma más progresiva.
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Esta fragilidad en los huesos es la causante del abrumador número de fracturas en las mujeres. Los hombres tendrían mayor resistencia y afectaría principalmente a aquellos con mayores problemas de salud. Esto haría que, en su caso, la lesión fuera aún más dañina de lo que es ya de por sí: se calcula que el 30% de los pacientes con fractura de cadera fallecerán en menos de un año.
No solo eso. "Las personas se vuelven dependientes de la noche a la mañana", explica la portavoz de la SEGG. "Necesitan ayudas para caminar, vestirse, ir al baño…" Solo a partir del tercer mes empieza a notarse la recuperación, pero 9 de cada 10 personas perderán la independencia en algún aspecto de su vida tras el accidente.
Intervención en las primeras 48 horas
El progresivo envejecimiento de la población mundial ha hecho que el problema se multiplique: si en 1990 se calculaban unos 1,7 millones de fracturas osteoporóticas, está previsto que para 2050 alcancen los 6,26 millones.
Desde el punto de vista económico, el coste de la atención es muy alto: la media de estancia hospitalaria es de unos 10 días, suele incluir una intervención quirúrgica y rehabilitación. "Solo en el primer año esto supone más de 11.500 euros". Un estudio de 2019 calculaba un gasto total para el sistema sanitario de 1.591 millones de euros al año y un total de 7.218 años de calidad de vida perdidos.
Lo peor, con todo, es que existen unos criterios claros de atención que mejoran significativamente la salud de los pacientes pero estos se siguen de forma desigual según el hospital y la comunidad. Si se opera en las primeras 48 horas hay menor mortalidad y se tienen muchas menos complicaciones. Este indicador de calidad ha mejorado mucho en los cinco años que lleva funcionando el Registro Nacional de Fractura de Cadera, pero todavía queda mucho por hacer: en el informe de 2021 solo el 51,9% de los pacientes habían sido intervenidos en los dos primeros días tras el ingreso.
Esa cifra indica una media, la realidad es que "hay hospitales apenas intervienen al 10% de los pacientes y otros al 91%", lamenta Condorhuamán. No solo eso, sino que el tratamiento anti-osteoporótico, vital para reducir el riesgo de una segunda fractura, "no se prescribe a ningún paciente en algunos hospitales".
Algo similar pasas con las unidades de rehabilitación. "Cataluña tiene muchísimas camas, cuatro veces más que Madrid", señala. "Pero hay lugares en los que no existe ninguna. La concienciación no ha llegado a todos los lugares por igual", lamenta.