Ni dos litros ni ocho vasos de agua al día. La ciencia se ha encargado a lo largo de este tiempo de desmontar mitos que existían —quién sabe por qué motivo— en el imaginario colectivo. Ahora bien, como suele decirse, no todo es blanco o negro. Que existan este tipo de estudios no significa que no debamos beber agua durante toda la jornada, ya que, por otro lado, también hay investigaciones que resaltan los beneficios que tiene este sencillo hábito.
Así, se han realizado estudios en los que se evidencia que un alto nivel de hidratación puede estar relacionado con un menor riesgo de desarrollar insuficiencia cardíaca. "Beber suficiente agua y mantenerse hidratado son formas de reducir los riesgos a largo plazo de enfermedades del corazón", señalaron los autores de la publicación. Sin embargo, esta no es la única ventaja que tiene para la salud el hecho de beber agua.
Una reciente investigación también ha vinculado el consumo de agua con una cuestión poco estudiada hasta la fecha, la función cognitiva. Para ello, un grupo de investigadores del CIBEROBN en la Unidad de Nutrición Humana de la Universidad Rovira i Virgili (URV) y el Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili (IISPV) ha analizado durante dos años de seguimiento a 2.000 adultos, de entre 55 y 75 años.
[Este es el sencillo hábito que evita la pérdida de memoria con la edad: muy popular en España]
Estos datos proceden, en realidad, del estudio PREDIMED-Plus, un ensayo clínico que evidenció que la dieta mediterránea es un patrón de alimentación útil en la prevención primaria de las enfermedades cardiovasculares en personas consideradas de alto riesgo. Como la cohorte contaba con información suficiente respecto a los participantes —esto es, análisis de sangre, frecuencia de ingesta de alimentos y bebidas, y una serie de pruebas neuropsicológicas—, los investigadores decidieron estudiar la relación que existe entre el nivel de hidratación y el deterioro cognitivo.
Cómo afecta la hidratación
La ingesta media diaria de agua de los participantes fue de 676 mililitros al día. Con estas cifras, el 80,2% de ellos cumplían los valores de referencia de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés). Aun así, la osmolaridad sérica reveló que el 56% de los individuos estaban fisiológicamente deshidratados.
La osmolaridad sérica indica la cantidad de sustancias químicas disueltas en el suero de la sangre. Resulta importante para este estudio, que se ha publicado en la revista BMC Med, puesto que si no se bebe suficiente agua, la concentración de sustancias químicas en la sangre aumenta. Por su parte, para estudiar la función cognitiva se utilizó una versión del cuestionario MMSE. Se trata de una prueba con la que se puede detectar el deterioro cognitivo del paciente.
Los resultados mostraron que las personas mayores con obesidad o síndrome metabólico con un bajo nivel hidratación presentaban con el tiempo un empeoramiento de la función cognitiva frente a las que estaban bien hidratadas. Así, las personas que se encontraban en la categoría más alta de ingesta de agua potable (de 1 a 1,5 litros) presentaron un aumento de 0,17 puntos en las pruebas neuropsicológicas, en comparación con aquellos que habían bebido menos de medio litro durante el día.
También se ha estudiado la ingesta total de líquidos —es decir, el agua potable que bebemos junto con la procedente de alimentos y otras bebidas— en relación con la función cognitiva. En esta ocasión, las diferencias no eran tan notables: los participantes en la categoría más alta de ingesta presentaron un aumento de 0,12 puntos en comparación con aquellos con la ingesta más baja de agua.
Además, hay que tener en cuenta que en esta variable las diferencias de litros por día entre las mayor y menor categoría eran superior a las de la ingesta diaria de agua potable.
Peores resultados en hombres
Los autores han señalado que la pérdida cognitiva de las personas peor hidratadas se observó especialmente en los hombres más que en las mujeres. Sin embargo, y aunque los resultados proporcionan mayor información sobre la relación potencial entre la ingesta de agua, el estado de hidratación y la salud cognitiva, los investigadores destacan la necesidad de realizar futuros estudios que estudien el impacto de consumir agua para el cerebro.
Y es que este es el primer estudio de cohorte que analiza la asociación entre la ingesta de agua, el estado de hidratación y el rendimiento cognitivo durante varios años. Aun así, no se trata de la primera publicación en la que se haya mencionado esta relación.
De los pocos estudios que se han realizado, los propios autores citan un análisis transversal de 2.506 adultos estadounidenses a los que se les evaluó el estado de hidratación y la ingesta de agua en relación con el rendimiento cognitivo durante tres años.
[El nuevo síntoma que 'anuncia' que podrías sufrir demencia dentro de unos años]
A diferencia de la investigación con sello español, los investigadores de este estudio mostraron que las mujeres con un buen nivel de hidratación tenían mejor atención y velocidad de procesamiento, a raíz de una prueba de sustitución de símbolos de dígitos (DSST, por sus siglas en inglés) que se les realizó, en comparación con aquellas que no tenían una hidratación adecuada. En el caso de los hombres no se compartía esta hipótesis.
De hecho, otro de los estudios realizados al respecto se centraba únicamente en mujeres posmenopáusicas, de 50 a 78 años de edad, y en las que también se asociaba la cantidad de agua total que tenían en el cuerpo con sus habilidades de memoria.