Aunque en muchas ocasiones la hipertensión arterial -o tensión arterial elevada- no tiene un claro origen aparente, muchos casos sí suelen ser secundarios a otras enfermedades. Así, la obesidad es una de las principales causas de hipertensión arterial secundaria.
Sin embargo, existe un tipo de hipertensión arterial genética, de muy difícil diagnóstico y control, que llevaba 60 años creando problemas a los expertos. Ahora, gracias a un estudio publicado en Nature Medicine a cargo de los médicos de la Universidad Queen Mary de Londres, el Hospital Barts y el Hospital de la Universidad de Cambridge, ya existiría una solución.
Para al menos 1 de cada 20 pacientes, la causa real de la hipertensión arterial son unos pequeños nódulos dispuestos en las glándulas suprarrenales. Como su nombre indica, estas pequeñas glándulas están situadas sobre ambos riñones y su función consiste en liberar diversos tipos de hormonas. El problema es que, si las secretan en exceso, pueden producirse enfermedades como la hipertensión arterial resistente.
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En la mayoría de los pacientes diagnosticados de hipertensión se desconoce la causa real, y el tratamiento farmacológico suele ser de por vida. Sin embargo, los investigadores del actual estudio descubrieron previamente que al menos en un 5-10% de los casos se podría determinar el problema congénito. Sería una mutación genética en sus glándulas suprarrenales, dando lugar a la producción de cantidades excesivas de aldosterona.
Esta hormona da lugar a una retención de sal en el organismo, y finalmente una elevación de la tensión arterial. Habitualmente los pacientes son resistentes a los tratamientos médicos, y también tienen un mayor riesgo de sufrir ataques cardíacos o ictus.
En este caso los investigadores habrían desarrollado un nuevo tipo de tomografía computerizada (TC) para iluminar los pequeños nódulos de las glándulas suprarrenales y curar la hipertensión mediante su extracción. Actualmente su detección solo es posible en un pequeño grupo de hospitales, y mediante el uso de un catéter, un método que no logra el éxito en muchas ocasiones.
Además, se ha visto que combinar esta nueva prueba junto con un análisis de orina específico lograría que los pacientes lleguen a dejar totalmente su tratamiento para la hipertensión.
Para llegar a estas conclusiones, se llevó a cabo un estudio con 128 personas diagnosticadas de hipertensión arterial secundaria a un exceso de aldosterona. Dos tercios de estos pacientes sufrirían un exceso de secreción de la hormona a raíz de un nódulo benigno dispuesto en una de las dos glándulas suprarrenales.
Gracias a la nueva prueba, donde se usa una dosis muy breve de metomidato, un colorante reactivo que solo se adhiere a los nódulos productores de aldosterona, se pudieron descubrir estos nódulos de forma rápida, indolora y técnicamente satisfactoria en todos los pacientes.
Hasta ahora, la prueba del catéter no podía predecir qué pacientes se curarían completamente de la hipertensión mediante la extirpación quirúrgica de la glándula. Sin embargo, la combinación de la nueva tomografía con un análisis de orina habría sido capaz de anticipar con éxito cuáles delos pacientes sí habrían logrado su curación total. En concreto, pronosticaron 18 de 24.
Según comenta el Dr. Morris Brown, profesor de hipertensión endocrina en la Universidad Queen Mary de Londres y coautor del estudio, "estos nódulos productores de aldosterona son muy pequeños y pasan desapercibidos fácilmente en una tomografía computerizada normal. Pero, cuando brillan unos segundos tras el contraste radioactivo, es posible descubrir la causa real de la hipertensión y curarla. Actualmente hasta el 99% de los pacientes nunca es diagnosticado dada la dificultad y falta de disponibilidad de estas pruebas en la mayoría de los hospitales", concluye.