Cada órgano tiene su función en el cuerpo, como si se tratase de las piezas de un puzle. En el caso de los riñones, se encargan de eliminar los desechos y el exceso de líquidos que se encuentran en el organismo. Cuando este proceso —que se conoce como filtración glomerular— falla, puede provocar insuficiencia renal crónica. Una enfermedad que afecta al 10% de la población adulta en España y a más del 20% de los mayores de 60 años, según el último Estudio Epidemiológico de la Insuficiencia Renal en España (EPIRCE).
La insuficiencia renal crónica ocurre en el momento en el que los riñones pierden de manera repentina su capacidad de filtrar los desechos de la sangre. Al no poder realizar la filtración, se acumulan niveles nocivos de deshechos que pueden llegar a desequilibrar la composición química de la sangre.
Se trata de una enfermedad que se desarrolla en muy poco tiempo. Por regla general, suele ser en menos de unos días. Sin embargo, la gravedad de esta patología dependerá del estado de salud del paciente. Así, si la persona no padece cualquier otra anomalía, puede llegar incluso a recuperar una función renal normal.
Aunque en aquellas personas hospitalizadas es posible que la situación no sea reversible. De hecho, la insuficiencia renal aguda puede ser fatal, por lo que requiere un tratamiento intensivo que trate de evitar la mayoría de los síntomas que se presentan en esta enfermedad.
Por qué en hombres
Hay enfermedades que, sin duda, afectan más a un género que a otro. Aunque al margen de las que se explican por cuestiones biológicas, también existen patologías que pudiendo presentarse en ambos géneros, aparecen más en hombres que en mujeres. Un claro ejemplo de este dimorfismo sexual es la insuficiencia renal, cuya recuperación es peor en machos que en hembras.
Un reciente estudio publicado en la revista Cell Reports ha planteado la posibilidad de que la NRF2 se aproveche terapéuticamente para inhibir esta enfermedad. Y es que esta proteína demuestra la resiliencia femenina contra la insuficiencia renal. De hecho, el último EPIRCE reflejaba una gran diferencia entre ambos géneros. Así, la insuficiencia renal crónica fue más frecuente en varones que en mujeres, con un 23,1% y un 7,3%, respectivamente.
[El asma afecta más a mujeres que a hombres]
Este dimorfismo sexual explica incluso por qué la Covid-19 ha acabado con la vida de más hombres que mujeres. Las hipótesis de los expertos apuntaban al hecho de fumar o incluso a que los hombres eran menos propensos a lavarse las manos, más allá de las cuestiones puramente biológicas. En el caso de la insuficiencia renal, no existe una causa que cuente con un amplio consenso científico. El expresidente de la Asociación Renal Europea (ERA, por sus siglas en inglés), Ziad Massy, reconocía al respecto que solo se podía especular acerca de las razones.
El último registro de la ERA 'coincidía' con los datos del EPIRCE, pues el 62% de los pacientes en los que se produjo un reemplazo renal eran hombres. Este tratamiento se aplica cuando la enfermedad se encuentra en la etapa terminal. Aun así, en el propio estudio se planteaba que los efectos dañinos de la testosterona pueden hacer que la función renal disminuya más rápidamente en los hombres que en las mujeres.
Síntomas tempranos
El diagnóstico de la insuficiencia renal aguda resulta complejo en determinadas ocasiones, pues puede que no provoque ninguna señal de alerta y que la única forma de detectar esta enfermedad sea a través de pruebas de laboratorio que se realicen por otros motivos. Aunque los médicos advierten que siempre se deben tener en cuenta los posibles síntomas de esta patología, entre los que se encuentra la disminución del volumen de orina excretado.
La retención de líquidos que provoca la insuficiencia renal también puede afectar a las piernas, los tobillos y los pies, donde es posible que se produzcan hinchazones. Otro de los síntomas es la falta de aire, que puede ir acompañada de desorientación y fatiga por parte del paciente.
Conforme la función renal disminuye, es posible que la persona se sienta cansada durante todo el día y tenga problemas para dormir durante la noche. El dolor no solo se localiza en las articulaciones, sino que también se puede encontrar en zonas cercanas al pecho.
[Estos son los errores comunes en las comidas que dañan gravemente los riñones]
Los síntomas de la insuficiencia renal comienzan tan lentamente que el paciente no los nota de inmediato. Aun así, deberá estar pendiente de los mismos, pues la insuficiencia renal aguda puede llegar a provocar convulsiones o incluso coma.
Factores de riesgo
Más allá del hecho de ser hombre, existen otras características por las que hay personas con un riesgo más elevado. Así, las enfermedades que reducen el flujo normal de circulación de la sangre hacia los riñones pueden producir insuficiencia renal. Pero no solo ocurre junto con otro cuadro médico, ya que la edad avanzada es uno de los factores de riesgo de la insuficiencia renal.
Aunque, sin duda, estar hospitalizado por una enfermedad grave que requiere de cuidados intensivos influye en gran medida. Por su parte, el estado de las arterias también es fundamental para evitar la aparición de esta patología. Es por este motivo por lo que una presión arterial alta aumenta el riesgo de insuficiencia renal aguda.
Además de la presión arterial alta, los pacientes con una enfermedad renal preexistente o diabates deben tomar analgésicos. Aunque tomar demasiada cantidad de estos medicamentos puede aumentar el riesgo de sufrir una lesión en los riñones.
Cada vez con más frecuencia el tratamiento de la enfermedad de los riñones se centra en llevar una dieta saludable y hacer ejercicio de manera habitual. Y es que los malos hábitos alimentarios, entendidos como cenar tarde, saltarse el desayuno mínimo tres veces a la semana o comer más rápido que la media deben ser considerados como un riesgo para la enfermedad renal crónica, como demuestra este estudio publicado en la revista Kidney International Reports.