Uno de los mayores retos a la hora de abordar el tratamiento del cáncer es la detección precoz. Muchos de los casos tienen una alta supervivencia si se diagnostican a tiempo, una cuestión que puede suceder con el cáncer de tiroides. Se trata de la principal causa de muerte de todos los tumores endocrinos. Como su propio nombre indica, este tumor se localiza en la glándula que se encuentra en la parte anterior del cuello, conocida como tiroides.
Su función es la de producir hormonas que intervienen en el metabolismo, por lo que necesita yodo para su correcto funcionamiento. Así, una dieta variada y rica en frutas y verduras suele incluir la cantidad necesaria de este mineral.
Los tipos de cáncer de tiroides se dividen según la célula de la tiroides en la que se origine el tumor. Por un lado, el cáncer de tiroides medular surge en las células C, mientras que en las células foliculares se forma el cáncer de tiroiodes papilar y el folicular, que es el tipo más frecuente en mujeres que padecen un tumor raro.
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Sin duda, la edad es el factor que más se debe tener en cuenta, pues a partir de los 50 años la curva de supervivencia desciende bruscamente en comparación con los pacientes por debajo de los 40, donde son pocos los que fallecen a consecuencia de este tumor.
Incidencia en alza
El cáncer de tiroides, que es el noveno tumor más frecuente en el mundo, afecta en España a unas 3.000 personas cada año. Según la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), ha aumentado su incidencia en los últimos años. Sin embargo, esto no significa que la mortalidad por esta causa haya ido a más.
De hecho, el número de fallecidos por cáncer de tiroides en España se ha reducido un 15% en los últimos años, según las cifras ofrecidas por la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC). El presidente de esta sociedad, Pablo Parente ha reconocido, en declaraciones a la revista El Médico Interactivo, que "la revisión inmediata por el otorrinolaringólogo de nódulos en la base del cuello y la realización de ecografías cervicales" han traído consigo un diagnóstico precoz que se traduce en un menor número de muertes.
La dificultad de este tumor se debe a que, por regla general, una persona sana no es capaz de sentir la tiroides a través de la piel. Así, la ecografía tiroidea es la principal prueba para detectar si el hallazgo de un nódulo en el tiroides es sinónimo de cáncer. En la mayoría de los casos son benignos, por lo que no corresponde a patalogía tumoral. También se suelen hacer análisis de sangre que miden las concentraciones de la hormona tiroidea y los anticuerpos antitiroideos para determinar si hay otros tipos de enfermedad tiroidea.
Síntomas de alarma
El síntoma más frecuente del cáncer de tiroides es la aparición de un bulto en la parte anterior del cuello, que puede ser visible o palpable. Sin embargo, se trata de un tumor en el que generalmente no se presentan síntomas que sean fáciles de reconocer.
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Además del dolor en el cuello, la dificultad para tragar también se considera uno de los signos más comunes. Una ronquera por afectación indirecta de las cuerdas vocales es otra de las señales de alarma que podemos encontrar en este tipo de tumores. Aunque la mayoría de los nódulos tiroideos son benignos.
Es por este motivo por el que la única manera de saber con todo pronóstico que se trata de un cáncer es analizando las células de la tiroides. Aunque todos estos síntomas se suelen presentar a medida que crece el tumor. De hecho, es posible que otras afecciones causen los mismos signos o síntomas.
Factores de riesgo
Antes de indicar los factores de riesgo, es importante tener en cuenta que los factores de riesgo no dejan de ser un aumento en la probabilidad de tener una enfermedad. Aun así, es cierto que el cáncer de tiroides se diagnostica más en mujeres que en hombres. La exposición a radiación dirigida a la cabeza y el cuello durante la lactancia puede provocar la aparición del tumor a los cinco años de haberse expuesto a la radiación.
Es un tumor que se 'hereda', pues tener antecendentes familiares de enfermedad tiroidea es considerado un factor importante de riesgo. Al igual sucede con los antecedentes de bocio, que se producen por el agrandamiento de la tiroides. En cuanto a la edad, resulta más preocupante para las personas de edades comprendidas entre los 25 y los 65 años.
Si tiene una mutación en el gen RET, esto significa que tiene una afección llamada neoplasia endocrina. Esto es, los genes de las células contienen la información hereditaria que pasa de padres a hijos y es posible que cierto cambio en el gen RET, que pasa de padres a hijos, cause el cáncer de tiroides medular. Existe una prueba genética que se usa para detectar el cambio en este gen.