El coronavirus ha frenado la tasa del crecimiento mundial. Entre 2020 y 2021, se ha registrado el ritmo de crecimiento más bajo de los últimos 70 años, según detalla el informe que acaba de publicar Naciones Unidas sobre perspectivas de población. Europa sale, además, señalada como la más afectada por este parón, aunque, como bien detalla el documento, no todo es culpa de la Covid-19. La baja fecundidad del Continente es otra de las causas.
Tal y como arrojan datos de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), la prevalencia de parejas con problemas reproductivos en el mundo occidental está entre un 15 y un 17%. Además, avisan de que el porcentaje ha ido aumentando en los últimos 20 años de forma significativa. El informe de la ONU advierte también sobre esta realidad y señala que se ha producido una reducción de más de la mitad en la fecundidad en las mujeres desde 1950.
Con estos datos sobre la mesa, se abre el horizonte para plantear una pregunta, la cual, a simple vista, parece sencilla, pero según los expertos consultados por EL ESPAÑOL entraña muchas respuestas: ¿son las mujeres menos fértiles ahora?
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"No", sentencia Juanjo Espinós, ginecólogo y presidente de la Sociedad Española de Fertilidad. No obstante, como bien dicta el refranero, no todo es blanco y negro. Las respuestas contundentes suelen venir acompañadas de grises y ésta no iba a ser menos. En este caso, los matices tienen que ver con dos conceptos que aclara el experto: fertilidad y fecundidad. "El primero es el me quedo o no me quedo embarazada. El segundo hace referencia a las probabilidades que tiene una mujer de quedarse embarazada", detalla.
Menos fecundidad
Es decir, si bien las mujeres no son ahora menos fértiles que antaño —no hay más tasas de esterilidad entre ellas— sí que podemos hablar de que existen menos probabilidades de que una mujer se quede embarazada, es decir, hay menos fecundidad.
"La fertilidad es la misma hoy en día que hace 30 años, sólo que ahora las mujeres acceden a la maternidad mucho más tarde que antes", detalla Koldo Carbonero, presidente de la sección de Infertilidad de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) y jefe del servicio de Ginecología del Hospital Quirónsalud de San Sebastián.
El ginecólogo acaba de poner sobre la mesa el principal enemigo de la mujer a la hora de quedarse embarazada, la edad. "A partir de los 30 años, la fecundidad baja y a los 35 se produce un punto de inflexión que cae en picado, no sólo porque la mujer pierda óvulos, sino porque los que hay ya no se reponen, con lo que sus células envejecen", aclara Carbonero.
Según los últimos datos del INE, la edad media de partos en mujeres españolas es de 33 años. La cifra va acorde con la alta esperanza de vida de la que gozamos actualmente en España; para ambos sexos, 83 años, dato que contrasta con los 62 de 1950.
"El caso es que hemos evolucionado mucho y hoy en día hay gente que con 40 años está estupenda, pero los ovarios tienen su caducidad", razona Espinós. "Por una cuestión de supervivencia, antes las mujeres no podían quedarse embarazadas a los 45".
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Queda claro, años y fecundidad no casan bien. Sin embargo, ¿son los únicos responsables de las complicaciones a la hora de quedarse embarazada? Últimamente, sobre todo por redes sociales, se ha venido observando una tendencia a relacionar el estilo de vida y la fecundidad de una mujer. No obstante, como bien advierte Espinós, hay que tener mucho cuidado con lo que se lee.
El factor dieta
El presidente de la SEF aclara que, en cierta medida, factores como la dieta, el tabaco, el alcohol y los contaminantes ambientales pueden reducir la probabilidad de embarazo. "Sin embargo, nos guste o no nos guste, la edad es el principal problema que tenemos", sentencia. De la misma opinión es Koldo Carbonero: "La dieta no es un factor de gran importancia en la fertilidad femenina".
Sus palabras cuadran con la literatura que hay sobre el tema. Por ejemplo, una revisión sobre dieta y fertilidad humana publicada en la American Journal of Obstetrics & Gynecology desmitifica que la vitamina D o la utilización de suplementos antioxidantes sean buenas para ayudar con la causa. También desterraba el tópico de que la cafeína pueda interferir en la capacidad de una mujer para quedarse embarazada.
No obstante, el documento sí que apunta que la adherencia a dietas saludables que favorezcan el marisco, las aves, los cereales integrales, las frutas y las verduras se relaciona con una mejor fecundidad en mujeres y una mejor calidad del semen en los hombres. Muy importante esto último: mejor calidad del semen en los hombres. Como revela Carbonero, la dieta tiene más importancia en la fertilidad masculina.
Este asunto merece atención. Informes de la SEGO advierten que la calidad seminal ha ido bajando, algo que se puede ver con los parámetros de normalidad del seminograma de la OMS. Mientras que, en 1999, la concentración de espermatozoides era de 20 millones por mL, en los últimos informes publicados (2010), la muestra se considera normal si contiene al menos 15 millones por mL.
"La calidad del semen del varón sí que se ha visto afectada por una serie de factores medioambientales, como los disruptores endocrinos hormonales", detalla Carbonero. Estos son químicos capaces de alterar a las hormonas y, por lo tanto, capaces de afectar a la salud.
Su lista es larga. Se han detectado más de un millar de químicos con capacidad disruptora y pueden encontrarse en objetos de nuestro día a día, desde muebles, plásticos, tuppers, etc. "Por esto, evitarlos es dificilísimo", lamenta Carbonero, que además apunta a la capacidad de estos tóxicos de perjudicar al feto: "Por la placenta, pasan al feto y pueden ya influir en el desarrollo de la función testicular". Sin embargo, como ha comentado el experto, no exponerse a ellos es casi un milagro.
Calidad seminal
Un estudio reciente elaborado por profesionales de Reino Unido también se centraba en la importancia de la calidad seminal a la hora de concebir un hijo, aunque en este caso ponían el foco en la edad. Según explicaba Geeta Nargund, ginecóloga y una de las cuatro autoras de la investigación, en declaraciones a The Guardian, "la edad paterna es más importante de lo que se pensaba anteriormente".
"En las últimas décadas, lo que ha habido es un descenso de la calidad seminal condicionado por factores mediombientales, pero desde el punto de vista de la edad afecta más tarde. En el hombre la fertilidad comienza a notar la edad a partir de los 50 años. Es raro que antes haya un descenso significativo sin que exista algún problema específico", opina al respecto Juanjo Espinós.
Para las mujeres, desgraciadamente, la naturaleza juega mucho antes en su contra. Para intentar evitarlo, Carbonero explica que es conveniente que pidan a sus ginecolólogos una ecografía y una analítica, para comprobar su reserva ovárica, y que se planteen procesos como la vitrificación, que, grosso modo, es la congelación de óvulos.
Esta solución es el parche para tapar el mayor problema por el que las mujeres retrasan la concepción, las condiciones sociales. "Para solucionarlo, habría que cambiar la sociedad, con medidas que fomentaran los embarazos en edades jóvenes, como están haciendo ya los países nórdicos", apunta el presidente de la SEF.
En aras de que un cambio tan profundo exige de muchos esfuerzos, queda la opción B que comentaba Carbonero, las técnicas de reproducción asistida. "El problema es que se va introduciendo cada vez más en la gente el mensaje de que esté tranquila, que existen estas técnicas, pero yo pienso que ese no es el camino. No vamos a solucionar artificialmente lo que se puede realizar naturalmente. Es un recurso que está ahí, intentamos que cada día sea mejor, pero no es la solución", lamenta Espinós.