Un equipo médico estadounidense ha logrado reconstruir una oreja humana usando el propio tejido de la paciente para crear un bioimplante con tecnología de impresión 3D. Esta "intervención pionera", como la definen, puede usarse para tratar a la personas que sufren problemas congénitos raros.
La cirugía fue realizada como parte de un ensayo clínico en primera fase para determinar la eficacia y seguridad del bioimplante para personas que sufren de microtia. Con esta enfermedad, el oído externo no se desarrolla por completo durante el primer trimestre del embarazo.
El nuevo bioimplante recibe el nombre de AuriNovo, y ha sido desarrollado por la empresa 3DBio Therapeutics. La operación para implantarlo fue realizada por el Dr. Arturo Bonilla, fundador y director del Instituto para la Deformidad de Oreja por Microtia Congénita de San Antonio, Texas.
"Como médico que ha tratado a miles de niños con microtia de todo el país y del mundo, me resulta inspirador lo que esta tecnología puede suponer para los pacientes y sus familias", declara Bonilla en un comunicado.
Según el especialista, estos implantes podrían llegar a reemplazar a los tratamientos actuales para la enfermedad, que consisten en extirpar cartílago de las costillas del paciente para reconstruir la oreja. Alternativamente, se están empleando materiales sintéticos, como el polietileno lineal poroso de alta densidad.
"El implante AuriNovo requiere una cirugía mucho menos invasiva que la que implica usar cartílago de las costillas para la reconstrucción. Del mismo modo, esperamos que el resultado final sea más flexible que con el polietileno", valora Bonilla.
El procedimiento comienza por un escáner en 3D de la oreja opuesta y conformada del paciente para crear un modelo. A continuación se extrae una muestra de las células del cartílago, y se cultivan hasta que alacanzan una cantidad suficiente.
A continuación, las células se mezclan con una biotinta basada en el colágeno, y se le da forma de oreja en un molde de impresión 3D biodegradable. Ofrece soporte al cultivo en sus primeras fases, y termina siendo absorbido por el órgano cultivado.
Con el tiempo, el órgano implantado madura y termina teniendo el aspecto y la consistencia, incluida la flexibilidad, de una oreja natural. El siguiente paso incluirá una nueva fase con 11 pacientes reclutados en California y Texas.
Según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de EEUU, la microtia tiene una incidencia de un caso por entre 10.000 bebés. Sin embargo, es más frecuente en algunas comunidades, como las hispanas, asiáticas, polinesias y entre los nativos americanos, en donde ocurre en hasta 1 de cada 2.000 nacimientos.
Otros factores de riesgo detectados son la diabetes en la madre gestante, así como una dieta materna con carencias en ácido fólico y carbohidratos de calidad. Además, la microtia tiende a darse con mayor frecuencia en niños que en niñas.
Si no hay comorbilidades, el pronóstico para un niño con microtia es generalmente bueno, permitiéndoles vivir vidas normales y con salud. Sin embargo, al tratarse de una enfermedad desfigurante, la reconstrucción se realiza para evitar el rechazo social que puede causar problemas de autoestima, inseguridad y obstáculos a la hora de lograr sus objetivos académicos y profesionales.