La población española, y en particular la cultura mediterránea, siempre ha estado caracterizada por el buen humor, el cariño y la cercanía corporal. Pero si algo ha puesto en común la pandemia en todo el mundo es el uso de la mascarilla y el distanciamiento social como barrera para paralizar su transmisión.
Estas medidas han supuesto cambios tanto positivos como negativos en el comportamiento de los individuos, así como en su manera de pensar y sentir. El profesor de Sociología de la Cultura y de las Artes de la Universidad de Alicante, Juan Antonio Roche, piensa que ha crecido el sentimiento de individualismo, la tendencia a actuar por el bien propio, sin tener en cuenta la opinión de los demás.
Además, se han visto favorecidos la creación de corrientes negacionistas sobre la Covid, difusores de fakes new y el incremento en los casos de violencia de género.
Dos caras
Pero la pandemia también ha destacado otros aspectos positivos de la sociedad. El crecimiento de la solidaridad o el deseo de empatizar con los sectores más vulnerables de la población son algunos ejemplos de buenas prácticas.
“Los hijos de personas mayores se han alejado de ellos para proteger a sus padres de la enfermedad porque los quieren”, añade Juan Antonio Roche. Otro ejemplo afable ha sido la mejora en las relaciones entre convivientes de una misma familia; padres y madres que han invertido tiempo de calidad en sus hijos.
Lo que está claro es que el virus ha sacado la mejor y la peor versión del ser humano. Pero, Roche piensa que los cambios ocurridos en el comportamiento de la sociedad no serán estructurales. Es decir, que no se mantendrán estables en el tiempo. “Cuando esto vuelva a la normalidad, lo que nos encontraremos es una especie consumista con un deseo intensificado por salir a la calle”.
Falta resiliencia
En la Guerra Civil Española la gente estuvo tres años en guerra. Las personas que vivieron aquella época vieron morir a sus padres, hijos y amigos. Además, de sobrevivir al hambre, la posguerra y la destrucción completa del país. “Nosotros llevamos desde 2019, con una situación sensiblemente menos dramática y en nuestras casas, con la comida garantizada”. Claro está que durante la pandemia algunos han corrido mejor suerte que otros.
Desde 1945, las sociedades occidentales han tenido un crecimiento sostenido. Lo que algunos autores como Serge Latouche han calificado como sociedad de la abundancia. “En general, tenemos menos tolerancia al sufrimiento que las generaciones pasadas, y la pandemia nos ha pillado a todos por sorpresa”.
Juan Roche piensa que cuando todo vuelva a la normalidad, los españoles volverán a ser como antes. “Somos seres afectivos y necesitamos estar en la calle. La cercanía, el cariño y los abrazos forman parte de nuestra identidad colectiva. Alicante es un pueblo festivo, y necesita sus Fogueres.