Un macroestudio europeo ha dibujado el perfil de la depresión en el continente, con grandes diferencias entre unos países y otros. Sin embargo, hay factores que se repiten independientemente del estado. Algunos de ellos son difíciles de cambiar; sin embargo, otros son hábitos que dan pistas sobre cómo prevenir uno de los mayores problemas de salud mental de las sociedades desarrolladas.
Más de 250.000 personas fueron entrevistadas entre 2013 y 2015 a lo largo y ancho de Europa. Debían de contestar un cuestionario de ocho preguntas relacionadas con el trastorno depresivo. Los resultados revelaron que una de cada diez personas en Islandia sufre depresión, mientras que en la República Checa algo más de dos personas de cada 100 la padecen.
Por desgracia, la falta de disponibilidad de datos en España sobre ciertas variables manejadas en el cuestionario ha sacado a nuestro país (junto a Bélgica y Países Bajos) del listado. Según la Organización Mundial de la Salud, sin embargo, España es el cuarto país europeo con más casos de depresión, tras Alemania, Italia y Francia.
Más allá de las diferencias entre países, los investigadores, comandados por Jordi Alonso, del Centro de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública (Ciberesp), han descrito la relación entre varios hábitos y la depresión, dando pistas sobre el estilo de vida que llevan las personas más sanas mentalmente.
Vivir en áreas poco pobladas
Vivir en grandes ciudades no es algo que beneficie precisamente la salud mental. Las ciudades medianas y pequeñas ayudan algo, pero son las zonas menos pobladas las que parecen mejorar nuestras emociones. La depresión está más presente en las áreas densamente pobladas: casi un 7% de los europeos que viven en las mismas padecen este trastorno.
Las áreas con una densidad de población intermedia tienen una prevalencia de la depresión del 6,16%. Algo menor es la presencia del trastorno en las áreas poco pobladas: 5,94%, es decir, una persona de cada 100 menos que en las grandes ciudades.
Ni demasiado delgado, ni demasiado gordo
La delgadez no garantiza la felicidad. Un cuerpo de modelo (pongamos, 1,80 metros y 60 kilos de peso) no es precisamente característico de las personas sanas mentalmente. Es más, tener cierto sobrepeso no afecta demasiado a la presencia de trastornos depresivos: punto a favor para los fofisanos. Aunque las personas con un índice de masa corporal considerado normal (entre 18,5 y 24,9) son las que menos padecen esta condición (el 5,49%), aquellas que están algo por encima (entre 25 y 29,9) tampoco notan demasiado la diferencia (5,73%).
En cambio, los extremos manejan cifras parecidas y la frecuencia de la depresión casi dobla los porcentajes anteriores. En el grupo de población con índice de masa corporal menor a 18,5, esta es del 9,90%, solo ligeramente por debajo de aquellas personas que superan el índice de 30: el 10,10% de las mismas sufre este trastorno.
Consumir a diario frutas y verduras
Si con los datos anteriores usted ha pensado que puede relajar hasta cierto punto sus hábitos alimenticios, es mejor que no lo haga. Hay una fuerte diferencia en la presencia de síntomas depresivos entre las personas que consumen muchas frutas y vegetales a la semana y aquellas que no suelen hacerlo.
Un consumo diario de fruta y verdura se asoció con la menor cifra de trastorno depresivo, el 5,60%. La cifra sube algo más de medio punto en aquellas que lo hacen entre cuatro y seis veces por semana.
En cambio, la presencia de la depresión entre las personas que nunca o casi nunca consumen estos alimentos es mucho más alta: del 15,34%. También hay una diferencia notable con aquellas personas que lo hacen ocasionalmente (entre una y tres veces a la semana): el 9,06% de las mismas sufre estos síntomas.
El tabaco, fuera
Fumar perjudica seriamente la salud, es algo que todos tenemos grabado en la mente, incluso aquellos que consumen una cajetilla con la facilidad con que se atan los cordones de los zapatos. Lo que quizá no se sepa tanto es que el tabaco también deteriora la salud mental.
La frecuencia de la depresión entre los que fuman a diario es del 8,31% según lo datos extraídos de esta encuesta. En el fumador ocasional se reduce al 6,18%, mientras que las personas no fumadoras son las más felices: solo el 5,91% de las mismas afirma padecer este trastorno.
Hacer ejercicio, pero sin pasarse
Ser físicamente activo está relacionado con una mejora de la salud mental, pero tampoco hay que obsesionarse: se puede descansar en los fines de semana. Y es que la prevalencia de la depresión disminuye a medida que salimos más a hacer ejercicio, pero aumenta a partir de los seis días por semana.
Eso sí, lo más importante de todo es estar activo físicamente, aunque solo salga a correr los domingos. La frecuencia de la depresión en aquellas personas que no hacen ejercicio nunca es del 7,96%. En el resto de los casos, apenas supera el 5% como mucho.
Edad e ingresos económicos
Más allá de los hábitos y el estilo de vida, hay otros factores que están fuertemente relacionados con la presencia o ausencia de trastornos depresivos. Por ejemplo, es más frecuente en mujeres (7,74%) que en hombres (4,89%). Las personas mayores de 75 años son el grupo de edad con mayor proporción de personas deprimidas: el 11,59%, seguidos de aquellas entre los 45 y los 59 años (7,10%).
Además, la asociación entre salario y depresión es más que notable: si una de cada diez personas con bajos ingresos mensuales sufre este trastorno, solo tres de cada 100 lo hacen entre los que más ganan. Con el nivel educativo pasa algo parecido: la depresión está presente en el 4,13% de las personas con nivel universitario por el 11,48% de aquellas solo con estudios primarios.
Pero, sin duda, el factor determinante para tener una buena salud mental según este estudio, que ha sido publicado en la revista médica The Lancet, es la salud física. El 11,80% de las personas con una enfermedad de larga duración padecen depresión, por solo el 2,35% de las que no.
Más de una de cada tres personas que tienen muy limitada su capacidad para realizar actividades generales sufre este problema, por un 10,97% de las limitadas de forma leve o moderada y el 2,70% de las no limitadas.